El organigrama defensivo granadino quedó resentido tras la revuelta y expulsión de la minoría (1568-1571), fecha que coincidió con la reducción competencial de la Capitanía General. El extrañamiento morisco hizo decaer el valor estratégico del reino, ya que el interior se convirtió en un vacío demográfico -con un lento y deficiente proceso repoblador- y sólo el litoral -zona de frontera- ofrecía interés militar para ubicar tropas pertrechadas. Por otro lado la deportación de la minoría conllevó la pérdida principal de financiación del sistema, haciéndose recaer el nuevo modelo defensivo sobre la repoblación. El Consejo de Población partió de la idea de hacer coincidente esta reestructuración con la implantación de los repobladores cristianos viejos, que deberían militarizarse y soportar el peso de la defensa.

La normativa repobladora condicionó el acceso al repartimiento a una serie de medidas militares: disponer de armas en buen estado -premisa obligatoria para tener suerte de tierra-; asistir a los alardes y revistas los domingos y días festivos; levantar reductos y presidios; así como otras medidas castrenses (obligatoriedad de permanecer en el asentamientos, autorización para usar las iglesias como refugio y fortaleza del vecindario…). Así, pues, conforme se iba constituyendo el vecindario, éste quedaba prácticamente conformado por campesinos-soldados. La masa militarizada estaba poco adiestrada, lo que requirió nuevamente la iniciativa del Consejo de Población, que ofreció suertes de ventaja a militares con experiencia militar —capitanes, sobre todo— con la finalidad de articular modelos castrenses en los vecindarios. La Alpujarra y otros ámbitos de difícil asentamiento (Sierra de los Filabres, costa de Almería,…) fueron en donde más se incidió.

El planteamiento militarizador de los campesinos-soldados no tuvo respuesta eficaz, pues la falta de medios de muchos repobladores condicionó un armamento deficiente (en ciertos casos sólo chuzos, lanzas o pinchos,…) y, en otros, simplemente no tenían arma alguna. Hubo algunas zonas donde su desarme alcanzó porcentajes alarmantes, como en la alpujarreña taha de Berja -inmediata al litoral-, en donde en 1573, por ejemplo, el 44,3% de sus repobladores estaban desarmados. En otros casos la falta de adiestramiento de los repobladores los convirtió en estorbos, toda vez que el incompleto repartimiento generó enormes espacios inhóspitos fácilmente objetivo de los monfíes que aún quedaban en la tierra. Fueron conocidos los ataques a las villas alpujarreñas del ámbito de la sierra de Gádor o el catastrófico asalto pirático de 1573 a Cuevas del Almanzora.

Las medidas correctoras introducidas por el Consejo de Población en las sucesivas visitas a las zonas repobladas mejoraron la militarización de la sociedad repobladora, reduciéndose en 1576 los porcentajes de desarme, aunque continuó evidenciándose la falta de calidad armamentística. Especialmente notable fue la introducción en lugares estratégicos (camino de Lentejí, Alpujarra o Bajo Andarax) de presidios y tropa experimentada y cuadrilleros, los llamados soldados-campesinos, que permitían realizar escoltas y batidas por la tierra. En ciertos casos se conformaron más que villas verdaderos establecimientos militares, como en las localidades del río Adra, cuyo vecindario eran soldados y el gobierno concejil era inexistente y los suplían mandos castrenses, como ocurría en Benínar y Darrícal. Fue, en este último caso, una forma también de ahorrar costos de transporte con muchas de las milicias movilizadas para la rebelión y que repoblaron la tierra como un contigente propio -el militar-, dentro de los muchos grupos de origen que hubo entre los repobladores

Tanto en un caso (campesinos-soldados), como en otro (soldados-campesinos), el modelo repoblador introducido se ciñó a fijar un modelo de militarización civil, en donde el peso de la defensa del reino de Granada se circunscribió a una estructuración castrense deficiente, adelantando del modelo hispano de milicia concejil que se fijaría a finales del siglo XVI.

Autor: Valeriano Sánchez Ramos

Bibliografía

SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano, «Un ejército de campesinos. La repoblación de Felipe II en La Alpujarra almeriense y la militarización de la sociedad civil», en Actas de las II Jornadas Nacionales de Historia Militar, Málaga, Capitanía de la región militar sur, 1993, pp. 143-150.

SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano, «Repoblación y defensa en el reino de Granada: campesinos-soldados y soldados-campesinos», Chronica Nova, 22, 1995, pp. 357-388.

SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano, «El reino de Granada: una repoblación de frontera», en Actos del Congreso La frontera oriental nazarí como sujeto histórico (s. XIII-XVI), Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 1997, pp. 663-669.