En 1499 el mudejarismo granadino tenía siete años, la edad de razón, pero sus días estaban ya contados. Desde el momento final de la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, el 2 de enero de 1492, las relaciones entre las dos comunidades, cristiana y musulmana, habían sufrido un progresivo deterioro, particularmente palpable en 1498 y 1499. La presión de los cristianos sobre las tierras, la multiplicación de las exacciones fiscales contraviniendo la letra de las capitulaciones firmadas al cabo de la guerra y los agravios de los cuales los mudéjares son víctimas en la vida cotidiana provocaron una considerable tensión. Sobre este profundo malestar social se implantó la actuación del cardenal Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo que llegó a Granada a finales de octubre de 1499. El cardenal quiso, a pesar de lo estipulado en las capitulaciones, obligar a los elches –cristianos que se habían convertido al islam– a volver a su fe original. El 18 de diciembre los mudéjares del Albaicín se sublevaron hasta que dos días más tarde, Hernando de Talavera, arzobispo de Granada y el conde de Tendilla, capitán general del reino de Granada, prometieron una amnistía a los que se convirtiesen, limitando así el castigo a los líderes. De hecho se procedió al bautizo de los moriscos granadinos a partir del 10 de enero como por ejemplo los que dependían de la mezquita de Gihalhara, del Albaicín, transformada ya en iglesia San Gregorio, entre el 11 y el 14 de enero de 1500. La revuelta se había anteriormente extendido al pueblo de Güéjar, situado en las estribaciones de la Sierra Nevada, a unos veinte kilómetros de la ciudad. El conde de Tendilla y Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán) ocuparon el pueblo en el mismo mes de enero de 1500.

Pero el movimiento tomó fuerza en las Alpujarras bajo el mando de Abraham aben Humeya, abuelo del que fue nombrado posteriormente rey de los moriscos sublevados en 1568. Varias fortalezas costeras, Castell de Ferro, Albuñol y Adra, cayeron en manos de los mudéjares que pusieron sitio a la fortaleza de Marchena en el Alpujarra oriental. Las tropas reales consiguen controlar toda la zona entre febrero y abril. Después de negociaciones se otorga la capitulación del 30 de julio que estableció la conversión general de los mudéjares alpujarreños, capitulación que interviene cuando los Reyes Católicos están instalados en Granada.

Sin embargo los mudéjares de las tierras al noreste de Almería, desde Nijar hasta Velefique, tomaron las armas a principios de octubre. Velefique resistió durante más de dos meses pero el acuerdo firmado el 17 de enero de 1501 aseguró la paz en la zona. Por fin fueron los mudéjares de la parte más occidental, los de las sierras de Ronda y de Villaluenga, quienes se sumaron a la revuelta a mediados de enero de 1501. Los enfrentamientos fueron muy duros y el 16 de marzo tanto Alonso Fernández de Córdoba, señor de Aguilar, como el secretario real Francisco Ramírez de Madrid, perecieron en la sierra Bermeja lo que provocó luego la presencia del rey a la cabeza de las operaciones. En abril los mudéjares capitularon obteniendo la posibilidad de exiliarse al Norte de África. A esta altura podemos considerar que la rebelión está acabada aunque existió un conato de sublevación, otra vez en octubre, al este de Almería. Las conversaciones habían sido masivas a lo largo de los acontecimientos y los Reyes Católicos convencidos de haber resuelto el problema mudéjar granadino pudieron abandonar Granada en octubre de 1501.

Efectivamente si los últimos disidentes emigraron, la inmensa mayoría de los mudéjares recibieron el bautismo acompañado de un perdón general basado en el respeto de la identidad cultural de los vencidos. Estos eran generalmente denominados nuevamente convertidos de moros o más sencillamente cristianos nuevos y debían estar catequizados bajo la responsabilidad de clérigos y sacristanes. A estos cristianos nuevos que muy a menudo profesaban aún su fe musulmana se les llamó popularmente pronto moriscos.

Autor: Bernard Vincent

Bibliografía

VINCENT, Bernard, El río morisco, Granada, Universidad de Granada, 2006.

VINCENT, Bernard, DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio, Historia de los moriscosvida y tragedia de una minoría, Alianza Editorial, 1985.