La publicación académica de acceso libre es voluntariosa y amateur. Nuestra modesta contribución consiste en ofrecer un marco para que los demás publiquen, crear un espacio seguro para que el debate suceda sin estridencias, sin condiciones. Un esfuerzo poco visible, como el de los grupos de investigadores, o los autorxs independientes, tan solitarios en muchas ocasiones, y tan agradecidos cuando encuentran medios para la difusión de su trabajo. Un esfuerzo que en ocasiones nos supera porque hay dificultades para configurar un número completo de la revista, o porque las cosas no siguen los ritmos que quisiéramos, o porque dudamos de nosotros mismos que, al cabo, también estamos atados a los avatares de nuestras vidas, en las que lo académico no siempre es lo prioritario, o no de cualquier modo. Un esfuerzo que merece la pena cuando llega el momento de cerrar un número y entregárselo al lector, cuando los distintos textos que se reúnen algo azarosamente consiguen plantear una densidad de temas, argumentos y posibilidades con las que el lector pueda derivar hacia sí mismo. La satisfacción de cerrar un número es que no habrá que volver a hacerlo, pero eso siempre anima a comenzar de nuevo, y así sigue rodando la piedra del esfuerzo y la lectura.
Sólo un apunte. El panorama de la discusión sobre la ciudad queda bien dibujado con el título de los tres libros que recensionamos en esta ocasión: El fin de la ciudad, de Juan Carlos Moreno Romo, Sobre el paisaje, de Franco Zagari, y El derecho a la ciudad, en la nueva edición del libro de Henri Lefebvre a cargo de Capitán Swing. Los mitos de la ciudad continúan, pero hace tiempo que los miramos con cierta desconfianza, ya escritos sólo en minúsculas, mitos débiles por fin. En su lugar no han quedado las ruinas de la ambición y el ensueño, sino el paisaje desnudo, los restos de una ciudad que espera ser transitada. El paisaje de lo que puede ser explorado de nuevo, en aventura decidida y quizá festiva, de lo que está abierto a nuestro paso, para ser recorrido por nosotros mismos sin rendir cuentas ante ningún mito. No somos los herederos del mito, sólo ciudadanos que convierten el derecho a la ciudad en una práctica tranquila de convivencia, o en el ejercicio crítico fundamentado de los que hablamos en la red, el ágora postmoderna.
Gracias como siempre a los autorxs, revisores y colegas del equipo editorial y de apoyo técnico. Y gracias siempre al lector, a ella que convierte en realidad el texto cuando vuelve a la lectura.
Pasen y lean, pues.
Enlace aquí: URBS 7(2)
La imagen de portada es una intervención urbana de Marlon de Azambuja (2008), y está incluida en el texto que firma Ana Ruiz Abellón