Hijo de Diego Messía de Guzmán y de Policena Spínola, marqueses de Leganés. Era, por lo tanto, sobrino del cardenal Agustín Spínola, hermano de su madre. A juicio de Antonio Domínguez Ortiz, su curriculum puede considerarse el prototipo para el estudio del estamento eclesiástico en su grado más elevado. Merced a la protección del Conde-Duque, desde los siete a los once años Ambrosio Spínola fue menino del príncipe Baltasar Carlos. Su tío, el cardenal arzobispo Spínola se lo llevó consigo a su diócesis de Santiago de Compostela y le consiguió una dispensa pontificia que salvase su juventud ―tenía solo doce años― para que pudiese ocupar un canonicato. Luego lo acompañó a Sevilla donde también lo hizo canónigo y arcediano de Reina en 1646. Con posterioridad, Ambrosio estudió artes en el Colegio Mayor de Maese Rodrigo (Universidad hispalense) y se graduó en teología y cánones en Salamanca, de cuya institución fue rector con solo diecisiete años.
Su carrera episcopal posterior resulta fulgurante: en 1665, fue nombrado obispo de Oviedo, en 1667, arzobispo de Valencia, en 1668, de Santiago de Compostela y, finalmente, en 1669, arzobispo de Sevilla, sede en la que permaneció el resto de su vida.
Por su labor al frente de la sede hispalense se le puede considerar como uno de los prelados más representativos del siglo XVII. Carlos Ros lo califica como “el gran arzobispo de la caridad”. Y es que a Ambrosio Spínola le tocó hacer frente a la fuerte depresión económica que azotó su diócesis entre 1679 y 1689 seguida por la grave inundación que asoló Sevilla en el invierno de 1683-84. En una época en que gran parte de la labor asistencial recaía sobre la Iglesia, se puede afirmar que Spínola cumplió fielmente con sus obligaciones pastorales: repartió alimentos a manos llenas desde su palacio arzobispal.
Asimismo, su pontificado destacó por su apoyo decidido a la Compañía de Jesús. El arzobispo, que llevaba el nombre del fundador de la Orden, encargó a los jesuitas varias misiones populares y, en aras a reformar la moral de su arzobispado, apoyó la propuesta del P. Tirso González de cerrar los corrales de comedias. Algo que, merced a la insistencia de Miguel de Mañara, hermano mayor del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla, fue concedido finalmente por el Consejo de Castilla en abril de 1679.
Bajo el gobierno de Ambrosio Spínola se celebró por todo lo alto la aprobación del culto a San Fernando por parte del papa en 1671. También tuvo lugar la fundación de la Casa de Venerables Sacerdotes, en 1676, y el convento de Pozo Santo, en 1682. El arzobispo murió a consecuencia de la enfermedad que contrajo por culpa de la inundación de 1683. Dejó en su testamento que sus restos mortales reposasen en la Casa profesa de la Compañía de Jesús hasta que fuesen trasladados al panteón del Colegio de la Concepción (también llamado de las Becas), hoy desaparecido. Una institución que también regentaban los jesuitas y de la que había sido patrono su tío, el cardenal Agustín Spínola.
Autor: Francisco Martínez Gutiérrez
Bibliografía
DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio, La Sevilla del siglo XVII, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1984.
GÁMEZ MARTÍN, José, “Mitra, mecenazgo y santidad: El arzobispo de Sevilla, Ambrosio Spinola y Guzmán, y el esplendor de las artes (1669-1684)”, en RODRÍGUEZ MIRANDA, María del Amor (coord.), Nuevas perspectivas sobre el Barroco Andaluz. Arte, Tradición, Ornato y Símbolo, Asociación para la investigación de la Historia del Arte y Patrimonio Cultural “Hurtado Izquierdo”, 2015, pp. 664-676.
ORTIZ DE ZÚÑIGA, Diego, Annales Eclesiásticos y Seculares de la Muy Noble Ciudad de Sevilla, desde el año de 1246… hasta el de 1671, Madrid, Imprenta Real de Juan García Infanzón, 1677.
ROS, Carlos, Los Arzobispos de Sevilla. Luces y sombras de la sede hispalense, Granada, Anel, 1986.