También conocida con el nombre de Violante Moniz de Perestrello, fue el primer cónyuge de Miguel Muliart y hermana de Filipa Moniz de Perestrello -casada con Cristóbal Colón y madre del primogénito Diego Colón-. Briolanja, de nacionalidad portuguesa, nació en una familia de la nobleza media lusitana; su madre, Isabel Moniz, pertenecía al linaje de Gil Ayres Moniz -mayordomo del condestable Nuno Alvares- y era pariente del conde de Barcelós -fundador de la casa de Braganza-; su padre, Bartolomé Perestrello, ostentó el cargo de gentilhombre del infante Juan -hijo de Juan I- y fue nombrado capitán donatario de la isla de Porto Santo. Asimismo, durante su estancia en el sur del reino castellano mantuvo conexiones con la nobleza portuguesa residente en la ciudad de Sevilla, en especial con Isabel de Silva -marquesa de Montemayor-.
El cruzamiento de las fuentes documentales disponibles apuntan a que Briolanja pudo haber llegado al puerto de San Juan (Huelva) en la década de los ochenta del siglo XV si atendemos a que antes del descubrimiento de América consta documentalmente que tenía arrendadas unas tierras en este lugar al duque de Medina Sidonia, las cuales habían sido concedidas previamente mediante privilegio ducal a los vecinos de la localidad por Enrique de Guzmán el 22 de septiembre de 1484 con el fin de que fueran utilizadas como ejido municipal de aprovechamiento comunal. Sin embargo, los residentes en esta población fueron desposeídos de su derecho inicial con objeto de entregar la explotación de la finca a esta noble lusitana; por tanto, tras emigrar del cercano reino de Portugal, participó junto a otros extranjeros o naturales de Castilla en el proceso de repoblación de San Juan del Puerto auspiciado por los condes de Niebla, si bien este hecho no fue del agrado de los vecinos de la localidad debido a los perjuicios que les había ocasionado haber sido privados de este recurso económico comunitario. De lo mencionado anteriormente son pruebas documentales evidentes los libros de rentas mayores y menores del condado de Niebla de fines del siglo XV y principios del XVI, así como el privilegio otorgado por el duque Juan de Guzmán el 20 de enero de 1493 conservado en el Archivo de la Fundación Casa Ducal de Medina Sidonia, en el que se atestigua claramente que el arrendamiento de las mencionadas tierras fue anterior al descubrimiento del Nuevo Mundo:
“Quanto a lo que me suplicáis que mande volver et restituir a vos el dicho Conzexo la tierra de que el Duque mi señor, y mi Padre (que santa gloria haia) hizo merced a Vriolanja Muñiz, para Exido de dicho Conzexo, como de antes lo era, por ser cosa mui necesaria, e provechosa así para el pro común de mis vasallos, como para las bestias de los requeros que vienen a ese mi lugar, a esto vos respondo, que pasado este arrendamiento que de la dicha tierra está fecho, me requiráis porque yo mandaré hacer si plase a nuestro señor, lo que fuere mi servicio, e bien de ese mi lugar”.
Como es lógico, la presencia de la cuñada de Cristóbal Colón en un lugar recientemente repoblado en la ribera del río Tinto fue un reclamo indudable para que el genovés se trasladara en torno a 1485 a este territorio occidental del reino de Sevilla, una vez que su proyecto descubridor había sido rechazado por João II. Ciertamente, Briolanja y Miguel -su esposo- podían proporcionarle un lugar de acogida mientras que encontraba apoyos en Castilla a su empresa ultramarina, contactos con los marinos de la zona y un hogar para el cuidado de su pequeño hijo Diego después de haber enviudado de Filipa Moniz de Perestrello.
En cualquier caso, todas las referencias manejadas indican que el asentamiento Briolanja y Miguel Muliart en la ribera derecha del río Tinto, unido a la experiencia marinera de los hombres residentes en los puertos del entorno, fueron condiciones favorables para que Cristóbal Colón decidiera organizar su primera armada desde estas tierras andaluzas vinculando así su proyecto al reino castellano; de ahí que el médico de Palos de Frontera testimoniase en los pleitos colombinos que el genovés arribó al litoral onubense para verse y hablar con el marido de su cuñada. A este respecto, el afecto expresado por Cristóbal Colón respecto a Briolanja, así como el que le tenía su hijo Diego -atestiguado en las fuentes documentales posteriores al descubrimiento de América-, parecen confirmar la tesis de diferentes historiadores manifestada en el sentido de que la noble portuguesa habría ejercido la función de madre mientras que el descubridor efectuó la primera expedición a Indias. En este sentido, las tareas maternales llevadas a cabo por su cuñada con el descendiente del Almirante en el condado de Niebla podría ser la causa de la generosidad manifestada por los Colón con su parienta lusitana; de ahí que el genovés se ocupara de la concesión por los Reyes Católicos de una vivienda en la villa de Huelva en 1493, que designase contador a Miguel Muliart en el segundo viaje a las Indias, que ordenase que se le diesen 10.000 maravedís anualmente -por cierto, aumentados a 20.000 maravedís por Diego Colón con el fin de atender las “necesidades” de su tía-. Por otro lado, Cristóbal Colón se preocupó por la situación económica de su cuñada, tras enviudar por fallecimiento de Miguel Muliart-, de manera que trató de compensar la responsabilidad que tuvo en ese hecho luctuoso consiguiéndole, entre 1504 y 1505, un matrimonio con Francisco Bardi -un rico mercader florentino que se ocupó de los negocios de los Colón en calidad de factor-.
Por último, de la importancia del rol desempeñado por Briolanja Muñiz respecto al núcleo familiar directo del Almirante son expresivas las negociaciones que realizó con el duque de Medina Sidonia con el fin de que su sobrino Diego Colón contrayese matrimonio con Mencia de Guzmán -hija del mencionado título nobiliario-. Muy posiblemente los contactos que había tenido con la administración ducal en años anteriores como arrendataria de la mencionada finca de San Juan del Puerto podría haber contribuido a que se dedicara a esta tarea. Precisamente, Francisco Bardi -su segundo marido-, en una carta enviada al Virrey de las Indias el 11 de agosto de 1505, se hacía eco de las conversaciones mantenidas por su cónyuge con el duque Juan Alonso Pérez de Guzmán y de cómo la intervención del rey Fernando impidió que la boda se materializase, puesto que el monarca era partidario de que el enlace se llevara a efecto con María Álvarez de Toledo -hija del duque de Alba-; seguramente lo prefería así porque se trataba de un linaje que estaba demostrando fidelidad a la Corona mientras que Juan Alonso de Guzmán mantenía una disputa en defensa de la conservación de sus privilegios al tiempo que se oponía a perder su jurisdicción sobre la plaza de Gibraltar.
Teniendo en cuenta las fluidas relaciones entre Briolanja y la casa ducal no se puede descartar la posibilidad de que ella misma se hubiera ocupado de conectar a Cristóbal Colón con el titular del señorío de Niebla con objeto de que apoyara su empresa ultramarina antes de que la reina de Castilla decidiera hacerla suya; al menos, Bartolomé de las Casas, en su Historia de las Indias, deja constancia de que este linaje andaluz fue el primero al que solicitó ayuda para emprender la travesía oceánica
Autor: David González Cruz
Bibliografía
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GONZÁLEZ CRUZ, David, “El Puerto de San Juan en tiempos del descubrimiento de América y la expansión atlántica”, en GONZÁLEZ CRUZ, D. (Coord.), Descubridores de América. Colón, los marinos y los puertos, Madrid, Sílex, 2012.
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