Son numerosas las conjeturas que existen en torno a la figura de este pintor flamenco, uno de los más destacados representantes del Renacimiento en la ciudad de Sevilla junto a Pedro de Campaña. Aunque no era fácil superar la calidad y la originalidad de este último, sus encargos estuvieron muy equiparados. Al catálogo de Esturmio se han añadido muy pocas obras y de manera cuestionable desde el año 1983, fecha en la que Juan Miguel Serrera publicó la reveladora monografía sobre el pintor. Fue este autor el que arrojó luz sobre su figura y depuró con gran acierto su producción.

Éste artista nació en Zierikzee (Países Bajos) hacia 1515, siendo inexistentes los datos en torno a su persona hasta su llegada a Sevilla. Aunque no hay noticias referentes a su aprendizaje, este ha estado ligado a Heemskerck y Scorel. No obstante, parece probable que su relación con el primero fuera tan solo motivada por el uso de las mismas estampas de origen italiano. El pintor, formado dentro de un contexto artístico provinciano, estuvo mucho “más apegado al mundo formal de las estampas y los grabados que al innovador de los grandes maestros del manierismo flamenco” tal y como apuntó Serrera.

Al igual que sucede en las otras artes, las primeras manifestaciones del Renacimiento pictórico en España estuvieron vinculadas a la labor de artistas foráneos. Motivados y atraídos por la bonanza económica que vive la capital andaluza a principios del siglo XVI, son muchos los creadores que como Esturmio llegan a ella. En 1537 aparece como “estante” en la ciudad, tal y como publicó Hernández Díaz, al concertar junto a Juan y Andrés Ramírez parte de la policromía del retablo mayor de la parroquia de Santiago de Jerez de la Frontera. De ese año data la primera noticia que de él se tiene, del mismo modo que de esa fecha se tiene la primera mención a Campaña, aunque probablemente, su llegada fue un poco anterior. Contrae matrimonio con Catalina Fernández en Sevilla, con la que vivirá en la collación de San Andrés, trasladándose en 1556, año en el que fallece, a la de San Lorenzo. Desde su taller, hizo frente a todas las obras que se le encomendaron, con la colaboración de sus aprendices, lo que explica que pudiera trabajar en varios cometidos a la vez. Su clientela, con la que fijaba a través de escrituras públicas todos los detalles de sus encargos, fue religiosa, siendo el Arzobispado hispalense el que mayor número de pinturas le confió.

Su etapa sevillana, de la que existe mayor información, permite conocer las características esenciales de su pintura. Ésta aúna la tradición de la pintura flamenca, la experiencia de su viaje a España con una ya posible estancia en Italia y finalmente las influencias artísticas de la Sevilla del momento, incluyéndose en ella el trabajo de los vidrieros. Su obra, que estuvo muy influenciada por Cornelis Bos, Miguel Ángel, Rafael y Durero a través de grabados, se caracterizó, además, por un buen dominio técnico.

Serrera diferencia tres etapas en el trabajo del pintor. La primera, entre 1537 y 1545, muy marcada por el clasicismo renacentista se ve completada por una segunda, entre 1545 y 1550, y una tercera entre 1550 y 1556. Estas dos últimas, donde Esturmio desarrolla la estilización de las formas, introducen rasgos manieristas a una producción caracterizada por el uso de un único lenguaje artístico.

Entre sus obras cabe destacar la Virgen de la Antigua, encargo del mercader Pedro de Acuña en 1540, que se encuentra en el  Convento de Santa Clara de Medina del Campo en Valladolid. Es una pieza muy interesante por tratarse de un lienzo, cuya importancia, como señala Antonio Romero Dorado, radica en que es testimonio del empleo de este soporte en Sevilla en una fecha muy temprana.

El San Roque es otra buena muestra de su producción. Ésta pintura, que inició su proceso de restauración en 2014 en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, luce hoy día en su total esplendor. El santo, con una especial devoción desde la Edad Media por ser protector de enfermedades y epidemias, se encuentra actualmente en el Palacio Arzobispal de Sevilla. La tabla puede ser la que desde el siglo XVI estuvo en la primitiva ermita que llevaba su nombre, pasando en el siglo XIX a la iglesia del convento de Santa Clara. Procede, por lo tanto, del patrimonio de la desaparecida hermandad de Nuestra Señora de la Estrella y del Señor de San Roque.

Pero será en el Retablo de la Capilla de los Evangelistas de la Catedral de Sevilla donde alcance un gran nivel artístico. Éste no fue encargado del Cabildo catedralicio, sino del canónigo y obispo de Marruecos Sebastián de Obregón, el cual heredó del también canónigo Pedro de Santillán su capilla funeraria, encargándose de la decoración de la misma. Esturmio realiza cinco tablas a gran tamaño y en el banco del retablo, sitúa a las Santas Justa y Rufina acompañada de otros dos grupos de santos de medio cuerpo, como son San Sebastián, San Juan Bautista y San Antonio y Santa Bárbara y Santa Catalina, en la cual aparece la cartela con la firma, fecha de 1555 y procedencia del pintor, que sirve para datar el conjunto. Las santas alfareras, ricamente ataviadas, destacan gracias a un dibujo perfectamente definido. Ambas flanquean la Giralda, que carece aún del cuerpo de campanas que más tarde realizaría Hernán Ruiz II.

Finalmente y para la Colegiata de Osuna pintó en 1555 una Alegoría de la Inmaculada Concepción. La obra, destinada a la capilla del Santo Sepulcro, enterramiento de los condes de Ureña, presenta una composición muy estudiada tomada de una estampa de Cornelis Bos. San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen, aparecen arrodillados, mientras que de sus pechos brotan dos tallos de azucena, que rematan en la Virgen sedente con el Niño en el regazo, flanqueada por ángeles y coronada por las manos de Dios.

Pese a no alcanzar la calidad de Pedro de Campaña, tal y como se ha señalado, la obra de Esturmio tuvo una amplia demanda en Sevilla donde se erigió como el último de los grandes pintores extranjeros del Renacimiento.

Autora: Carmen Rodríguez Serrano

Bibliografía

HERNÁNDEZ DÍAZ, José, “Arte hispalense de los siglos XV y XVI”, en Documentos para la Historia del Arte en Andalucía, 4, Sevilla, 1937.

NAVARRETE PRIETO, Benito (Coord.), El San Roque del Convento de Santa Clara, una obra maestra de Esturmio restaurada, Sevilla, Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), 2015.

ROJAS-MARCOS GONZÁLEZ, Jesús, “La pintura sevillana del Renacimiento”, en Temas de Estética y Arte, Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, Sevilla, 29, 2015, pp. 139-161.

ROMERO DORADO, Antonio, “Una nueva obra de Hernando de Esturmio: La Virgen de la Antigua de Medina del Campo”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima, Valladolid, 51, 2016, pp. 43-46.

SERRERA CONTRERAS, Juan Miguel, Hernando de Esturmio, Sevilla, Diputación Provincial de Sevilla, 1983.

VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique, Historia de la pintura sevillana: siglos XIII al XX, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1986.