Miércoles 6 de julio de 2016. 10h-12h. Aula Magna
Las tecnologías de la información (TI) están redefiniendo el mundo y la forma de relacionarnos. No solo han tenido impacto en el ámbito tecnológico sino que han estimulado cambios económicos, sociales y culturales. Y esta transformación también debe considerarse a nivel personal. Hay una nueva alfabetización, que podemos llamar alfabetización digital, necesaria para la nueva sociedad y en la que debemos formar a los futuros ciudadanos. Para ello debemos tener en cuenta tanto las herramientas que este nuevo mundo pone a nuestra disposición, como el objetivo de formación de ciudadanos y profesionales que sepan enfrentarse al futuro, indudablemente incierto y cambiante. Debemos dotar a las nuevas generaciones de las herramientas cognitivas necesarias para comprender y aprovechar este nuevo mundo.
Al elaborar una propuesta docente debemos preguntarnos, y responder, una serie de cuestiones: ¿para qué? (objetivos/competencias), ¿qué? (contenidos), ¿dónde? (contexto institucional), ¿cómo? (metodología), ¿con qué? (recursos), entre otras. En este caso, al hablar del dónde nos vamos a centrar en los niveles de educación primaria, secundaria, bachillerato y formación profesional. Lo que podríamos etiquetar como nivel preuniversitario. El cómo y con qué, pese a ser el fuerte de JENUI, en esta primera fase de la reflexión, lo dejamos aparcado. Y por tanto la actividad va a poner el foco en el para qué, y en segunda instancia en el qué. Si  queremos convencer a la sociedad de que los jóvenes, futuros ciudadanos y profesionales, deben tener conocimientos y habilidades informáticas, debemos ir cargados de argumentos. Pongámonos de acuerdo primero los expertos en informática y después traslademos nuestras reflexiones a las instancias pertinentes.
La sociedad y la economía demandan profesionales cualificados en las industrias tecnológicas. Se da la paradoja de países con un alto índice de paro en las que actualmente se quedan sin cubrir puestos de trabajo de ingenieros y técnicos de industrias y servicios digitales. Esto ha sensibilizado a gestores e instituciones a abordar el problema desde el punto de vista de la formación. Se trata de una nueva alfabetización, la alfabetización digital, y que como tal hay que comenzar desde las primeras etapas del desarrollo individual, al igual como sucede con otras habilidades clave: la lectura, la escritura y las habilidades matemáticas.
El planteamiento más frecuente ha consistido en favorecer el aprendizaje de la programación de forma progresiva. Proponiendo a los niños tareas de programar, desde las más sencillas y más lúdicas a las más complejas. Pero se puede plantea la cuestión de otro modo: Las competencias de codificar son la parte más visible de una forma de pensar que es válida no sólo en ese ámbito de la actividad mental, la que sostiene el desarrollo y la creación de programas y de sistemas. Hay una forma específica de pensar, de organizar ideas y representaciones, que es terreno abonado y que favorece las competencias computacionales. Se trata de una forma de pensar propicia para el análisis y la relación de ideas, para la organización y la representación lógica. Esas habilidades se ven favorecidas con ciertas actividades y con ciertos entornos de aprendizaje desde las primeras etapas. Se trata del desarrollo de un pensamiento específico: el pensamiento computacional.
En esta conferencia hacemos una recensión de las formas de pensamiento que se han manifestado y han sido estudiadas como útiles a esta forma de pensar y de resolver problemas. Queremos también dar unos apuntes que permitan desarrollar los contenidos en un curriculum útil a las distintas modalidades y niveles de educación, así como para diseñar la formación de maestros y profesores que los impartan.