De manera tradicional y desde mediados del siglo XIX recibe el nombre de cerámica de Fajalauza la cacharrería popular granadina. Aunque singular e históricamente sólo recibe esta denominación la cerámica producida en la ciudad de Granada, concretamente desde comienzos del siglo XVI en las cercanías de la Puerta de Fajalauza o Puerta del Campo de Almendros, una de las seis entradas que tuvo la muralla del Albaicín.

Con la reconquista de la ciudad en 1492 desapareció la manufactura de la lujosa cerámica nazarí, pero se mantuvieron las técnicas y los tipos formales de la cacharrería de uso cotidiano, prolongados en la nueva cerámica de Fajalauza. A esta continuación de la herencia islámica hay que añadir que la producción de esta artesanía continuó en manos moriscas, por lo que en este arte popular tenemos un ejemplo de continuidad de la cultura andalusí en la España cristiana.

En esta cerámica destaca la sencillez, tanto formal como técnica. Al tratarse en su origen de objetos de uso común, son habituales las tipologías empleadas en la vida cotidiana, como las jarras alcarrazas y las jarras globulares, tazones, platos, fuentes o cantarillos. La técnica empleada en su manufactura es el barro vidriado en dos variantes: vidriado monocromo, normalmente en color verde; y las piezas decoradas con previo recubrimiento de vidriado blanco estannífero, con ornamentación en tonos azules-grisáceos o verdes. El tono azul, al ser más caro, era reservado para piezas de mayor importancia mientras que el verde era el más habitual.

Es característica de la cerámica de Fajalauza su decoración, siempre a base de motivos sencillos y luciendo normalmente en el centro de las piezas.  La más común es a base de temas vegetales que derivan del ataurique islámico, aunque son igualmente habituales los motivos heráldicos, vegetales con pájaros o el fruto de la granada como símbolo de la ciudad. El dibujo sobre fondo blanco es siempre ejecutado con una pincelada muy ancha que otorga gran expresividad a la composición. Se trate de unos o de otros temas, lo cierto es que las composiciones fueron desde comienzos del XVI muy sencillas, pero se fueron complicando a lo largo de los siglos, especialmente a partir del siglo XIX.

Las técnicas de trabajo de la cerámica de Fajalauza han sido mantenidas desde comienzos del siglo XVI hasta el siglo pasado, momento en el que comenzaron a verse afectadas por la industrialización y la fabricación destinada al mercado turístico.

Autora: Carmen de Tena Ramírez

Bibliografía

AA.VV.: Cerámica Popular Granadina de Fajalauza. Granada, 1974. Granada. CANO PIEDRA, Carlos y GARZÓN CARDENETE, José Luis: La cerámica en Granada. Granada, 2004.

GARZÓN CARDENETE, José Luis: Cerámica de Fajalauza. Granada, 2004.

RODRÍGUEZ AGUILERA, Ángel y REVILLA NEGRO, Luis: «La cerámica cristiana de los siglos XVI-XVII de la ciudad de Granada» en Transferències i comerç de cerámica a l’Europa mediterrània (segles XIV-XVII). XV Jornades d’Estudis Històrics Locals, Palma de Mallora, 1997, pp. 147-168.

SESEÑA, Natacha: Cacharrería popular. La alfarería de basto en España. Madrid, 1997.