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Derivas urbanas y construcción de psicogeografías

Jennifer de Jesús Villa 3 diciembre, 2013

Guy Debord: “The Naked City”, 1957.

Cada vez más a menudo,  el ritmo de vida que llevábamos nos impide disfrutar de los procesos. El proceso de cocinar (no solo de comer), el proceso de aprender (no únicamente aprobar los exámenes), o el proceso de caminar (y no solo movernos entre dos puntos). Hemos convertido los desplazamientos en traslados de punto a punto lo más rápido posible, como si el tiempo solo cobrase importancia entre la salida y la meta y cualquier minuto intermedio fuese desaprovechado. Seguramente podremos describir con relativa facilidad los lugares que más frecuentamos, pero ¿podemos hacer lo mismo respecto a los espacios que los unen? ¿Conocemos realmente la ciudad que recorremos a diario?

Para los niños los trayectos son algo muy diferente: “Viven sus desplazamientos como una sucesión de momentos presentes, cada uno importante por sí mismo, cada uno digno de una parada, de una sorpresa, de un contacto. Y entonces los tiempos se alargan, los bolsillos de los niños se llenan de piedras, de hojas, de papeles y la mente se llena de imágenes, de preguntas, de nuevos descubrimientos. Y todo está junto: lo hermoso, lo nuevo, lo general y lo particular. Una vez más, para aprender a disfrutar de los pequeños placeres de la vida hemos de volver la infancia.» (Tonucci, “La Ciudad de los niños”).

¿Qué es una deriva urbana?

Se trata de modo de explorar la ciudad perdiéndonos en ella, realizando un recorrido indeterminado utilizando nuestro cuerpo como herramienta fenomenológica y dejando constancia de todo el proceso mediante alguna representación: mapa sonoro, anagrama, texto, imágenes, dibujos. Lo importante no es el punto de llegada sino el camino, por lo que caminar deja de ser un medio para convertirse en un fin en sí mismo. Mediante la deriva, pasamos de describir físicamente la ciudad a introducirnos en ella y sentirla. De este modo, podemos obtener un material mucho más completo que nos ayude a aproximarnos al “corazón urbano” desde el cual podremos intervenir eficazmente; ya sea para un proyecto urbanístico, arquitectónico, social o artístico.

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Sin embargo, las derivas no son únicamente una herramienta para autodescubrir o para intervenir en la ciudad; son también un buen método para construir una cartografía psicofísica. Los planos que ofrecen las oficinas de turismo poco tienen que ver con la imagen real del lugar. Pensad que en vez de esos “papeles en blanco”, nos entregasen mapas que reflejasen las zonas frecuentadas, historias destacadas de los ciudadanos o espacios destacadamente emocionales. Imaginad que llegáis como viajeros a una nueva ciudad y podéis sentir su latido, fluir por ella sin sentiros turistas “fast-food”. Emocionarla y emocionaros. El ambiente condiciona aquello que pensamos, sentimos y hacemos. La psicogeografía es el estudio de los efectos del medio al actuar sobre el comportamiento afectivo de las personas. Los denominados mapas situacionistas describen emocionalmente el espacio  conectando fragmentos de ciudades por su carácter emocional. Así podemos ver cartográficamente qué lugares tienden a ser evitados, ocupados o disfrutados.

Derivar es un valioso método para descubrir, cartografiar o intervenir en la ciudad; pero su representación, su registro, no solo es una herramienta, es también un producto. Podemos crear con ellas videos, grabaciones, incluso comics: “Ilustraciones y otro tipo de imágenes yuxtapuestas en secuencia deliberada, con el propósito de transmitir información y obtener una respuesta estética del lector” (Scott McCloud, “Entender el comic”).

Para narrar nuestro recorrido mediante “instantes congelados” es necesario tomar consciencia de que caminamos en una sucesión de “momentos presentes”.  El trayecto se convierte así en método, herramienta y fin en sí mismo.

Derivar es construir una nueva mirada, una mirada infantil que nos permitirá descubrir el corazón urbano de las ciudades.

2 jennifer 4 diciembre 2013

Para conocer más sobre las derivas:

Un libro: «La guía de las rutas inciertas» (2011, Clara Nubiola)

Una película: «La ciudad de los niños perdidos» (1995, Jean-Pierre Jeunet, Marc Caro)

Y un enlace: http://cartografiasdelazar.wordpress.com/tag/deriva-urbana/

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About The Author

Jennifer de Jesús Villa

Caminante híbrido entre arquitectura y psicología y viajera a tiempo parcial. Titulada en urbanismo ecológico y colaboradora en la revista URBS como community manager. Actualmente se encuentra terminando los estudios de psicología mientras complementa su formación con todo lo que es capaz de investigar, leer y saborear sobre la psicología ambiental.

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