Toda la actualidad del Departamento de Ingeniería Química de la UAL – ISSN: 2695-530X

Divulgación científica

APLICACIONES DE LAS MICROALGAS

¿PUEDEN LAS MICROALGAS AYUDAR A COMBATIR EL HAMBRE EN ZONAS ÁRIDAS?

El artículo titulado “Leveraging Microalgae to Achieve Zero Hunger: Enhancing Livestock Feed
for Nutritional Security”
publicado en la revista Biomass MPDI explora cómo las microalgas
pueden contribuir a la seguridad alimentaria mediante su inclusión en la alimentación animal.

La conveniencia de cultivar microalgas radica en que, por medio de la fotosíntesis, producen en
proteínas, ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas y minerales. Esto las convierte en un ingrediente de especial interés para la nutrición humana y animal.

Para cultivarlas, se pueden utilizar aguas y tierra que no podrían utilizarse para la producción de
alimentos de consumo humano, lo cual implica la posibilidad de generar más alimento con menos
espacio. Además, para su cultivo, pueden llegar a utilizarse recursos que se consideran desechos
como aguas residuales, salmueras…

Utilizar microalgas en la dieta de animales de producción como aves, cerdos y rumiantes (como vacas, cabras y ovejas), ha demostrado mejorar el crecimiento de los animales (haciéndolos crecer más o a mayor velocidad), su salud, la calidad de su carne y leche y su eficiencia reproductiva. De hecho, al ser ricas en antioxidantes, las microalgas pueden mejorar el bienestar animal al complementar su alimentación en haciéndola más balanceada lo que acaba traduciéndose como poder reducir el uso de medicamentos y, especialmente, antibióticos en estos animales.

En zonas áridas, por ejemplo, la ganadería se ve dificultada. Por lo general, los animales se agrupan en rebaños familiares de animales típicos de la zona, capaces de aguantar las sequías y condiciones extremas.

La ganadería de estas zonas suele ser de animales pequeños como aves, ovejas, cabras, camellos
según la zona y, en ocasiones, vacas.

Dentro de estas especies, si hubiera que elegir uno de los que mejor se adaptan, hablaríamos de las cabras.

Las cabras se adaptan bien en zonas áridas.

Las cabras se adaptan muy bien a los climas áridos (de hecho, tienden a preferir comer plantas secas antes que otras más tiernas), pueden producir leche a lo largo de todo el año y se reproducen bastante rápido (tienen una gestación de unos 5 meses).Las aves también son de gran interés, aunque más en países asiáticos en los que se crían de manera intensiva, a veces dentro de los hogares. Ahora, ¿qué necesitan las cabras para alimentarse? Una dieta balanceada debe aportar los principales acronutrientes y, sobre todo, cubrir las necesidades de proteína, grasas esenciales y vitaminas y minerales

¿Podrían las microalgas todo esto?A pesar del alto porcentaje de proteína de algunas especies de microalgas (que pueden contener entre alrededor de un 40% y hasta un 70% de proteína), las microalgas por sí solas no pueden cubrir las necesidades totales de proteína de las cabras, aunque sí permiten aumentar la cantidad de proteína de su dieta.

Normalmente, la proteína en la dieta de los animales se logra añadiendo ingredientes como la
soja o el pescado, que pueden resultar más caros, requieren en muchos casos ser importados y,
para ser cultivados, ocupan un espacio que podría ser aprovechado para cultivos de alimentación
humana.

La incorporación de microalgas en alimentación animal también es especialmente interesante
por sus propiedades antioxidantes y su contenido en ácidos grasos esenciales.

Además de todo lo dicho, el uso de microalgas puede contribuir en la economía circular, aprovechando subproductos como el agua de salmuera o aguas residuales para producir un suplemento nutritivo para los animales. El uso de aguas residuales requiere que sean debidamente tratadas para asegurar la seguridad alimentaria, aunque, en áreas de pobreza, estas aguas suelen utilizarse sin tratamiento tanto para agricultura como para consumo animal y humano.

Cabe aclarar que, aunque el potencial de las microalgas es prometedor, se requiere más investigación para optimizar su cultivo, cosecha y procesamiento, así como para evaluar su impacto a largo plazo en la salud animal y humana.

La colaboración entre ingenieros químicos, veterinarios, otros científicos, agricultores, ganaderos y la industria es esencial para desarrollar soluciones sostenibles y escalables.

Sobre la autora:



Leila Isabel Urrutia Mazzuca
Graduada en Veterinaria.
Alumna de Doctorado de UNIGREEN (Departamento de Biología y Geología, área de zoología de la Universidad de Almería)