Toda la actualidad del Departamento de Ingeniería Química de la UAL – ISSN: 2695-530X

Fotografía: Universidad de Almería
Investigación

CORAZÓN TÉCNICO

CONOCIENDO A JUAN Y GREGORIO

En el ajetreado ecosistema de nuestro departamento de Ingeniería Química, hay dos nombres
que siempre resuenan: Juan y Gregorio.

¿Quién no los ha invocado en un momento de apuro? «¡Juan! ¿Cómo arreglo esto?» o «¡Gregorio!
¿Puedes mirar este equipo? ¡Se trabó la puerta otra vez!» Son ellos quienes, con paciencia y maestría, se aseguran de que todo funcione como debe, desde los equipos hasta los reactivos.
Gregorio Gutiérrez Gomiz me recibe con una sonrisa nerviosa y amable, tomándose un momento
de su ajetreado día para atenderme con gentileza.

-Cuéntanos un poco sobre tu formación y cómo llegaste a este puesto.
-Soy de Vélez Rubio. Allí estudié FP (Título Técnico especialista en instalaciones y líneas eléctricas), estuve trabajando un tiempo. Llegué al departamento después de formarme en unos cursos específicos que se impartieron en la Universidad.

-¿Era tu sueño trabajar con nosotros?
(Se ríe, meneando un poco la cabeza).-No, Mi sueño original era trabajar en jardinería y de hecho trabajé bastante tiempo, hasta que pude entrar en la Universidad, primero de jardines y después en conserjería pero decidí probar con esto y ahora estoy encantado con mi elección. Aquí se aprende mucho; hay que saber un poco de química, un poco de materiales y mucho de bricolaje.

-Entonces ahora estás a gusto
Me siento muy a gusto aquí, y quiero expresar mi profundo agradecimiento a Juan, quien me ayudó muchísimo cuando entré. Aquí no hay jerarquías, trabajamos en equipo. Me gustaría mantener este ambiente positivo cuando a mí me toque formar a otra persona.

-¿Y cómo es tu día a día en el departamento?
-Todos los días, al llegar a la universidad, preparamos o retiramos según el momento. Priorizar la docencia es fundamental, pero también tengo mucho trabajo de apoyo a la investigación. Es demasiada carga para solo dos personas, y aunque el departamento reconoce la necesidad de una persona más, no se contrata a nadie por razones presupuestarias.

-¿Cómo te ves de aquí a 10 años?
Bueno, de aquí a 10 años, hay que pensar que Juan se jubilará. Me veo solo en el taller, y va a tener
que entrar otra persona. Quiero que se siga manteniendo este buen ambiente. Tendré que ayudar
a la formación de ese técnico, igual que Juan me ayudó a mí cuando entré.

-¿Piensas que será un técnico?
Bueno, no sé… En los últimos años he notado cómo cada vez más chicas se muestran muy interesadas por esta parte del trabajo que tradicionalmente realizaban más los chicos. He notado un cambio; las chicas se sienten más libres de disfrutar de tareas de construcción, (y señala indicando coincidentemente a una estudiante que entra con Juan Torres, también técnico). Ella por ejemplo, es una estudiante en prácticas.

Juan aprovecha a acotar espontáneamente:
-Sí, pero esta no es la solución, porque formar a estos chicos y chicas al principio nos requiere un esfuerzo adicional. Y cuando este esfuerzo nos está dando sus frutos y empezamos a sentir que podemos contar plenamente con su ayuda, acaba su periodo de formación y es una vuelta a empezar.

– Juan, Cuéntanos un poco sobre tu formación y cómo llegaste a este puesto.
– Estudié Biología en Granada, pero aterricé aquí en Almería, a finales del siglo pasado, recién casado y siguiendo a mi mujer, que había aprobado unas oposiciones de administrativo en la UAL. Algunos días la acompañaba a su puesto de trabajo, el Vicerrectorado de Investigación, donde gestionaba los Grupos y proyectos de investigación. En muchos de estos proyectos aparecía la palabra “Microalgas”, y recuerdo que me decía: “Esto te tiene que gustar”. Una forma de llegar a formar parte de la plantilla de la UAL eran unas oposiciones para entrar en la bolsa de personal de limpieza. Ella me animó a presentarme, y tuve la fortuna de aprobar. La mayoría de los que entramos éramos titulados universitarios y en poco tiempo fuimos ocupando otros puestos. A mí me atraían los laboratorios y terminé en Ingeniería Química, en el 2002.

Corazón Técnico: Conociendo a Juan y Gregorio.
Juan y Gregorio construyendo biorreactores
para cultivar microalgas


-¿Cómo es tu día a día en el laboratorio?

Mi trabajo habitual tiene una parte de rutinario, el montaje y desmontaje de las prácticas programadas. Esta monotonía se rompe cuando se diseña alguna práctica nueva y hay que ponerla a punto. Aquí, mano a mano con el profesor o profesora de turno, experimentamos y disfrutamos a lo grande. También colaboramos bastante con la investigación construyendo reactores de distintos tipos o dispositivos de lo más extravagante. Muchas veces parecemos más fontaneros que técnicos de laboratorio. El problema es que no tenemos todo el tiempo necesario para llevar a cabo todos esos trabajos, y siempre tenemos una cola de tareas pendientes


-Además del trabajo de las prácticas, formar nuevos técnicos, apoyar en la investigación, soy
testigo de que decoráis las instalaciones con adornos artesanos en navidad, preparas
bizcochos de microalgas para compartir, y haces mil tareas de reciclaje innovadoras. ¿Cómo lo
haces?

Tenemos que dar prioridad a la Docencia, las prácticas lo primero, no sólo montar y desmontar,
sino estar pendiente también de los pedidos a los proveedores para tener siempre el material
necesario a nuestra disposición. Después, si queda tiempo, hacer los trabajos que nos encargan
de investigación.


-Y tú has tenido oportunidad de cambiar de destino, pero nunca nos has dejado. ¿Qué te motiva a seguir trabajando aquí?

En mi día a día, priorizo la docencia, después vienen las tareas relacionadas con la investigación. Por poner ejemplos concretos, como sugerencia de algún investigador, en estos días estoy colaborando en la obtención de floculantes naturales a partir de semillas de algarroba. Y si a pesar de todo tengo algún huequito, lo dedico a recuperar algún cacharro antiguo del departamento ya descatalogado, e ir formando una especie de museo, que de momento está en el hueco de la escalera, pero que va creciendo poco a poco.

A veces he estado tentado. Este departamento tiene una cosa, y es que es muy demandante, tenemos muchísimo trabajo y se sabe a voces que es necesaria una persona más que trabaje aquí, pero la Universidad no tiene presupuesto para contratarla. A pesar de todo me siento a gusto con mis compañeros. Si no me he ido es porque me siento querido (su voz se quiebra al pensar cuánto
lo apreciamos).

– Eso quiere decir que lo sabes, sabes cuánto se os aprecia, ya no sólo el profesorado sinotambién los alumnos
– A lo largo de los más de 20 años que llevo en el Dpto. he sido invitado a varias despedidas por jubilación, y también he sido testigo del recorrido de otros miembros del Departamento, desde que entraron como estudiantes, hasta que han ganado su plaza de titular. Eso hace que sean algo más que compañeros de trabajo, que sean como de la familia. ¡Ah!, y algo muy importante. He de destacar el gran acierto que tuvo el Dpto. con el fichaje del último técnico de laboratorio. Es muy fácil que siete horas diarias trabajando con él se pasen volando, siempre con su gran sentido del humor y sus ideas fulgurantes, que hacen sencillos trabajos a priori complejos. No hay ordenador ni aparato eléctrico que se le resista.

– Los alumnos comentan a veces que no saben qué harían sin nosotros. El curso pasado nos invitaron a figurar en su orla, dijeron que éramos parte importante de sus años en la universidad, y nos hizo mucha ilusión. También nos invitaron a la imposición de becas, fue muy bonito aunque lamentablemente no pude asistir. Y los profesores nos lo dicen continuamente.

-¿En qué priorizas tu tiempo durante el día?
En mi día a día, priorizo la docencia, después vienen las tareas relacionadas con la investigación. Por poner ejemplos concretos, como sugerencia de algún investigador, en estos días estoy colaborando en la obtención de floculantes naturales a partir de semillas de algarroba. Y si a pesar de todo tengo algún huequito, lo dedico a recuperar algún cacharro antiguo del departamento ya descatalogado, e ir formando una especie de museo, que de momento está en el hueco de la escalera, pero que va creciendo poco a poco.

Juan Torres Castañeda
Juan Torres Castañeda

Esto se debe a que hace ya bastantes años hice un curso de “Restauración del patrimonio industrial y
científico”, que me permitió trabajar en el Parque de las Ciencias de Granada, en sus inicios, como restaurador.
Desde entonces tengo una especial atracción por los artilugios viejos.

-¿Cómo te ves de aquí a 10 años?
-Cuando llegue mi momento de jubilarme, dentro de unos 6 años, si no cambian las leyes, me jubilaré. Creo que debo dejar espacio a la gente joven que viene con ganas, ilusión e ideas nuevas.
Con esta conversación, queda claro que Juan y Gregorio son mucho más que técnicos en nuestro Departamento de Ingeniería Química.


Su dedicación, experiencia y la empatía con la que abordan su trabajo los convierte en pilares fundamentales de nuestra comunidad.

A través de sus palabras, hemos podido vislumbrar las complejidades y satisfacciones de su día a día, así como los desafíos que enfrentan con una sonrisa y una actitud positiva.

Ambos han compartido no solo su trayectoria profesional, sino también sus sueños, inquietudes y esperanzas para el futuro. En cada práctica montada, cada equipo reparado y cada detalle cuidado, se
refleja la pasión y el compromiso que sienten por su labor.

Agradecemos a Juan y Gregorio por abrirnos las puertas de su mundo y permitirnos conocer mejor la invaluable contribución que hacen a nuestro Departamento de Ingeniería Química.

¡Gracias por todo lo que hacen y por ser un ejemplo de dedicación y humanidad!

Sobre la autora:

Entrevistadora: Tania Mazzuca Sobczuk
Profesora del Departamento de Ingeniería Química




Tania Mazzuca Sobczuk
Profesora del Departamento de Ingeniería Química