El análisis sobre las organizaciones villeras y su relación con el Estado cobró relevancia en Argentina luego del estallido social del 2001 [i]. El llamado trabajo territorial, desarrollado por diferentes partidos y organizaciones sociales y políticas, fue presentado como producto de la implementación de planes neoliberales impulsados desde la última dictadura militar (1976-1983), y profundizado durante los dos gobiernos de Carlos Menem (1989-1999) [ii]. El llamado proceso de desindustrialización, de la mano de un supuesto modelo de valorización financiera y de privatización de activos del estado [iii], habría ensanchado la brecha de desigualdad social, dando lugar a la aparición de una nueva forma de hacer política a través del trabajo territorial en los barrios más pobres. Se trataba de una clase de activismo social que parecía escapar a las formas clásicas de acción política del obrero fabril, y que se centraba en la condición de desocupado del sujeto a organizar. En este punto, se planteaba una distinción entre el obrero ocupado y desocupado desvinculando a este último del proceso productivo y, por lo tanto, sin capacidades organizativas más allá de las vinculadas a la resolución de sus problemáticas políticas.
Sin embargo, la aparición de organismos políticos y sociales realizando trabajo territorial en los barrios carenciados y villas miseria no se originó luego de la dictadura militar, ni como producto de la implementación de políticas neoliberales. Su origen se remonta a fines de los años cincuenta, cuando la situación de permanencia en las villas miseria fue irreversible. En otro trabajo [iv] desarrollamos cómo la aparición de organismos específicamente villeros estuvo relacionada con un avance sobre las condiciones de vida de la clase obrera, específicamente de la sobrepoblación relativa que habitaba las villas de la Ciudad de Buenos Aires.
Consideramos que los habitantes de las villas miserias forman parte de la sobrepoblación relativa; esto es, una fracción de la clase obrera desocupada o con un trabajo precario, que es sobrante en relación con las condiciones de explotación del capital medio, es decir, las que rigen la productividad del trabajo [v]. En el caso de los llamados villeros, su condición de sobrante se expresa en la precariedad de sus condiciones de vida (ocupación ilegal del territorio, los materiales con los que se construyen las viviendas, hacinamiento, falta de agua potable, ausencia de alumbrado público, etc.), que atentan contra la capacidad de reproducir su fuerza de trabajo en condiciones normales. Asimismo, la característica de estar subocupado u ocupado no invalida el hecho de que su salario no le alcanza para acceder a una vivienda que le permita reproducir sus condiciones como obrero medio [vi]. En este sentido, consideramos que la lucha por el acceso a la vivienda es parte de la lucha que emprende la clase obrera en su conjunto por conseguir reproducir su fuerza de trabajo.
Definir a la población villera como sobrepoblación relativa –por lo tanto, como parte de la clase obrera, –es fundamental para entender la continuidad en la acción política de este sector social durante la segunda mitad del siglo XX. Así, también, si entendemos la aparición de este sector como parte del propio desarrollo de la acumulación de capital (Marx, 2012), podemos afirmar que es clase obrera, pero nos queda pendiente resolver su potencialidad política para la transformación social.
Como señalamos, desde fines de los años cincuenta, la actividad política y social en las villas era constante y prolífera. Sin embargo, una vez instalado el gobierno militar, esta actividad se redujo considerablemente. A partir de ese momento, los pobladores villeros no se agruparon mediante organismos políticos; lo hicieron alrededor de diferentes sectores de la iglesia, que jugó un rol central en su representación frente al Estado.
En este artículo, a través de la bibliografía [vii], analizaremos las formas que asumió la acción política de los villeros durante la dictadura militar de 1976-1983 frente a la ejecución de los planes de erradicación por parte del Estado. En este punto, veremos que, aún en condiciones de extrema represión política, y frente a un proceso de precarización de la clase obrera en su conjunto, como parte del proceso de centralización y concentración de capital, que generó el aumento de la desocupación y el empeoramiento en las condiciones de vida de este sector social, la acción territorial no se desvaneció, tomó otras formas acordes a las nuevas condiciones. Por este motivo es que podemos cuestionar el carácter novedoso de la emergencia de este tipo de activismo luego de 2001, y que su aparición sea consecuencia de las políticas neoliberales de los años noventa. Asimismo, entendemos que la formación de este tipo de organizaciones políticas con las características que tomaron durante el período militar expresaba la necesidad de garantizar uno de los aspectos que hacen posible la reproducción mínima de las condiciones de vida de la sobrepoblación relativa, en este caso, la vivienda.
En función de nuestro objetivo primero, desarrollaremos la política de erradicación de la Junta Militar, su significado, y sus diferencias con los planes previos. Luego daremos lugar a la reconstrucción de las formas organizativas dentro de las villas que caracterizaron el período: el rol de los funcionarios eclesiásticos, las cooperativas de autoconstrucción y la Coordinadora de Sobrevivientes. De esta manera, veremos cómo las condiciones que impuso la dictadura militar significaron un cambio en el trabajo territorial de las organizaciones políticas que venían activando en las villas desde fines de los años cincuenta [viii]. […]
[Continua en URBS 8(2)]
La imagen de portada es Villas 01, by Lilen Scarpitta en Flickr
[i] El 20 de diciembre de 2001 se produjo un estallido social denominado “Argentinazo”.
[ii] Svampa, Maristella (2003). Entre la ruta y el barrio. Buenos Aires: Biblos.
Svampa, Maristella (2005). La sociedad excluyente: la Argentina bajo el signo del neoliberalismo. Buenos Aires: Aguilar.
Schuster, Federico (2005). Las protestas sociales y el estudio de la acción colectiva. En Federico Schuster, Francisco Naishtat, Gabriel Nardacchione y Sebastián Pereyra (comps.), Tomar la palabra. Estudios sobre protesta social y acción colectiva en la Argentina contemporánea. Buenos Aires: Prometeo.
[iii] Basualdo, Eduardo (2010). Estudios sobre historia económica argentina. Buenos Aires: Siglo XXI.
[iv] Pacheco, Julieta (2017). La acción política de los villeros en la Ciudad de Buenos Aires previa al golpe de 1976. En Guido Galafassi, Brenda Rupar y Ana Costilla (coords.), Dirán hubo gigantes aquí (pp. 75-94). Buenos Aires: Extra-Muros.
[v] Marx, Karl (2012). El Capital. Crítica de la economía política. Tomo I. México: Fondo de Cultura Económica. (Orig., 1867).
[vi] Seiffer, Tamara (2011). La miseria del capital. El papel de la política social en la reproducción de la población sobrante. Tesis doctoral en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires.
[vii] Bellardi, Marta, y De Paula, Aldo (1986). Villas Miseria: origen, erradicación y respuestas populares. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
Snitcofsky, Valeria (2012). Clase, territorio e historia en las villas de Buenos Aires (1976-1983). QUID, 16, 46-62.
Oszlack, Oscar (2017). Merecer la ciudad. Los pobres y el derecho al espacio urbano. Buenos Aires: EDUNTREF.
[viii] Si bien en este trabajo desarrollaremos los cambios en las formas políticas de los habitantes de las villas miserias de la Ciudad de Buenos Aires (1976-1983), entendemos que éstos conforman una unidad con los cambios en los atributos productivos de la clase obrera, producto de las transformaciones del capital mundial en general, y nacional en particular, para la recuperación de la tasa de ganancia. Para el caso argentino, los cambios estuvieron relacionados con la contracción de la renta agraria y la imposibilidad de seguir reproduciendo formas económicas que se sostenían mediante su apropiación. Para ver este proceso en el caso argentino, puede leerse Juan Iñigo Carrera (1999).