Artista polifacético, nacido en Amberes, Hoefnagel se interesó mucho por el paisaje y la pintura de género, practicadas ambas como diletante hasta 1568. De manera profesional, trabajó la miniatura, pero sin duda, la cronología de su vida y producción artística están estrechamente relacionadas con la publicación de la obra Civitates Orbis Terrarum, seis volúmenes, editados entre 1572 y 1617, de bellas escenografías paisajísticas cargadas de gran valor documental y minuciosas descripciones europeas que aportaron información sobre vías de comunicación, hitos geográficos, detalles urbanos y arquitectónicos, entornos agrícolas o aspectos mercantiles, entre otros. Además, los primeros planos de sus composiciones se ilustraron con personajes ataviados con trajes de la época, reflejando ocupaciones cotidianas, costumbres, trabajos o diversiones que han despertado el interés de variados estudiosos, pues se trataba de compendiar diversos conocimientos sobre la vida en la Europa del siglo XVI. En dicho ambiente, Hoefnagel lideró una corriente pictórica calificada como naturalista por sus minuciosos dibujos de la naturaleza en la década de 1590.

Su relación con España comenzó con su estancia, en compañía de su amigo Niclaas Maleparte, entre los años 1563 y 1567, coincidiendo con la etapa de plena producción de paisajes urbanos. De esos cuatro años, dos permaneció en Andalucía, hecho que indica una clara preferencia por esta región, adelantándose con mucho a los fervores románticos de siglos posteriores, pudiéndose incluso considerar ya como un precursor de este movimiento. Amigo de Abraham Ortelius, reconocido junto a Mercator, como otro padre de la cartografía flamenca, y un gran geógrafo, se influenciaron ambos de tal manera que, cuando Ortelius publicó en 1570 su más importante atlas, unificó su estilo y produjo un resultado tan parecido que le llevó hasta copiarle prácticamente el título de la obra; ésta se tituló Theatrum Orbis Terrarum.

Tras su viaje por España, Hoefnagel regresó a Amberes para perfeccionarse en el dibujo de paisajes asesorado el pintor Jan Bol, quien le hizo viajar, en ocasiones, a Inglaterra, siendo hasta 1577 estas dos ciudades sus lugares de trabajo. Hacia 1577-78, acompañó a Ortelius en un recorrido por Italia, antes de regresar a Múnich, ciudad de su residencia desde que, como magistral miniaturista, se puso al servicio de Alberto V de Baviera. Posteriormente, trabajaría para Fernando II del Tirol y finalmente para Rodolfo II, en Praga, hasta su muerte.

Hacia mediados del siglo XVI en Amberes y Colonia se emprendió la publicación de un atlas con vistas de ciudades del mundo, cuyo principal promotor fue un clérigo católico de Colonia, George Braun, quien se ocuparía de la labor editorial sirviéndose de contactos religiosos y científicos en otros países. Braun recopiló dibujos y textos sobre ciudades adquiridos, copiados o encargados a diversos autores y que trataban sobre toda Europa, Próximo Oriente, el norte de África y parte de la América española. Frans Hogenberg fue el principal encargado de reelaborar los dibujos disponibles para ejecutar los grabados, asignándoles un formato semejante; y seguramente también redactó los textos adjuntos a cada lámina. Todo ello se reunió en un primer volumen publicado en 1572 con el título Civitates Orbis Terrarum, nombre con el que suele conocerse el conjunto de los seis tomos publicados hasta 1617.

En la empresa editorial participaron artistas muy diversos: grandes dibujantes, como Hoefnagel, autor de casi todas las vistas españolas, algunos autores desconocidos, o colaboradores de la Cosmographia de Münster, de la que se tomaron bastantes vistas, sobre todo de Alemania. También colaboró el prestigioso cosmógrafo Abraham Ortelius. Otros destacados colaboradores fueron el grabador Simon Novellanus (o Simon van den Neuvel) que participó en los tomos segundo y tercero de la serie, el danés Heinrich von Rantzau, conocido como Rantzonvius, que proporcionó mapas, descripciones, planos y vistas de ciudades de Dinamarca y del norte de Europa o Jacob Roelofs, más conocido como Deventer, entre otros.

La publicación de los monumentales volúmenes de las Civitates significó un cambio importante en la forma de interpretar el presente y testimoniar el pasado, pues por primera vez imagen e historia son complementos inseparables. Aunque el reparto de espacio en el número de páginas entre dibujos y relatos resultaba bastante equilibrado, la preponderancia de la plástica es manifiesta. El contenido y estilo de las descripciones no difería de otros trabajos históricos geográficos del siglo XVI, cuando aún no habían sido fijados los métodos científicos de la historia, pero no cabe duda de que estas obras proporcionaron valiosos testimonios sobre el gobierno, sistema económico, con referencias precisas a la agricultura, industria y comercio. Ofrecen interesantes observaciones sobre la vida cotidiana, artesanal, campestre y religiosa, que, en muchas ocasiones, fueron representadas pictóricamente en escenas de género colocadas en un primer plano. Aunque el valor de la imagen es superior al del texto literario, como expresamente reconoce Braun, no por ello debe desestimarse la abundante y rica información que proporcionan las explicaciones que acompañan a las vistas, hasta ahora infrautilizadas por los historiadores y los historiadores del arte.

Esta obra constituye un compendio del conocimiento del urbanismo y de la vida en Europa durante el siglo XVI. La fisonomía de las ciudades, creadas en tiempos anteriores, con escasas excepciones, permaneció más o menos estática en lo referente al casco o centro histórico de las mismas, aunque ya se observa en determinados casos el desbordamiento del cinturón amurallado en los arrabales periféricos. Proporciona una visión todavía en parte medieval de la Europa del Quinientos y representa una de las más apreciables fuentes para la Historia y el Arte de esta época.

Autor: Agustín Martínez Peláez

Bibliografía

BOUZA ÁLVAREZ, Fernando, “Joris Hoefnagel”, en BOUZA ÁLVAREZ, Fernando, De Mercator a Blaeu. España y la Edad de Oro de la cartografía en las diecisiete provincias de los Países Bajos, Madrid, Fundación Carlos de Amberes, 1995, pp. 141-143.

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SKELTON, R. A., Introducción a la edición facsímil, Theatrum Orbis Terrarum, Amsterdam, 1965, vol. I, pp.: 7-10