La necesidad de integrar a los moriscos en el Reino y apaciguar la situación de conflicto, dio lugar en 1526 a que se optase por la docencia como medio para conseguir tal objetivo, por lo que en 10 de noviembre Carlos I erigió la primera universidad de Granada, que fue refrendada por el papa Clemente VII mediante una bula Pontificia del 14 de julio de 1531. El edificio de la Curia se construyó entre 1527 y 1532, con trazas atribuidas a Diego de Siloé, en un estilo propio del primer renacimiento hispano o como algunos autores llaman, plateresco. La portada es de 1530, obra de Juan de Marquina y el patio de 1534 de Sebastián de Alcántara, quien poco después, entre 1543 y 1544, realizó las ventanas. En el interior existían ricos artesonados, uno de ellos obra de Esteban Sánchez.

Desde el inicio hubo problemas derivados de la falta de espacio, la dotación económica y la convivencia con Colegio de Santa Cruz de la Fe, hasta la expulsión de los jesuitas en 1767, cuando además la Universidad pudo trasladarse al antiguo colegio de la Compañía de Jesús (1769). Desde entonces, el edificio se convirtió en sede de la Curia y tribunal eclesiástico, para lo que se realizaron reformas y la pertinente conexión con el edificio del Palacio Arzobispal con el que comparte manzana. Las obras las realizaron los albañiles Matías Muñoz y Diego Sánchez. En 1875 Juan Pugnaire intervino en el edificio de nuevo, regularizando la fachada principal y secundaria a la plaza de las Pasiegas. La fachada trasera no se reformó hasta 1902 por Juan Monserrat.

En 1917, por el centenario del nacimiento del Padre Suárez, se colocó una lápida en la fachada haciendo esquina entre la Plaza de las Pasiegas y Alonso Cano. Tras el incendio de 1982, se realizaron nuevas restauraciones que culminaron en 2001. Desde entonces el edificio ha servido para algunas exposiciones temporales. En 1983 fueron declarados ambos edificios como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.

Posee la casa una imagen digna, aunque algo modesta en relación con otras universidades hispanas de la época, por su escasez de rentas. Pero su interés artístico es notable, sobre todo en la fachada principal y el patio central. Se desconoce su autoría, si bien tradicionalmente se ha adscrito bien a Diego de Siloé, bien a su discípulo Sebastián de Alcántara. Sea como fuere es segura la intervención del primero a partir de 1534, cuando tuvo que enmendar algunos errores en la ejecución del patio y ornamentación, ante lo cual modificó en parte las trazas primigenias y fue supervisor hasta la culminación de las obras. Por tanto, aunque no se trata de un diseño exclusivo de la proyectiva siloesca, sí al menos la concepción espacial del edificio se enmarca dentro de los diseños civiles influidos por el gran arquitecto de la Catedral.

La Universidad granadina se concibió desde el principio según el esquema propio de Alcalá de Henares, como estudio general universitario asociado a un Colegio Mayor. Es un cuadrilátero en torno a un patio rectangular peristilado con tres cuerpos de altura, adosado en uno de sus lados al Palacio Arzobispal. De sus tres fachadas sólo la principal, frontera al templo catedralicio, presenta relevancia arquitectónica, se articula en cuatro cuerpos, con su portada ligeramente descentrada, que fue labrada en 1530 por Juan de Marquina, maestro del plateresco granadino que comenzó a asimilar en sentido decorativo los nuevos aires puristas traídos por Siloé a Granada en las grandes empresas de San Jerónimo y la Catedral. Presenta pilastras jónicas sobre pedestales, con decoración de candelieri en su fuste y con entablamento también profusamente decorado con delfines, cartelas y querubines en su friso. El vano es de medio punto sobre impostas, con clave de acanto, querubines en la rosca y escudo del arzobispo Ávalos en las enjutas. El tímpano semicircular, flanqueado por flameros sobre mascarones, tuvo primero la heráldica imperial, pero al acoger la Curia Eclesiástica fue sustituida en la década de 1770 por el escudo del arzobispo don Pedro Antonio Barroeta y Ángel. Sobre el tímpano campea una ventanita rectangular con decoración plateresca en su cornisa.

La mayor parte de los huecos corresponden a las aludidas reformas de 1875, como huecos neorrenacentistas apenas desbastados, como el actual remate de sencillos canes que sustituyó a la “pesada y ruinosa” cornisa primigenia. En cambio, las tres bellas ventanas del piso principal fueron labradas a partir de 1543 por Sebastián de Alcántara, siguiendo muy de cerca los diseños de Siloé. Son adinteladas, con columnas de orden compuesto y entablamento flanqueado por cornucopias, rematado por un copete semicircular provisto de venera acharnelada (rasgo característico de Siloé) en el tímpano y decoración de dragones, elementos vegetales y flamero en el frontón. Bajo los vanos se ubican tondos decorados con voluta vegetal y mascarón alado, los cuales, junto con el conjunto de los frisos, recogen la siguiente inscripción fundacional:

“Ad fugandas infidelium tenebras haec domus letteraria fundata est christianissimi Karoli semper augusti Hispaniarum regis mandato. Labore et industria ilmi. ac revmi. Dmni. Gasparis Davalos archiepiscopi granatensi. Anno a Natali Domni. Nri. Ihu.Xpi. MDXXXII”.

En cuanto al interior del edificio, las obras fueron realizadas entre 1528 y 1540, por los albañiles Bartolomé de Ramos, Juan Velázquez y Diego Juárez. Un amplio zaguán comunica con el patio central. En el piso bajo sus galerías se estructuran mediante arcadas de medio punto con clave de acanto y columnas toscanas que se duplican en los ángulos. Sobre las columnas centrales de cada lado aparece labrado el escudo del arzobispo Dávalos, mientras que en las enjutas de los arcos campean tondos decorados con mitras. Este esquema se repite en la planta principal de antepechos abalaustrados, aunque con arcos rebajados y la decoración de los tondos picada. El último piso, de menor altura, duplica el número de arcos en cada lado, con diseño apainelado; sus claves son ahora cabezas de león y las enjutas presentan gárgolas con aspecto de león alado. Un alero de canecillos en voluta remata el patio. La cantería del patio, en mármol blanco de los Filabres y piedra de Elvira, fue realizada por los maestros Juan de Yseca, Sebastián de Lizana, Sancho de Escalante y Baltasar de Godios, bajo la supervisión de Siloé, desde 1534. El resultado es un patio armonioso, salvo en el aspecto pesado del piso superior, destinado a albergar a los claustrales del Colegio de Santa Cruz de la Fe.

El enlosado del patio y aljibe central, al que se accede mediante brocal de pozo, fueron realizados en 1534, al igual que la escalera de descenso al semisótano que circunda el mencionado depósito de agua, adaptados como caballerizas y cocheras a partir de 1769. La escalera principal del edificio, en el costado SE, fue trazada por Diego de Siloé en 1533; es obra de dos tramos con meseta intermedia, alternando bóvedas planas sobre arco carpanel* con casetones decorados con puntas de diamante en los desniveles con bóveda de cañón, sobre esbelta columna de mármol en la caja central. La cubierta original hecha por el maestre Miguel en 1530, una armadura rectangular de limas mohamares y faldones apeinazados, fue rehecha en el siglo XVII o en el XVIII.

En general, y a pesar de los cambios de uso a lo largo de su historia, el edificio ha mantenido su organización interna, salvo en la crujía colindante con el palacio Arzobispal, donde en el siglo XVIII se abrió la comunicación entre ambos inmuebles y se construyó una escalera secundaria.

El edificio ha sido además contenedor de una gran colección artística compuesta por todo tipo de piezas de mobiliario, pintura, escultura, tejidos, etc. En los inventarios conservados y por las fotografías antiguas, se conoce además que formaron parte de la colección pictórica obras de grandes artistas como Alonso Cano, Velázquez o Zurbarán, entre otros muchos. Conserva además ricos alfarjes en algunas de sus estancias.

Autora: Laura Luque Rodrigo

Bibliografía

BARRIOS ROZÚA, Juan Manuel, Reforma urbana y destrucción del patrimonio histórico en Granada, Granada, Universidad de Granada, 1998.

CASTRO, Eduardo, “Un incendio, provoca importantes daños materiales en el palacio arzobispal y en la Curia de Granada”, El País [Granada], 2 de enero de 1983.

Enlace: https://elpais.com/diario/1983/01/02/espana/410310011_850215.html

GÓMEZ MORENO, Manuel. Guía de Granada, Granada, Universidad de Granada; Instituto Gómez-Moreno de la Fundación Rodríguez Acosta, 1998 (edición original de 1892).

LÓPEZ Rodríguez, Miguel, La Curia y el Palacio Arzobispal de Granada, Granada, 1986.