Clausura del Máster en Comunicación Social 2013

Discurso pronunciado por D. Elliott Domínguez en representación de los estudiantes en el acto de clausura del Máster en Comunicación Social

discurso copiaSeñor Decano de la Facultad de Humanidades y Psicología de la Universidad de Almería, Don Javier García. Señor Director del Centro de Investigación en Comunicación y Sociedad de la Universidad de Almería, Don Manuel López. Señor Coordinador del Máster Oficial en Comunicación Social de la Universidad de Almería, Don Rafael Quirosa-Cheyrouze. Queridos compañeros, profesores, familiares y amigos que hoy nos acompañan… buenas tardes.

Es para mí un gran honor y privilegio representar esta tarde a mis compañeros del Máster en Comunicación Social de la promoción 2012-2013. En su poema clásico, “El Constructor de Puentes”, el poeta norteamericamo Will Allen Dromgoole relata la historia de un anciano viajero que en el ocaso de su jornada y tras cruzar un escabroso barranco por cuyo fondo corría un lúgubre arrollo, decidió construir un puente, que hiciera más seguro atravesar la corriente. Estando en los trabajos de edificación, otro viajero a gritos le preguntó el propósito de su faena… el poeta relata esa conversación de la siguiente manera:

“¡Escuche!”, le dijo un viajero que pasaba por ahí “malgasta usted su tiempo al construir un puente aquí Su viaje ya termina pues ha llegado el fin del día
Y ya nunca más transitará por esta vía
Ha cruzado el barranco, dejando atrás lo más duro
¿por qué construye un puente estando ya tan oscuro?” El anciano constructor levantó entonces la cabeza:
“Es que por este mismo camino”, respondió con firmeza, “noté que hace algunas horas me trataba de alcanzar
Un jovencito inexperto que por aquí ha de cruzar.
Este profundo barranco para mí no ha sido nada
Mas para el joven que viene será una encrucijada.
En las sombras pasará cuando llegue aquí
Es por eso que para él este puente construí”.

Hoy llegamos a esta sala tras atravesar cuatro puentes construidos durante esta aventura llamada Máster de Comunicación Social, y tenemos la dicha de reunirnos también con sus constructores, mujeres y hombres de carácter que día a día y palmo a palmo edificaron el camino que hoy les lleva a ser honrados y reconocidos como maestros.

El primer puente es el de los buenos hábitos. Con su exigencia diaria, este máster nos enseñó a desarrollar y perfeccionar los buenos hábitos, comenzando por el hábito de la puntualidad, misma que era el reto diario. Ocupar nuestros asientos y presentarnos listos para recibir cada clase en tiempo y forma, era un desafío muy personal para cada uno, lo que nos enseñó a coordinar nuestras actividades diarias, a ejercer un mejor control de nuestros tiempos, y con ello, cumplir ese cometido, todo esto, motivado y alentado por la asignatura en curso.

Para encontrar este buen hábito, fue necesario desarrollar otro: el de la organización, no sólo para estar en clase, sino también para disponer lo necesario y cumplir con cada uno de los trabajos que las distintas asignaturas requerían. Fue así como muchos recordamos y otros aprendimos, que los días no terminan con la puesta del sol, sino que terminan con la satisfacción del deber cumplido, y sin duda aprendimos que la almohada puede ser más o menos dura, más o menos cómoda, dependiendo de la tranquilidad con la que llegáramos a ella.

Organización y puntualidad siempre exigieron disciplina, la disciplina de estar, la disciplina de cumplir, la disciplina de permanecer hasta entender, y por supuesto, la disciplina de mantenerse hasta el final, con más o menos fuerza, con más o menos ánimo, con más o menos motivación, y aún con más o menos hábitos. Cada asignatura retó nuestra disciplina, nos exigió un ritmo, y nos despertó el instinto que sólo desarrollan los sobrevivientes, y la disciplina que sólo alcanzan los ganadores.

Puntualidad, organización y disciplina, los tres pilares que sostienen el puente de los buenos hábitos que hoy nos trajo aquí.

El segundo puente construido durante el Máster de Comunicación Social es el de las virtudes empezando por la paciencia. Romeo tuvo que ser paciente para entender la naturaleza de su amor por Julieta, y Julieta tuvo que ser paciente para soportar las vicisitudes de amar a un Montesco, así lo atestiguan las páginas que salieron de la pluma de William Shakespeare y que publicadas en 1597 llegaron a convertirse en el drama clásico por excelencia de la literatura mundial.

De la misma manera en que Romeo y Julieta eran, no sólo de familias distintas, sino enemistadas, lo que los hacía ser de naturaleza distinta, para muchos de nosotros varias asignaturas fueron de naturaleza distinta, para las filólogas, la comunicación era su Romeo, para los americanos, la transición fue nuestra Julieta, y hubo que ser pacientes para entendernos y asegurarnos de no terminar en tragedia, esto, sólo por poner un ejemplo, pues a lo largo del Máster todas encontraron un Romeo y todos una Julieta que nos exigió ser pacientes, pacientes hasta entendernos y poder convivir.

Además de la paciencia, se necesitó la virtud del sacrificio. Cuando Julieta enfrentó a su amado y lo cuestionó con las palabras “¿no eres Romeo y además Montesco?” éste replicó con valor: “Ni una cosa ni otra si te disgustan preciosa mía”, mostrando una disposición al sacrificio que fuera necesario para hacerla feliz, sacrificio que muchos de nosotros tuvimos que mostrar ante los desafíos de investigar y trabajar sobre temas que no conocíamos, de usar programas que nos habíamos asegurado de evitar, e inclusive participar en clases de forma activa, cosa que quizá no hubiéramos imaginado, encontrando motivación, apoyo y ejemplo en nuestros compañeros.

Paciencia y sacrificio facilitaron la llegada de la constancia a nuestra actitud, y habiendo sido pacientes para entender y dispuestos a sacrificar la que creíamos nuestra naturaleza, nos volvimos constantes, constantes en participar, en trabajar, en opinar, en ser críticos y en aportar una visión a futuro, pero sobre todo constantes en asegurarnos de ocupar la comodidad de estas sillas que hoy dan testimonio de que cumplimos con creces.

El tercer puente es el de la influencia personal. No podemos escapar de nuestra influencia personal, ni de su fuerza destructiva o edificante. No podemos escapar de ser influidos por los demás, ni de ser una influencia en mayor o menor medida, influencia de determina nuestra historia y que selecciona nuestra memoria. Es aquí el momento de agradecer a nuestros padres, a los grandes amigos que enriquecen nuestras vidas, a los abnegados profesores apasionados de su profesión, que nos regalaron sus conocimientos y nos compartieron su visión y a los negados que se han presentado a lo largo de nuestra vida y que también nos enseñaron algo. Gracias a todas las personas que han tenido algo que ver en la formación de cada uno de ustedes y que han hecho de su influencia personal una influencia enriquecedora, inspiradora y ejemplar, es decir, que los han formado como las grandes personas que hoy son, un ejemplo a seguir y una amistad con la cual sin duda alguna se debe contar. Sin duda su influencia enriquece nuestras vidas y la vida del Máster. Esta influencia es la piedra angular de este magnífico puente que hoy nos trae aquí, y que encuentra su piedra de coronamiento en el cuarto puente de esta maravillosa ingeniería: el puente del buen ejemplo.

Para algunos de nosotros cruzar el mar Atlántico desde Sudamérica, Norteamérica o el Caribe ha sido un auténtico placer y un invaluable honor, nos ha permitido conocer una cultura, una visión del mundo distinta y también nos ha permitido conocer grandes ejemplos compartidos por grandes personas. Para otros, cruzar carreteras, cruzar la ciudad, o simplemente cruzar andando por la calle Bernard Vincent para entrar al aula, ha sido un evento cotidiano que ha valido la pena por la misma razón.

La chica y el chico que entraron en noviembre del año pasado por la puerta del aula 13 para tomar Teoría de la Comunicación, no son los mismos que hoy salen portando dignamente una beca que pone de manifiesto su triunfo, es en definitiva una mejor persona, un mejor ejemplo, una influencia inspiradora capaz de conquistar el mundo, pues se esparce desde Europa hasta América a través de sus representantes salidos de la Universidad de Almería.

Hoy la Universidad de Almería, con todas sus autoridades, profesores, y personal en general, es testigo del logro de una gran generación, que agradece a esta institución la formación tanto de palabra como de hecho, portándola dignamente como parte de su alma mater. Gracias profesores y autoridades de la Universidad de Almería por el buen trabajo realizado.

Así pues hoy podemos despedirnos con la satisfacción del deber cumplido, con la felicidad del éxito obtenido y con la tranquilidad de haber construido un puente, un ejemplo para generaciones futuras y descansar como aquel entrañable anciano diciendo: “por las sombras pasará cuando llegue aquí, es por eso que para él este puente construí”… Muchas Gracias.

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