Juliana de la Cueva y Zarate, fundadora de la Escuela de Primeras letras para pobres: Nuestra Señora del Carmen (-1765). Hija de don Francisco de la Cueva, natural de Málaga, y de doña Catalina de Zarate, nacida en Motril. Había contraído matrimonio con el comerciante don Agustín Van Heeswyck y Ramírez, nacido en Málaga, aunque su padre había nacido en Lieja, ciudad ligada a los Estados flamencos. No tuvieron descendencia, por lo que su paternidad frustrada la vuelcan hacia los pequeños, buscando su bienestar material y docente. El fallecimiento de don Agustín, el 31 de marzo de 1750, puso fin a treinta y ocho años de convivencia matrimonial, delegando en Juliana el otorgamiento de su testamento. Tras una serie de consideraciones y disposiciones piadosas declara su deseo de establecer en la ciudad unas escuelas de primeras letras donde se enseñen a los niños a leer y escribir, de cuya enseñanza carecían muchos por falta de medios de sus padres para costearla, y a conocer la doctrina cristiana para servir a Dios y a su patria. Estas escuelas estarían integradas en el Colegio de la Compañía de Jesús, bajo el patronazgo de María Santísima del Carmen. Para la consolidación de la escuela su benefactor, don Agustín Van Heeswyck, dispuso una renta sustanciosa de 12.000 ducados para mantener a dos padres maestros y dos ayudantes, que debían impartir la enseñanza primaria, y para los gastos precisos de papel, que el maestro de escuela debía tener para las muestras, cera para alumbrar a Nuestra Señora del Carmen los sábados, estandartes para cuando salgan los niños en procesión, plumas, tinta, escobas y demás necesario para el uso y aseo de las clases, una de leer y otra de escribir, que se han de erigir en el Colegio, el que debe velar por la continuidad de la citada fundación. Va detallando el mobiliario preciso de las aulas – gradas, bancos y mesas -, sin olvidar la conducción de agua como eficaz medida higiénica y profiláctica para la salud de los escolares. Para darle a esta fundación laico un sentido cristiano, don Agustín no olvidó la colocación de unos cuadros de temática religiosa, realizados por encargo, para que adornasen los testeros de las aulas y para que los alumnos se encomendasen a sus titulares: uno con la efigie de Mª Santísima Dolorida y la otra de Nuestra Señora del Carmen. Por último, don Agustín demanda a cambio de su piadosa liberalidad unas plegarias de los niños de la escuela por la salvación de sus almas. A pesar del interés que muestra don Agustín por la creación de la escuela de primeras letras pospone su apertura al fallecimiento de su esposa doña Juliana, ya que pone como condición que mientras viviese su mujer los padres jesuitas contribuirían al bienestar de la misma con la renta del 3% procedente de los 12.000 ducados entregados al Colegio. Como hombre meticuloso especifica los requisitos económicos precisos de esta donación. Las diligencias de los trámites necesarios para la fundación de la escuela de primeras letras estarán fundamentalmente a cargo de la viuda de don Agustín, doña Juliana de la Cueva. Esta mujer dedicará el resto de su vida a dar consistencia a la fundación gestionando la consolidación y apertura de dicho centro docente. Siguiendo fielmente el contenido testamentario de don Agustín, su viuda iniciará la tramitación de la fundación de la escuela de primeras letras ante las autoridades eclesiásticas oportunas para obtener la aprobación y licencia fundacional. Dos meses después de conocer la cláusula de la erección de la escuela ésta fue aceptada por los consultores de la provincia. Al mismo tiempo se solicitó del prepósito general de los jesuitas, P. Ignacio Visconti, la aprobación definitiva, así como la licencia para otorgar las escrituras precisas para su consolidación. El día 15 de septiembre de ese mismo año, el Padre Visconti ratificó en Roma la erección de la escuela de Nuestra Señora del Carmen en el colegio jesuítico andaluz, concediendo licencia al Prepósito provincial, P. Maestro Martín García, para que se protocolasen los instrumentos necesarios de aceptación y obligación entre doña Juliana de la Cueva y los padres jesuitas de Málaga. Estas gestiones entre la Compañía de Jesús y doña Juliana concluirán el día 26 de enero de 1752 en los aposentos rectorales del Colegio de San Sebastián, donde se rubricaron la escritura de cesión y entrega por parte de la viuda y la obligación por parte del rector y de los miembros del citado Colegio. Por esta escritura doña Juliana hizo entrega efectiva de los 12.000 ducados como capital inicial de dicha fundación, para que se impusiera sobre los bienes y rentas del Colegio de la Compañía, otorgándose a su favor recibo y cartas de pago. Por su parte el rector y los padres se obligaron a pagar a la otorgante el 3% de los réditos de estos 12.000 ducados desde el día de la fecha, haciendo efectivo su pago el día de San Juan y en la Pascua de Navidad de cada año hasta su fallecimiento. El claustro del Colegio se comprometió a que cuando se produjese el óbito de doña Juliana, en el término de los dos años siguientes como máximo, abrirían la escuela de primeras letras para acoger a todos los niños que quisieran aprender a leer y escribir. Los padres jesuitas entregarían a los maestros el papel, la pluma y tinta necesaria para las muestras, escobas para que los sirvientes asearan las clases así como la cera necesaria para alumbrar el cuadro de Nuestra Señora del Carmen, todos los sábados del año. Una vez concluidos y ultimados los trámites necesarios para la fundación de la escuela, doña Juliana, dada su avanzada edad, se dispone a esperar su hora final. Los años van transcurriendo y la viuda toma la firme decisión de no retrasar hasta su muerte la apertura de la escuela para niños pobres y poner ella misma en ejecución la erección, para que los pequeños de este pueblo a los que sus padres, por su pobreza, no pueden costearles su enseñanza, por lo que carecían del saber de la doctrina cristiana, la lectura y escritura “principio de todas las ciencias”. Este cambio de actitud de doña Juliana favoreció que se iniciaran con rapidez las obras de la casa inmediata al colegio propuesta para tal fin por la cláusula fundacional de don Agustín. Las habitaciones se modificaron, transformándose en dos grandes aulas con sus correspondientes gradas y en el patio se instaló una fuente con agua. Doña Juliana financió el mobiliario, entregó los dos lienzos, uno dedicado a la Virgen del Carmen y otro a Nuestra Señora de los Dolores, a los que debían de estar consagradas las aulas con todos los elementos necesarios para su culto. Redimió los censos de la casa cedida como incremento de la hacienda de la escuela y renunció a la renta del 3% de los réditos de los 12.000 ducados para que el rector, Maestro Vicente Morales, los invirtiera en subvencionar la manutención de los maestros y ayudantes de dicho centro docente. El 29 de octubre de 1758 el rector y los Padres jesuitas otorgaran una nueva escritura ante el escribano Hermenegildo Ruiz declarando haber recibido los títulos de la casa, los cuadros y las dos cornucopias destinadas a su adorno. A su vez, se comprometían a abrir la escuela en el preciso momento en que llegaran los maestros para recibir en la misma a todos los niños y a mantenerla abierta en conformidad con el espíritu de la cláusula de fundación. El 27 de noviembre de ese mismo año se inauguraron las clases de la Escuela de primeras letras para pobres que fundó y dotó don Agustín Van Heeswyck y su mujer, doña Juliana de la Cueva. Encariñada con la fundación gestada por su marido la dotará con otra casa, en la calle de Santos, cuya renta ascendía a 850 rs,, para que con esa suma se costease el material escolar. También contribuyó al adorno de las aulas con 8 candeleros de plata “como los tienes los cuadros de la escuela” para los lienzos de las Vírgenes y propondrá que el día del Carmen se guarde como festivo para que los niños celebren con juegos y diversiones en el centro ese día. En el año 1765 fallecerá doña Juliana dejando materializado y consolidado el deseo de don Agustín de establecer la escuela de Nuestra Señora del Carmen para niños pobres. Un acontecimiento inesperado alteró el discurrir del Colegio de San Sebastián de la Compañía de Jesús. El día 2 de abril firmaba el monarca Carlos III en el Pardo, la Pragmática Sanción para el extrañamiento de estos Reinos a los regulares de la Compañía. El día 3 de abril de 1767, a las dos de la madrugada, se presentó en el convento de la Compañía el gobernador de Málaga, Marqués de Villel, incautándose de los bienes de los jesuitas y declarando presos a sus miembros. La escuela de primeras letras fundada por don Agustín Van Heeswyck siguió inicialmente el mismo destino que los estudios impartidos en el colegio de la Compañía. Sin embargo, las rentas previstas por el fundador para asegurar la conservación de la escuela no quedaron englobadas en las temporalidades de la Compañía confiscados a los jesuitas, por lo que el convento de San Andrés y el Hospital de San Julián reclamaron la parte de la renta de la escuela que les correspondía al haber cesado el desempeño de la enseñanza en dicho centro. Esta reclamación aceleró los trámites necesarios para la reapertura de la escuela de primeras letras y que de nuevo acudiese la población infantil marginada de la ciudad a recibir las enseñanzas elementales en dicho centro. El 4 de noviembre 1768 el gobernador Marqués de Villel, recibió una orden del real consejo para que restableciera en Málaga la escuela de primeras letras. Doña Juliana de la Cueva se constituyó en la figura clave de esta fundación laica y de la que apenas queda un recuerdo. Esta mujer fue la verdadera impulsora de la escuela de primeras letras Nuestra Señora del Carmen para niños pobres, que en abnegada y callada labor y, siempre teniendo presente la memoria de su marido, impulsó su apertura gozando aún de salud. Fiel cumplidora y ejecutora del testamento de don Agustín logró, por medio de esta institución docente, una mejora social para Málaga en un acto de amor póstumo al que fue compañero de su vida y para el que siempre tuvo palabras de cariño.
Autora: Marion Reder Gadow
Bibliografía
REDER GADOW, Marion, “Fundación y erección de la Escuela de Primeras Letras para pobres: Nuestra Señora del Carmen”, Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia, Málaga, nº 10, 1987, pp. 309-326.
REDER GADOW, Marion, “Datos acerca de la Enseñanza femenina en la Málaga Ilustrada”, Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia, nº 11, 1988, pp. 435-452.
VENTAJAS DOTE, Fernando, Educación y Alfabetización en Málaga durante el reinado de Fernando VI, Málaga, CEDMA, Servicio de Publicaciones. Centro de Ediciones de la Diputación, 2005.