Durante el período renacentista la fundación de universidades experimentó una considerable expansión en España, para formar los cuadros de gobierno y administración del naciente estado moderno. Mientras que la mayoría de las universidades nacieron por iniciativa de las autoridades eclesiásticas o municipales, la Universidad de Granada es la única universidad promovida por iniciativa real durante el reinado de Carlos V, durante su estancia en la ciudad en 1526. Su fundación estuvo ligada a los intentos de asimilación de la minoría morisca. En una reunión con obispos y letrados en la Capilla Real para analizar los problemas de esta minoría, se decidió fundar en la ciudad una universidad para la formación del clero, que había de ocuparse de la evangelización de esta minoría. El 7 de diciembre de 1526 Carlos V otorgaba una carta real de merced, dirigida al arzobispo electo de Granada, don Pedro de Alva, en la que se disponía la fundación de tres instituciones educativas: un colegio de teólogos, el Colegio Real de Santa Cruz de la Fe, cuya vida transcurriría paralela y estrechamente unida a la Universidad, un centro de primera enseñanza destinado a los niños moriscos y una universidad o estudio general. La dotación de las cuatro cátedras se haría con cargo a las cuatro primeras prebendas que vacaren en la Catedral y en la Capilla Real. Días después se adscribían a dicho estudio general la cátedra de Gramática de la Catedral y la de Lógica de la ciudad. Quedaban así dotadas seis cátedras de la futura Universidad: las de Gramática, Lógica, dos de Teología y dos de Cánones. El 14 de julio de 1531 Clemente VII expedía la bula fundacional, confirmando la fundación y erección de la Universidad de Granada. En ella se concedía a sus profesores, graduados y estudiantes los mismos privilegios y exenciones que gozaban las universidades de Bolonia, París, Salamanca y Alcalá y se nombraba al arzobispo de Granada patrono y administrador general de la institución.

El 19 de mayo de 1532 la Universidad de Granada celebraba en el palacio arzobispal su primer acto público, presidido por el arzobispo Gaspar de Ávalos, incorporándose a la Universidad algunos docentes, que se convirtieron en los primeros profesores del estudio granadino y recibiendo el grado de bachiller algunos alumnos. El 8 de agosto de este mismo año el arzobispo, como protector y administrador, procedió al nombramiento de los primeros oficiales encargados del gobierno de la institución: rector, canciller, ocho consiliarios y doce diputados.

Las primeras actuaciones universitarias tuvieron como sede la Catedral y la Capilla Real, pero en 1527 comenzó a construirse un edificio para Universidad y colegios frente a la Catedral, costeado por el arzobispo. En su construcción intervino, entre otros, el arquitecto Diego de Siloé, maestro mayor de la Catedral granadina. A finales de 1538 la Universidad se instaló en su nueva sede, actual edificio de la Curia eclesiástica, que compartiría con los colegios hasta su traslado en 1769 al Colegio de San Pablo de la expulsada Compañía de Jesús.

La Universidad de Granada empezó a funcionar siguiendo las constituciones de la Universidad de Salamanca, pero pronto se empezó a trabajar en la redacción de unos estatutos propios. En el claustro celebrado el 6 de mayo de 1542 se leyeron y publicaron las constituciones de la Universidad, inspiradas en las de la Universidad de Alcalá, que, con ligeras modificaciones, estarían en vigor durante todo el Antiguo Régimen. Los órganos de gobierno, régimen interior y organización establecidos por ellas permanecieron inalterables hasta la reforma general de la enseñanza de 1845. Los cambios experimentados durante el período ilustrado no afectaron prácticamente a la estructura organizativa, sino a la organización de los estudios y a su orientación. Al frente de la Universidad se encontraban dos autoridades: el canciller y el rector. Al primero, representante de la autoridad pontificia, le correspondía conferir los grados académicos y la jurisdicción sobre las personas que formaban la Universidad, teniendo conocimiento de sus causas y delitos. El rector era la máxima autoridad académica y se encargaba del gobierno interno de la institución. El rector estaba asesorado por seis consiliarios, uno en representación de cada una de las facultades y dos por el Colegio de teólogos de Santa Cruz de la Fe, que se encargaban de la elección anual del rector. También había doce diputados, en representación de los catedráticos y del alumnado. En la práctica este oficio desapareció a fines del siglo XVI. Como órganos de gobierno existían el claustro de consiliarios y el claustro pleno, formado por oficiales, doctores y maestros, que constituía el máximo órgano de gobierno. Los estatutos establecen además la existencia de un vicerrector, para suplir las ausencias del rector, un secretario que actúa como fedatario de la Universidad  y dos bedeles, con competencias burocráticas y de control de las obligaciones docentes.

Desde la apertura de la Universidad de Granada, se incorporaron a su claustro graduados en Artes, Teología, Leyes, Cánones y Medicina, lo que hace pensar que todos estos estudios se iniciaron entonces, aunque no se sepa con exactitud desde qué momento se organizaron las distintas facultades. La Facultad de Artes tenía carácter preparatorio para el resto de las facultades mayores. Los estudios de bachiller constaban inicialmente de cuatro cursos, pero pronto se redujeron a tres, con enseñanzas de Lógica y Filosofía. Una vez bachilleres, los alumnos podían obtener la licenciatura en Artes completando los estudios de Filosofía natural y añadiendo los de Metafísica, Filosofía moral y Matemáticas. La Facultad de Teología era considerada la primera en orden de importancia por la naturaleza de su materia. Antes de cursar sus estudios era preciso haber hecho un año completo de Artes Liberales. El bachiller de Teología comprendía cuatro cursos de lecciones teológicas, basadas en el «Maestro de las Sentencias» (Pedro Lombardo) y en la Biblia. Con dos años más de asistencia se obtenía el grado de licenciado. Tanto los estudios de Artes como los de Teología de Granada estaban inspirados en los de las Universidades de París y Alcalá. Para obtener el bachiller de Derecho Canónico o Civil era necesario cursar estas materias durante cinco años, así como haber explicado públicamente diez lecciones en días lectivos. Para la licenciatura se debían acreditar cinco años de estudios o de prácticas en audiencias y tribunales reales, así como realizar un examen. En cuanto a las materias, las constituciones citan sólo los Decretos y Decretales para el Derecho Canónico y el Código y Digesto antiguo para el Civil. Por último, para cursar estudios de Medicina era preciso ser bachiller en Artes. Con cuatro años de enseñanza se obtenía el grado de bachiller, pero si el alumno era licenciado en Artes, sólo eran precisos tres años de estudios. Para acceder a la licenciatura en Medicina era preciso ser bachiller y explicar durante tres años en la Universidad. Los autores recomendados por las constituciones eran Avicena, Hipócrates y Galeno. La Universidad de Granada otorgaba los grados de bachiller y licenciado en todas las facultades y de maestro en Artes y doctor en Teología, Leyes, Cánones y Medicina.

Pese a lo dispuesto en las constituciones, durante buena parte de la época moderna no siempre se impartían los ciclos de enseñanzas completos, a causa de los problemas de dotación económica de los estudios. En un primer momento, sólo se dotaron convenientemente seis cátedras:  la de Gramática, por incorporación de la cátedra de Gramática del obispado, pagada por la mesa capitular; la de Lógica, subvencionada por los propios de la ciudad y cuatro cátedras de Teología y Cánones, cuyas dotaciones se realizaron con cargo a prebendas del obispado y Capilla Real. Concretamente las cátedras de Prima de Teología y Prima de Cánones se dotaron con cargo a las canonjías Magistral y Doctoral de la Catedral, y las de Vísperas de Teología y Vísperas de Cánones con cargo a las capellanías Magistral y Doctoral de la Capilla Real. El resto de las cátedras quedaron a expensas de futuras dotaciones, especialmente de los arzobispos, que financiaron la enseñanza, unas veces a costa del presupuesto de la diócesis y otras de su propio patrimonio. En 1555 se creó una nueva cátedra aneja a otra prebenda eclesiástica, la de Sagrada Escritura, que habría de desempeñar el canónigo lectoral de la catedral. Las cinco cátedras unidas a prebendas, que eran las mejor dotadas de toda la Universidad, fueron objeto de múltiples problemas, por la resistencia de los prebendados a cumplir sus tareas docentes, escudándose en sus obligaciones eclesiásticas. El 16 de abril de 1619, Paulo V confirmó la obligación docente de los prebendados, sin que esto significara la desaparición de los problemas que ocasionaba la falta de exclusividad a la Universidad.

La nómina de profesores de la Universidad de Granada ha sido reconstruida en los primeros años de su funcionamiento. En un principio, el profesorado fue incorporado y procedía mayoritariamente de la Universidad de Alcalá. No se conservan los libros de matrícula correspondientes a la primera etapa, solo conocemos una cifra global de alumnos, sin distribuir por facultades, a partir de 1654, cuando las dotaciones de cátedras estaban algo más regularizadas. Las aulas granadinas no estaban muy concurridas, pues las matrículas solo ascendían a un par de centenares de estudiantes. Hasta finales del siglo XVIII los alumnos no superaron el medio millar. Los estudios más concurridos eran los de Artes y en las facultades mayores las que tenían más alumnos eran Teología y Derecho, frente a la minoritaria de Medicina. Los alumnos procedían del propio Reino de Granada, de Andalucía oriental y de las zonas limítrofes.

Desde su nacimiento la Universidad de Granada se vio lastrada por una fuerte dependencia de los obispos, así como por un serio problema estructural de falta de dotación económica para  sus estudios. Además de esto, problemas más coyunturales como la guerra de rebelión de los moriscos, que dejaron la región profundamente asolada a nivel económico y demográfico, serían la causa de un profundo estado de postración en los años siguientes. Sólo hay que destacar el impulso dado a las enseñanzas de Cánones y Medicina en 1626, gracias a la creación de ocho nuevas cátedras por la aportación económica del doctor Juan Crespo Marmolejo. No obstante, el centro granadino no consiguió salir de su estado de decadencia que perduró durante toda la centuria y buena parte de la siguiente. Con unas enseñanzas donde primaba lo especulativo y la metodología escolástica, al margen de la revolución científica europea, y donde el inmovilismo y la relajación eran moneda corriente, los profesores dictaban sus clases y los alumnos, sobre cuyo acceso no siempre se tenía el control debido, superaban los cursos con unos meros certificados de asistencia, al tiempo que las matrículas no se registraban con rigor.

Esta situación cambió sustancialmente en el marco de las reformas de la enseñanza universitaria auspiciadas por Carlos III. La Universidad de Granada, conservando su estructura organizativa, fue objeto de cambios sustanciales, en particular en la enseñanza. En primer lugar, a consecuencia de la expulsión de los jesuitas, tuvo por primera vez sus propios locales, trasladándose, con permiso del Consejo de Castilla, al Colegio de San Pablo de la Compañía de Jesús, que se convirtió a partir de 1769 en su nueva sede. También le fue otorgada la biblioteca de dicho colegio, con más de 30.000 volúmenes.  Y lo que es más importante, tras una larga tramitación se aprobó un nuevo plan de estudios, aprobado por real provisión de 25 de noviembre de 1776, un plan que en su redacción definitiva debe mucho al consejero y jurista granadino, Pedro José Pérez Valiente, que intervino muy activamente en su redacción.

El Plan de 1776 establecía la existencia de 33 cátedras, frente a las 21 con que contaba hasta entonces, que comprendían enseñanzas de Latinidad, Lenguas orientales, estudios superiores de Matemáticas y las propias de las facultades de Filosofía, Teología, Derecho y Medicina. Además, del contenido de las enseñanzas, ampliaba el calendario, fijaba con rigor el horario de clases, establecía un «cursete» de repaso para los alumnos suspensos, exámenes para superar las asignaturas, nombramiento de regentes en las cátedras vacantes, sistema de provisión de las mismas, nombramiento de decanos, jubilaciones de los profesores, etc. Una de las medidas más importantes fue desvincular definitivamente las cátedras de prebendas eclesiásticas, lo que suponía el fin de la dependencia de la autoridad religiosa. En las enseñanzas las orientaciones eran muy modernas, en los estudios de latinidad se creaban cátedras de griego y hebreo, en la Facultad de Artes, se creaba una cátedra de Física experimental, así unos estudios superiores de Matemáticas. En Teología se imponía el eclecticismo y las corrientes de pensamiento jansenizantes. Se fundían los estudios de Leyes y Cánones en una única Facultad de Jurisprudencia, con cátedras de Derecho natural y de gentes y de Derecho nacional. Pero, sin duda, las enseñanzas más punteras se aprobaron para Medicina, combinando las enseñanzas de Medicina y Cirugía, creando la primera cátedra de Medicina clínica de España y habilitando para las enseñanzas prácticas un jardín botánico, un laboratorio químico-farmacéutico y un hospital con teatro anatómico. Un plan de estudios tan ambicioso, que no fue posible llevar a su impartición en su totalidad, por falta de medios humanos y económicos, pero que sin duda mejoró las enseñanzas a sus niveles más altos durante todo el Antiguo Régimen.

Autora: Inmaculada Arias de Saavedra Alías

Bibliografía

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LÓPEZ, Miguel Ángel, “Cátedras de Teología, Cánones y Sagrada Escritura de la antigua Universidad de Granada anejas a prebendas eclesiásticas (1526-1776)”, Archivo Teológico Granadino, 50, 1987, pp. 185-320.

2018-01-30T16:14:43+00:00

Título: Bula fundacional de la Universidad de Granada, Clemente VII 14 de julio de 1531. Fuente: CALERO PALACIOS, María del Carmen, La Universidad de Granada. Los documentos fundacionales,  Granada, Servicio de Publicaciones de la Universidad de [...]