Una de las consecuencias de la conquista de Granada (1492) fueron los monfíes, nombre que recibieron los mudéjares, especialmente de extracción rural, que se refugiaron en las sierras viviendo del hurto y el homicidio. La conversión forzosa al cristianismo (1500-1501) y la presión castellana, especialmente de las autoridades, hizo crecer el movimiento monfí entre los moriscos, constituyéndose en un particular movimiento marginal en el reino granadino. Su particular definición (del árabe munfí, “desterrado”) advierte el componente social lleno de matices que fue incorporando el fenómeno. La historiografía actual permite distinguir para el siglo XVI entre el bandolero de la Andalucía occidental y los salteadores del reino de Granada, pues mientras que para las autoridades cristianas eran considerados fugitivos de la ley, para los musulmanes los distinguían como opositores de la opresión.
Los monfíes constituyeron verdaderas comunidades en los ámbitos serranos, en donde, frente al resto de la población convertida, practicaban libremente los ritos musulmanes. La descripción de sus golpes resalta la importancia que tuvieron sus actuaciones contra los cristianos viejos y la colaboración que tuvieron de los pastores y campesinos moriscos. Incluso sirvieron de informadores para los piratas, constituyendo relaciones mutuas de colaboración. Sea como fuere, el fenómeno monfí es una manifestación de marginalidad cuyo origen está en la negación a convertirse o a vivir bajo la normativa cristiana.
Por otro lado, la salvaguarda señorial de quienes estaban bajo su jurisdicción incrementó el fenómeno, pues podían continuar cometiendo delitos con la seguridad y protección de esta figura jurídica. Por esta razón debió ordenarse a los señores que en sus estados no admitiesen a moriscos perseguidos de la justicia.
Las partidas de monfíes se organizaban bajo el carácter de cuadrilla, que era dirigida por un capitán. Famosos líderes monfíes fueron Arroba -que llegó a actuar en las cercanías de Granada-, El Meliche, Lazeraque,…. En los inicios de la segunda mitad del siglo XVI las cuadrillas monfíes tendieron a agruparse en banderas, conformándose en estructuras cuasi-militares que llegaron a ocasionar un verdadero problema de seguridad en algunas zonas del reino granadino.
Los monfíes en 1568 protagonizaron un papel destacado en el alzamiento de Las Alpujarras (1568-1571), pues sus cuadrillas enardecieron los ánimos de los lugares moriscos para que se sublevasen. En algunos casos su radicalismo forzó el levantamiento de moriscos de paces, llegando en ocasiones a ejecutar a los más reticentes. Durante los inicios de la revuelta quedaron coordinados por Farax Abén Farax, que los convirtió en tropa de choque para implantar un régimen de terror inicial favorable a la sedición. Posteriormente se integrarían en las fuerzas rebeladas manteniendo su técnica de combate basada en la guerrilla. Fueron famosos los hermanos Lope y Gonzalo el Seniz, El Partal de Narila, El Seniz, El Gorri, alcanzando algunos de ellos cargos relevantes en el mando insurrecto. Aplastada la rebelión, continuaron algunas partidas aterrorizando el proceso repoblador, como El Cacín -en la Sierra de Gádor-, El Joraique –que llevó de cabeza a las autoridades de Almería y logró huir a África-, El Caizar, en el ámbito del Almanzora, Juan Ataujar –en la serranía de Ronda-,… Si bien para el último tercio del siglo XVI era un fenómeno que se fue extinguiendo progresivamente.
Autor: Valeriano Sánchez Ramos
Bibliografía
GIL SANJUÁN, Joaquín, «Disidentes y marginados de la Serranía de Ronda en el tránsito a los tiempos modernos», Baética: Estudios de arte, geografía e historia, 13, 1991, pp. 227-240.
SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano, «La guerra dentro de la guerra: los bandos moriscos en el alzamiento de Las Alpujarras», en Actas del VII Simposio Internacional de Mudejarismo. Teruel: Centro de Estudios Mudéjares, 1999, pp. 507-520.
VINCENT, Bernard, «El bandolerismo morisco en Andalucía (siglo XVI)», en. Awraq: Estudios sobre el mundo árabe e islámico contemporáneo, 4, 1981, pp. 167-178.