La discriminación padecida por los negroafricanos, dado el color de su piel, debió ser bastante generalizada. Cuando en el siglo XVIII se planteaba la supresión de la cofradía de negros de Nuestra Señora de la Salud, San Benito de Palermo y Santa Efigenia, sita en la iglesia gaditana de Nuestra Señora del Rosario, uno de sus defensores, el escribano mayor de cabildo  Vidal y Texero insistía en “que hoy no tienen quien los lleve a enterrar y es preciso valerse de mandaderos o los mismos enterradores como lo vio el deponente pocos días hace en el convento de religiosos descalzos de Nuestra Señora del Carmen a causa de hallarse allí como prioste actual de la archicofradía y rosario de la virgen de la Bendición de Dios sita en dicho convento con una negrita que alli se deposito y por no asistir la cofradía de los negros no hubo quien la llevara al sepulcro el cadáver por el desprecio que su color moreno causa entre los blancos”, testimonio de sumo interés por mostrarnos el racismo imperante en la sociedad gaditana.

Esta discriminación tendría además su reflejo en la persona de Antonio María Machuca, liberto negroafricano nacido en Guinea, donde fue capturado, como tantos otros, a la edad de siete u ocho años, siendo trasladado a Sevilla donde lo compraría Bernardino Carreno, que le dio el apellido del que fuera su padrino cuando lo bautizaron en 1733 a los ocho años de edad, José Machuca y Sans. Logró la libertad y en 1750 se trasladó a Cádiz, ciudad en la que tuvo una destacada carrera financiera, manteniendo buenas relaciones con comerciantes tan importantes como Juan de Tressierra, Andrés Gerardi, cónsul de Génova, o Domingo Tomás Terry, falleciendo en 1794. De su trayectoria vital sobresale su trabajo como corredor, que le llevó a establecer amplios contactos mercantiles con numerosos hombres de negocios gaditanos, y su vinculación con la iglesia de Nuestra Señora del Rosario (en su testamento menciona su deseo de ser enterrado en la bóveda de la capilla de Nuestra Señora de la Salud, San Benito de Palermo y Santa Efigenia, “propia de los nacionales etíopes”, lo que nos refleja el orgullo de su condición, habiendo aportado además en el pasado la suma de 9000 reales para costear la construcción del altar de Nuestra Señora de la Salud.

Pero Antonio Machuca es conocido sobre todo por ser el firmante de una petición cursada al cabildo municipal gaditano en 1770 según la cual solicitaba, amparándose en el decreto promulgado por el gobernador de la ciudad tres años antes, ser admitido en el oficio de corredor, alegando además su firme catolicismo y los servicios prestados en el pasado por los negros, petición que, por supuesto, fue rechazada por el cabildo municipal dado la condición de liberto y de recién convertido al catolicismo del solicitante. Su periplo vital es testimonio de cuán lejos podía llegar un africano y un liberto en la sociedad gaditana finidieciochesca, pero también revela que, antes o después, siempre se encontraría con un techo de cristal.

Autor: Arturo Morgado García

Bibliografía

ANDRÉS GALLEGO, José, “Las pretensiones del negro libertino Antonio María Machuca”, Historia 16, 147, 1988.

ANDRÉS GALLEGO, Juan, La esclavitud en la América española, Madrid, 2005.

MORGADO GARCÍA, Arturo, Una metrópoli esclavista : el Cádiz de la modernidad, Granada, Universidad de Granada, 2013.

STELLA, Alessandro, Histoires d´esclaves dans la Peninsule Iberique, París, Editions EHESS, 2000.