Nació en Granada a finales del siglo XVI, hijo de Luis Fernández de Córdoba y doña María Briceño Ronquillo. Ingresó en la orden trinitaria haciendo la profesión religiosa en el convento de Úbeda en 1608. Obtuvo el grado de maestro de teología e inició una importante carrera dentro de la orden. Fue ministro del convento de Málaga y, en febrero de 1624, fue nombrado ministro provincial, comisario y visitador de Andalucía. Posteriormente, fue ministro del convento de Santa Justa y Rufina de Sevilla, donde recibió el nombramiento para el obispado de Cartagena de Indias en 1630. Las ejecutoriales fueron expedidas en marzo de 1631, fue consagrado en su propio convento trinitario por el arzobispo de Santafé, don Bernardino de Almansa, y el mismo año partía para su nueva sede con un nutrido grupo de acompañantes, compuesto por clérigos y criados.

Llegó a Cartagena de Indias en agosto de 1631. Realizó la visita pastoral de su diócesis preocupándose por el buen desarrollo de las doctrinas y el control sobre las celebraciones de la población negra. Se vio inmerso en las competencias que tenía abierto el Tribunal de la Inquisición con el gobernador Francisco de Murga a quien defendió frente a los excesos del Tribunal. No obstante, su paso por la diócesis fue breve, pues en 1639 dejó su sede sin licencia y marchó para la Península. Una vez en Granada, fue propuesto para el obispado de Trujillo. No pudo efectuar su nuevo nombramiento pues la muerte le alcanzó en noviembre de 1640, antes de que llegaran las bulas, en el convento trinitario de su ciudad de Granada. Años después de su muerte en 1674 fue descubierto su cuerpo incorrupto. Una vez expuesto para la veneración, fue devuelto a la sepultura hasta que con la desamortización de 1835 fue trasladado a la parroquia de la Magdalena de la misma ciudad donde reposa actualmente.

Sin embargo, en Cartagena de Indias quedó el recuerdo de un obispo inclinado a la avaricia según las palabras de su hermana y del capitán Juan de Rada. Tras su muerte se abrió un pleito por unas considerables cantidades de dinero que el obispo había hecho llegar a España sin pasar por el registro oficial. La Corona los reclamó junto con otros bienes que permanecieron en la ciudad

Dejó escritos sermones, tanto para canonizaciones de santos como para funerales, entre los que destaca el Sermón predicado en la Compañía de Jesús de Málaga en la […] canonización de San Ignacio y San Francisco Javier, Málaga, 1622; Sermón predicado en […] Andújar […] en la celebración del capítulo provincial y fúnebres honras que la Provincia hizo al señor D. Enrique de Guzmán, Conde de Olivares, Murcia, 1624; Sermones fúnebres predicados Domínica infraoctava de Todos Santos de 1624 años en la provincia del Andalucía del Orden de la SS. Trinidad en las honras de Enrique de Guzmán, Conde de Olivares, Sevilla, 1624; Sermón fúnebre que en misa de pontifical, Sevilla, 1625; Sermón fúnebre al aniversario y honras de la Marquesa de Eliche, hija de Gaspar de Guzmán, Sevilla, 1626; Sermón fúnebre que en el capítulo provincial de Sevilla en las horas del Exm. Sr. D. Enrique de Guzmán, Conde de Olivares, Sevilla, 1627; Sermón en la canonización de S. Ignacio y S. Francisco Xavier, Málaga, 1632.

Autor: Manuel Serrano García

Bibliografía

DE LA ASUNCIÓN, Antonino, Diccionario de escritores trinitarios de España y Portugal: [Con un apéndice latino de escritores de toda la orden], t. I, Roma, Fernando Kleinbub, 1898-1899.

GONZÁLEZ DÁVILA, GIL, Teatro eclesiástico de la primitiva Iglesia de las indias occidentales, T. II, Universidad de León, León, 2001

MARTÍNEZ REYES, Gabriel, Cartas de los obispos de Cartagena de Indias durante el periodo hispánico 1534-1820, Zuloaga,  Medellín, 1986.

PACHECO, Juan Manuel, (S.J.), “Historia eclesiástica de Colombia”, en Historia extensa de Colombia, vol. XIII, T. II, “La consolidación de la Iglesia. Siglo XVII”, Ed, Lerner, Bogotá, 1975.

PORRES ALONSO, Bonifacio, OSTD, Biografía de Luis Córdoba Ronquillo, http://dbe.rah.es/biografias/33774/luis-de-cordoba-y-ronquillo