Los programas de vivienda exitosos se han concebido siempre como apuestas por el desarrollo de una nueva manera de concebir ciudad o como una articulación de lo público y lo privado diferente y que mejora el desarrollo de la vida en común. Uno de los grandes problemas en las laderas de Lima Metropolitana hoy es la orfandad de ideas para construirlas. El verdadero reto de resolver la vivienda en estas áreas se encuentra más allá de la “invención” de prototipos; por el contrario, está en el aprovechamiento de las posibilidades que su geografía tiene para generar otro modelo urbano.
El presente artículo es la primera parte de uno en cuya integridad se presenta sintéticamente un estudio cuyo ámbito de actuación se circunscribe a 40 zonas de la periferia de Lima delimitadas por el Programa Barrio Mío [1] para el desarrollo de Proyectos Urbanos Integrales (PUI), seleccionadas en virtud a sus bajos índices en acceso a salud y educación, estado de las viviendas, acceso a los servicios básicos y alta exposición al riesgo físico de sus pobladores y viviendas debido a la pendiente sobre la que se asientan (José Barreda y Daniel Ramírez Corso, 2011 «Informe de Trabajo: Identificación de zonas de intervención del programa barrio CIUDAD». MML). En estas áreas habitan un total de 2.8 millones de personas (prácticamente, el 30% de la población de Lima Metropolitana), en su gran mayoría pertenecientes a estratos socieconómicos medios (45%) y bajos (40%). Son barrios que viven un proceso de transformación constante desde 1950 hasta hoy en día.
POLÍTICA DE VIVIENDA Y DÉFICIT HABITACIONAL
Sólo una pequeña parte de la población de Lima tiene acceso al mercado formal de la vivienda. Se estima que más de un 50% de las viviendas son autoconstruidas (SENCICO, Servicio Nacional de Capacitación para la Industria de la Construcción; 2013), y la gran mayoría de éstas no cuentan con la supervisión técnica de un profesional ni cumplen los requisitos mínimos de habitabilidad exigidos por las normas de edificación. En el área de trabajo del presente estudio, los datos analizados del INEIcifran el déficit cualitativo en 250 000 viviendas. El IMPestima además que estas áreas de la ciudad tendrán alrededor de 225 000 nuevos hogares en los próximos diez años [2].
La oferta total de viviendas en el año 2013 para todo Lima Metropolitana fue de 11 644 viviendas para sectores medios, 1735 para sectores bajos y 0 viviendas para sectores muy bajos (CAPECO, Cámara Peruana de la Construcción). El Fondo Mi Vivienda (FMV), organismo público creado en 1998 para fomentar el desarrollo privado de viviendas multifamiliares para clases medias, incentivó la construcción de 43 953 viviendas en los últimos seis años (período en el que se han construido mayor número de viviendas de estas características desde que se creó el fondo). En este mismo período, la población de sectores socioeconómicos medios ha aumentado a un ritmo de 13 900 hogares por año, siendo dejados fuera del mercado 39 400 hogares. El Fondo Mi Vivienda gestiona también desde 2004 un sistema de subsidios a la vivienda a través del programa Techo Propio, orientado a sectores socioeconómicos bajos. En los últimos diez años, este programa ha adjudicado 15 278 bonos en Lima. Sin embargo, la población del sector socioeconómico bajo ha aumentado en más de 105 000 hogares. Esto implica otros 86 800 hogares fuera del mercado formal. Las familias de sectores socioeconómicos muy bajos ni siquiera han formado parte de la ecuación.
Visualización del déficit cualitativo en zona de trabajo PUI (Distrito de San Juan de Lurigancho, Lima). Fuente: elaboración propia junto a Ing. Geógrafo Jaime Vásquez.
LA PROPUESTA
En los últimos treinta años, las laderas de la periferia urbana de Lima se han venido ocupando progresivamente. Este período ha coincidido con el abandono que el Estado ha hecho del tema de la vivienda social y, en especial, de la vivienda colectiva y la liberalización de la economía peruana [3]. Por lo tanto, a diferencia de lo ocurrido con la habilitación de las zonas planas y semiplanas de la ciudad popular ocurrida entre 1946 y 1985, esta ocupación careció de asistencia técnica y de control, con el agravante que para el período anterior existieron referentes que se fueron renovando en el tiempo (Ciudad de Dios 1952, Villa El Salvador 1975, Previ 1968, Huaycán 1983), mientras que para la ocupación de las laderas no existió ningún referente urbano o arquitectónico [4].
La ausencia de apoyo y referentes –vacío que intentaron llenar algunas ONG y la acción débil de algunos municipios– ha producido una ocupación con una serie de problemas que han dejado el saldo de miles de habitantes asentados en terrenos no destinados para vivienda y a menudo sin título de propiedad: un gran número de viviendas en riesgo físico situándose en zonas con niveles de peligro muy altos; conflictos sociales entre los ocupantes de las laderas y los de las zonas planas; falta de espacio púbico; saturación del equipamiento; dificultades para el abastecimiento de servicios básicos; alto costo de habilitación; ocupaciones informales (34% de la ciudad). La elaboracion de los PUIs evidenció la necesidad de reubicar a la poblacion en riesgo que ocupaba las laderas no habitables de las zonas planificadas, planteándose la necesidad de un proyecto piloto que afrontara puntualmente el problema, el que finalmente devino en el presente estudio, cuyos objetivos principales son:
- Delimitar y caracterizar los diferentes sectores que conforman los asentamientos en las laderas limeñas.
- Analizar, mediante un estudio de morfologia, pendiente, tejidos urbanos y ocupación actual de las laderas, los patrones de asentamiento y los procesos de ocupación para cada uno de los sectores definidos.
- Definir las estrategias de ocupación, tipo de ocupantes, posibilidades de financiamiento y actores involucrados en cada uno de los sectores definidos.
- Proponer tipologías capaces de responder a los sectores definidos.
Estos objetivos permitirían poner en marcha un programa de reubicación de los ocupantes de las zonas en riesgo dentro de la misma área urbana mediante un proceso de densificación que siga una lógica de acupuntura urbana en base a la diferenciación por sectores del estudio morfológico y de tejidos cuya sección esquemática se muestra. La propuesta quiere promover la densificación de la ciudad, la mejora de los tejidos existentes en las laderas limeñas incorporando servicios, equipamiento y espacios públicos adecuados, y, finalmente, ensayar algunas tipologías de vivienda que, al mismo tiempo que acompañen estos objetivos, sean dispositivos capaces de convocar la inversión privada, el apoyo del Estado y la capacidad autogestionaria de la población organizada. Sus características serán presentadas en una segunda parte de este texto.
Sectores y estrategias de intervención en función de la pendiente. Fuente: elaboración propia.
Imagen de portada. Vista del barrio Valle Amauta, en el distrito de Ate (Lima). Fuente: Programa Barrio Mío Municipalidad Metropolitana de Lima.
[1] Estudio y propuesta realizada por Sergio Gálvez, Pablo Muñoz y Luis Rodríguez en el marco del Programa Barrio Mío, integrado en el Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano Lima y Callao 2035, de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Fue creado según ordenanza 1625 de fecha 14 de Agosto de 2012, para la implementación de proyectos urbanos integrales que prioricen aspectos de desarrollo urbano, cultura, deporte, salud y recreación, con la finalidad de mejorar las condiciones de vida en los asentamientos humanos y urbanizaciones populares ubicadas en zonas vulnerables de Lima Metropolitana.
[2] Fuentes: INEI, Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú (datos al 2007); IMP, Instituto Metropolitano de Planificación de la Municipalidad Meropolitana de Lima. Por déficit cualitativo entendemos las Viviendas no aptas para ser habitadas en función a su materialidad, el acceso a servicios básicos o el hacinamiento.
[3] La liberalización fue iniciada en 1975 luego del contragolpe de Estado del Gral. Morales Bermúdez, y radicalizada con el autogolpe del Ing. Fujimori en 1992. Los últimos proyectos de vivienda colectiva fueron ejecutados por el Gobiernos de Fernando Belaúnde Terry entre 1980 y 1985, como Las Torres de Limatambo, San Borja, Santa rosa, etc.
[4] Podríamos definir tres períodos, cada uno con sus propias lógicas y proceso: 1924-1946, ocupaciones orgánicas en intersticios cercanos al centro de la ciudad y laderas como San Cosme o El Agustino; 1946-1985, ocupación de las zonas planas en Lima Norte, Sur y Este, así como el Callao; y, finalmente, de 1985 a la fecha, ocupación predominante de las laderas.
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