Hijo de Nicolás Lee y Ana Langton, natural de Kilkenny (Irlanda). Llegó a Cádiz huyendo de la persecución religiosa en 1701 con 13 años. Allí contrajo matrimonio con Cathalina Germana Warnes en 1708, hija de Diego Warnes y Margarita Lee, familia consolidada en el comercio con América. La dote de su esposa le permitió administrar una pequeña tienda en la capital gaditana con la que inició su carrera mercantil. Tuvieron siete hijos: Nicolás Francisco, Margarita Patricia, María Ana, Francisco Joseph, Joseph Diego, Ana Manuela y Cathalina Nicolasa.

Estableció compañía en principio, 1732, con su yerno Juan Van Halen, casado con su hija Margarita Patricia, y posteriormente, en 1743, con Miguel Hore, marido de María Ana. La compañía tenía por nombre “Ley, Van Halen y Hore”. Aunque en principio iba a tener una duración de 3 años se fue prorrogando hasta su disolución en 1763. Su hija Ana Manuela estaba casada con Lucas Joseph Martínez de Velasco y Cathalina Nicolasa con el también hombre del comercio Gerardo Barry. Francisco Joseph contrajo matrimonio con Blanca de Utrera y Joseph Diego casó en primeras nupcias con María Margarita de Utrera y en segundas con Isabel Marquetti. El primogénito, Nicolás Francisco, era sacerdote y alcanzó el puesto de Protonotario Apostólico y Consultor de la Santa Congregación de Ritos e Indulgencias de Roma gracias a su padre, que costeó los gastos de su estancia y formación en Roma. Precisamente fue él quien bendijo el matrimonio secreto de su hermana Cathalina con su marido G. Barry en 1746. Margarita Patricia, la hija primogénita casó en primeras nupcias con Juan Gascoigne, que falleció en 1727; al siguiente año contrajo matrimonio con Juan Van Halen originario de Flandes. María Ana tenía 15 años cuando se casó con Miguel Hore, de 36, y tuvieron una hija, María Gertrudis, conocida como la Hija del Sol, según el relato de Cecilia Böhl de Faber (hija del cónsul alemán de Alemania en Cádiz), Fernán Caballero. En él se narra que María Gertrudis residía en esos momentos en la Isla de León y mientras su marido estaba en un viaje a las Indias, mantuvo una relación amorosa con un brigadier, el cual fue apuñalado por dos desconocidos en el jardín de la casa. Con el fin de ocultar este hecho, María Gertrudis y su sirvienta negra sacan el cadáver de la casa. Al día siguiente, durante un desfile, le parece ver a su amante desfilando, cosa que la trastorna. Posteriormente solicita licencia a su marido para ingresar como religiosa Concepcionista en el Convento de Santa María en Cádiz, donde se dedica a escribir poesía.

Los documentos notariales nos muestran que en numerosas ocasiones los hombres de comercio poseen diferentes viviendas. Este tipo de adquisición tenía un claro fin económico: no sólo constituían una fuente regular de ingresos, sino también un fondo seguro de reserva al que se podría recurrir en caso de encontrarse en dificultades. Ley había adquirido una en la calle del Rosario, otra en la Plazuela del Carbón, otra más, al parecer de grandes dimensiones, frente al Baluarte de San Antonio, otras dos más pequeñas frente a la Plazuela del Carbón y una más en la Isla de León. La partición que en ocasiones acompaña al testamento muestra el cuerpo de bienes que incluye las diferentes partidas de las posesiones (haber). En este caso, además de las viviendas forman parte de él el altar y la bóveda en el Hospital de Mujeres (con un valor de 15.747 reales de plata), plata labrada, muebles, “una berlina vieja” que conforman un total de 2.382.026 reales de plata. La baja (debe) la conforma las deudas a pagar: los diferentes tributos, deudas pendientes, donaciones, … lo cual se resta al cuerpo de bienes obteniendo el líquido a repartir. Los 6 herederos reciben cada uno 347.477 reales de plata.

Lorenzo Ley donó dinero a instituciones de la ciudad como el Convento Hospital de San Juan de Dios, el Hospicio, La Casa de Niños Expósitos, dio limosnas a “pobres necesitados”, a determinadas personas religiosas para que llevaran a cabo una labor catequizadora, pagó multitud de misas para que se ofrecieran por su alma en diferentes iglesias de la ciudad, también perdonó deudas pendientes y nombró a personas a las que había que atender por diversas causas. Entre ellas menciona a Juana la negra, su esclava, a la que dejó en libertad pero encomendó a su hija María Ana Ley que la atendiera en lo que necesitara. La mayoría de los irlandeses ofrecían algún donativo a instituciones o personas establecidas en su tierra natal. Lorenzo Ley donó cierta cantidad para los pobres de Irlanda, para la fundación de Escuelas allí y también para el Colegio de Irlandeses de Sevilla.

En su testamento solicitó ser sepultado con el hábito de los Descalzos “en la Bóveda que tengo propia en la Iglesia del Hospitalito de Mujeres en el altar de la Purísima Concepción”. La capilla la preside una talla de la Inmaculada Concepción con un grupo de ángeles y una media luna, todo ello en un retablo dorado apoyado en varias columnas de fuste acanalado. En la inscripción de la orla de la bóveda de enterramiento se puede leer: “Esta capilla y bóveda es de Don Lorenzo Ley y de Dª Cathalina Germana Warnes y de sus herederos. Se fabricó a su costa el año 1749”. Precisamente consiguió su carta ejecutoria de hidalguía en 1749.

Autora: María del Carmen Lario Oñate

Bibliografía

FERNÁNDEZ PÉREZ, Paloma, El rostro familiar de la metrópoli. Redes de parentesco y lazos mercantiles en Cádiz, 1700-1812- Madrid, Siglo XXI,1997.

LARIO DE OÑATE, M. Carmen, “Casas de comercio irlandesas en el Cádiz dieciochesco”, en GARCÍA HERNÁN, Enrique y SKOWRON, Ryszard (eds.), From Ireland to Poland. Northern Europe, Spain and the Early Modern World. Valencia, Albatros Ediciones, 2015, pp. 195-208.

MORAND, Fredérique, Una poetisa en busca de libertad. Cádiz, Servicio Publicaciones Universidad de Cádiz, 2007.