Roque de Balduque es uno de los artistas más interesantes en la Sevilla del segundo tercio del s. XVI, tanto por ser el enlace con el anterior momento escultórico, como por las huellas que dejó en el arte local. El origen centroeuropeo o nórdico de Balduque parece evidente, y por analogía con los Bolduque, activos en Medina de Rioseco, podría haber nacido en la localidad holandesa de Hertogenborsch, aunque también pudiera ser originario de Bois-le-Duc, localidad de Bravante (Bélgica) de la que derivaría su apellido Balduc, luego castellanizado.

En Sevilla estará trabajando casi una treintena de años y su presencia en la misma se halla documentada desde 1534 hasta 1561, año en el que Ceán Bermúdez da la noticia de su muerte mientras trabajaba en el relieve de la Huida a Egipto del retablo mayor de la catedral. Poco antes tenemos constancia de que examina las obras realizadas en el retablo de Santa María de las Cuevas que había dejado sin concluir Isidro de Villoldo. A Balduque le debemos ante todo la creación de tipos iconográficos muy marcados, con amplia repercusión en las tierras andaluzas así como en el Nuevo Mundo. Fija por ejemplo el prototipo del Crucificado o de las imágenes marianas de las Vírgenes con el niño.

Como recuerda Roda Peña, de entre los Crucificados que tiene documentados, únicamente dos han llegado hasta nosotros, pensados para los áticos de los retablos mayores de Santa María de Cáceres y Santa María de Medina Sidonia. En cuanto a las atribuciones más o menos seguras estarían el Cristo de la Vera Cruz de Alcalá del Río (Sevilla), el del mismo título de Lebrija y Estepa (Sevilla) y el del Buen Fin de la citada localidad alcalareña. De antiguo son las atribuciones del de los Martirios de Carmona y el del coro alto del convento de San Francisco de Lima. También el profesor Roda destaca el del Museo de Bellas Artes de Sevilla procedente de la colección González Abreu y el Crucificado del extinguido convento carmelita de los Remedios de Triana, actualmente en la parroquia de Santa Ana de Sevilla.

En el grupo de prototipos marianos, ya Hernández Díaz relacionó varias imágenes con Balduque, como la Virgen de la Granada de la parroquia de San Lorenzo de Sevilla, algo modificada en su rostro y cabellera, para cuya iglesia sabemos que Balduque contrato un retablo en 1554. La imagen de Nuestra señora de Todos los Santos fue concertada en el mismo año, y a pesar de que ha sufrido algunas intervenciones conserva el carácter primigenio. Muy parecidas son las de la Cabeza de la Sacramental de las Siete Palabras de Sevilla y la Virgen de la Misericordia (~1558). Otra también tipológicamente parecida es la de Santa María de Gracia en Marchena en la iglesia de San Agustín o la Virgen que se encuentra en la iglesia de San Benito de Sevilla. También podríamos atribuirle a su círculo la Virgen del Buen Suceso, de la iglesia de la Trinidad de Jerez de la Frontera. Hacia 1555 tendríamos que adjudicar la Virgen del Amparo de la parroquia de la Magdalena de Sevilla. Otras imágenes relacionadas con Balduque desgraciadamente se perdieron en el 36 como la Virgen de la Granada de San Román. También en tierras americanas se le han adjudicado los bellísimos ejemplos de la Virgen del Rosario en la iglesia del convento de Santo Domingo de Lima y la de Nuestra Señora de la Evangelización en la Catedral de esta misma ciudad. Aparte de en Sevilla trabajó en zonas cercanas como Cáceres o el obispado de Cádiz (Medina Sidonia y Chiclana).

La mayor parte de sus retablos han desaparecido o se conservan mutilados a excepción de los de Santa María de Cáceres, Alcalá del Río y el mayor de Medina Sidonia, contratado en 1559 (aquí solo se hizo parte de la mazonería, el banco del retablo y el calvario cuyas imágenes reconoce en su testamento haber concluido). Balduque trabajará en este retablo con indicios de que participa tanto en su diseño como en la ejecución. Antes, en 1554 aparece en Medina contratando el retablo sacramental de dicha iglesia, del cual permanecen los cuatro doctores de la Iglesia en el actual retablo barroco y el relieve de la Cena en la capilla del Baptisterio.

En Jerez concertó el retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo en 1558 con el prior del monasterio Francisco de la Barca. Sin embargo, sabemos que en 1561 el retablo no estaba concluido, no habiéndose realizado ni la tercera parte. Algún resto de este retablo se puede contemplar en dependencias interiores como la Santa Catalina de Siena.

Hacia 1549 conocemos gracias a Gestoso que firma el contrato para la ejecución de un retablo destinado a la parroquia mayor de Chiclana, desgraciadamente derruida para la construcción del actual templo. Bernales vino a confirmar la existencia en la localidad de algún resto del mismo, como el relieve del Descendimiento de la Cruz, actualmente en la capilla sacramental o el crucificado, en el Hospital del Niño Jesús. A pesar de la no mucha calidad del relieve, muy afectada por la actual repolicromía que presenta, la obra muestra concomitancias con otros trabajos de Balduque. Este retablo de Chiclana estuvo en origen estofado y policromado por el pintor Andrés Ramírez. Recientemente se ha descubierto una imagen de San Juan proveniente de una colección sevillana que pudo ser parte de este retablo de Chiclana e incluso ser la imagen titular del templo, al estar dedicado a San Juan Bautista, patrón también de la localidad.

Otras obras a destacar son el entierro de Cristo de la capilla del Panteón de la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna de hacia 1550, así como algunos de los relieves de las alas del retablo mayor de la catedral sevillana según atribución de Margarita Estella. Se conoce también alguna colaboración con el pintor Antonio de Alfián para el que hizo la mazonería de un retablo pictórico. Juan Giralte su discípulo sería el encargado de terminar algunas de las obras que dejó inacabadas Roque de Balduque tras su muerte.

El profesor Albardonedo le adjudica igualmente algunas creaciones en piedra, como un crucero procedente del Monasterio de San Isidoro del Campo en la colección del Museo Arqueológico de Sevilla así como la posible participación del escultor en la sala capitular del ayuntamiento sevillano donde le atribuye el calvario y otros relieves. Balduque usa un repertorio formal en sus esculturas que pertenece al mundo clásico revivido en las creaciones del Renacimiento.

Autor: Jesús Ángel Porres Benavides

Bibliografía

ALBARDONEDO FREIRE, Antonio J., «El calvario del cabildo bajo de la Casa Consistorial de Sevilla, una obra atribuible a Roque de Balduque», Laboratorio de Arte, 24, 2012, pp. 793-804.

BERNALES BALLESTEROS, Jorge, “Esculturas de Roque de Balduque y su círculo en Andalucía y América”, Anuario de estudios americanos, nº 34, 1977, pp. 349-371.

GESTOSO Y PÉREZ, José, Ensayo de un diccionario de los artífices que florecieron en Sevilla: desde el siglo XIII al XVIII inclusive, Tomo III, Sevilla, 1908.

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LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino,  Notas  para la Historia del Arte: Desde Jerónimo Hernández hasta Martínez Montañés, Sevilla, Imprenta de Rodríguez, Jiménez y Cª, 1929.

RODA PEÑA, José, “Crucificados escultóricos sevillanos entre el Renacimiento y el primer naturalismo barroco”, en En torno al Réquiem de Tomás Luis de Victoria. Ensayos sobre arte, música y pensamiento, Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 2015, pp. 51-68.