La ciudad española de la edad Moderna se caracteriza por el intento de renovación de las viejas estructuras, más en la línea de adaptación de las preexistentes. En Úbeda tuvo lugar una transformación importante al modo de las cerradas poblaciones italianas de los siglos XV y XVI. Es el momento de la configuración de espacios como la Plaza Vázquez de Molina, espacio compuesto por el Llano del Salvador y el de Santa María, y la plaza del Mercado, así como el momento de remozamiento de fuentes como la de San Pablo o de puertas como la de Toledo.  

La plaza Vázquez de Molina, compuesta por el Llano del Salvador y el de Santa María, había sido hasta el siglo XV una vaguada por donde transitaba el arroyo de la Azacaya. A inicios del siglo XVI el Concejo decide rellenar e igualar el terreno, esta actuación dio lugar a un espacio nuevo y amplio. Esto fue aprovechado tanto por el concejo como por uno de los linajes importantes del reino, la familia Cobos y Molina, para asomarse a este espacio y de esa forma significar el éxito adquirido.

El eje este-oeste de axialidad longitudinal de la plaza Vázquez de Molina está presidido por La Sacra Capilla de El Salvador del Mundo, panteón funerario de Francisco de los Cobos (1477-1547). Quien pretendía en un principio ejecutar un proyecto menos ambicioso, reformar la casa familiar heredada y crear una capilla funeraria dentro de la parroquia de Santo Tomás. Sin embargo, con el progreso social y económico de sus promotores, Francisco de los Cobos y María de Mendoza, terminó por ser un grandioso panteón funerario, siguiendo los modelos que se estaban realizando en Granada por Diego de Siloe. Por un lado el enterramiento del Gran Capitán, por otro lo determinado para la Catedral de Granada por el emperador Carlos V.

Para la materialización de este proyecto tuvo lugar una importante operación urbanística que incluía la creación de una Universidad y un convento de religiosas o religiosos, aprobado por Bula de Paulo III. Todo esto dentro de un viejo barrio, el de los Cobos, perteneciente a la collación de Santo Tomás, parte de una colmatada e irregular manzana de la ciudad de Úbeda. Para poder realizarlo hubo de emprender un proceso de adquisición de fincas (11 en total) que le llevó un periodo comprendido entre 1518-1535. Sin embargo, tras la concesión de la  Bula del Papa Paulo III en 1535, se inicia la construcción e la Sacra Capilla del Salvador, a la que se sumaba dentro del proyecto la creación de una Universidad y un Convento de religiosas o religiosos. Pero finalmente sólo se ejecutó la Capilla (1536-1559), con trazas de Diego de Siloe, y la universidad quedó en un estudio, sin llegarse a materializar la creación del mencionado convento.

El diseño planeado por Siloe para el conjunto se caracteriza por, siguiendo lo postulado por Alberti en “De re aedificatoria”, combinar formas geométricas diferentes, en este caso la circular y la rectangular. El precedente paleocristiano más directo de esta tipología de templo según Rosenthal es la fusión del mausoleo de Santa Elena con la vecina iglesia de los mártires Pedro y Marcelo en via Labicana (Roma). Sin embargo el proyecto de Michelozzo para Santa María Anunziatta de Florencia (1444), estudiada por Siloe, supone la primera versión renacentista de este modelo y el antecedente más directo de la Capilla de Úbeda. Ambas poseen una única nave unida a la rotonda por un arco toral. Hacia 1540 Diego de Siloe deja el proyecto y lo asumirá Andrés de Vandelvira y Alonso Ruiz. Dentro de lo planeado por Siloe no se encontraba la sacristía de la Capilla tal como la conocemos, fue en las condiciones contratadas con Vandelvira en 1540 cuando se le encarga un nuevo modelo. Su diseño es el que conocemos, la anexión al espacio sacro determinado por Siloe de otro rectangular, situado en oblicuo respecto a la iglesia, al que se accedía por una puerta en ángulo obtuso, a la que se dio un tratamiento monumental que muestra su dominio estereotómico. La sacristía como señalábamos tiene planta rectangular con capillas en nicho para cajoneras, cubierta en sus tres tramos pro bóvedas vaídas. A este diseño se le añade un discurso iconográfico en consonancia con la época y el edificio que recoge desde su acceso, donde hallamos la leyenda del Ara Coeli o Visión de Augusto, realizado por Jamete. En el interior está en línea con la iconografía de la entrada donde se pone de manifiesto la dialéctica entre la sabiduría cristiana y la del mundo antiguo, no solo grecorromano sino también oriental, según establece Santiago Sebastián. El alzado de la sacristía está formado por arcos de medio punto, donde los elementos sustentantes son figuras humanas, cariátides y telamones, sobre bustos humanos inscritos en medallones, completando la decoración figurativa con imágenes de sibilas en las enjutas identificadas a través de cartelas. Además de la intención de mostrar este lugar como templo de la Sabiduría. Arsenio Moreno considera que existe un segundo argumento iconográfico, a través de los 8 medallones que considera alegorías humanizadas de los dones del Espíritu Santo. A lo que se suma los 8 ángeles que coronan las claves de los arcos acompañados por pequeñas figuras que portan las armas de los fundadores que mostraría un mensaje apocalíptico.

El acceso principal sigue lo estipulado por Siloe. En el primer cuerpo de la fachada principal fue diseñado por Siloe, siguiendo el modelo granadino de la puerta del Perdón de la Catedral, presenta un modelo de fachada-retablo flanqueada por 2 contrafuertes.  Está formada por un arco triunfal con dos cuerpos claramente diferenciados. El superior, donde se encuentra el motivo central, la Transfiguración en el Monte Tabor, acompañado de las figuras de San Pablo y San Andrés, sobre el que se sitúa la presencia simbólica de la Santísima Trinidad, a través de sus tres ventanas que permiten el paso de luz y claridad al templo. Éste piso es separado del inferior por un friso que recoge dos escenas del antiguo Testamento, la Recogida del Maná y la adoración de la serpiente de Bronce (ambas alusivas a la presencia real de Cristo en la Eucaristía), y en el centro aparecen centauros y sirenas. Constatamos la presencia de un discurso bíblico-cristológico junto a un discurso mitológico que se aglutina en su mayor parte en el arco de entrada al edificio, en cuyo intradós, compuesto por 13 dovelas, las cuales presentan cartelas con los nombres de los dioses olimpos completados con la presencia de cupido en la clave del arco. En las enjutas del arco encontramos las imágenes de la Fe y la Justicia acompañadas por ángeles y con una cartela en la que se definen estas virtudes. Como señalábamos esta portada está enmarcada por dos contrafuertes donde aparece decoración clásica alusiva al emperador Carlos V y al origen divino de la monarquía española, aunando en este discurso lo clásico con lo moderno, pero todo respondiendo a un discurso de culto al héroe cristiano través de su última morada. Este carácter funerario de la fundación queda claramente de manifiesto a través de la decoración de bucráneos y antorchas así como el relieve donde se aprecia a los difuntos saliendo de sus tumbas.

El resto de accesos al templo, las dos portadas laterales, son diseños íntegramente de Vandelvira. La meridional, presenta una estructura de retablo en la línea de Machuca, no se articula en el conjunto estructural del edificio, es solamente un elemento ornamental adosado al paramento liso. Mientras que la septentrional estructurada como arco de triunfo coronado por un frontón semicircular muestra una iconografía de carácter redentorista, descrita en tres tiempos según Montes Bardo primordial, presente a través dela Trinidad, mesiánico, representado a través de la Encarnación de Cristo por medio de la Anunciación, y apostólico, a través de Santiago Matamoros, al igual que San Marcos en la portada de la epístola, en claro paralelismo con la figura de Francisco de los Cobos, Comendador Mayor de León de la orden de Santiago.  

El interior del templo está estructurado según las disposiciones geométricas señaladas con anterioridad. La cabecera circular queda compuesta por 3 grandes arcos y 6 grandes columnas sobre pedestales, sustentan un entablamento general. En el arco central, mayor que los de los laterales, queda situado el grupo escultórico de la Transfiguración realizado por Berruguete en 1559. La rotonda queda unida al cuerpo de la iglesia por el mencionado arco toral, la anchura de éste permite situar tribunas en su base. Sobre el entablamento que parte de las 6 grandes columnas se alza tres  ventanas lisas y de gran derrame, junto a las que hallamos hornacinas decoradas con pilastras y frontispicios arqueado. El aspecto barroco que este lugar presenta hoy es consecuencia de la última intervención de entidad en el conjunto llevada a término en el siglo XVIII por los descendientes de Cobos, las hermanas Leonor, Isabel Rosa, Baltasara Teresa de los Cobos y Luna, junto a su sobrino Domingo Gayoso de los Cobos.

Marcando la divisoria o el punto de unión entre la rotonda, el espacio privado del lugar, y el resto del templo de carácter público, encontramos la reja monumental del conjunto. Ésta fue realizada, según su cartela en 1555, y debió ser encargada a instancia de María de Mendoza por su hermano el obispo de Palencia, Álvaro de Mendoza, a los rejeros Villalpando y Francisco Martínez. Presenta dos cuerpos en altura, coronados por una crestería y 3 tramos de anchura, siendo el del centro más elevado.

El cuerpo de la iglesia formado por una sola nave con 3 capillas con bóveda de medio cañón a cada lado entre 6 grandes semicolumnas, y coro a los pies repitiendo el modelo establecido en época de los Reyes Católicos y que presenta también el enterramiento de Gonzalo Fernández de Córdoba en Granada. Se cubre esta parte, según Gómez Moreno, con bóvedas vaídas, rectangulares, con simples ojivas y prendientes.

En el interior se llegó a albergar, obras de Tiziano, Pedro de Zayas, Sebastián del Piombo, entre otras destacando un San Juan niño atribuido a Miguel Ángel. Obra que estuvo en el lugar hasta los acontecimientos de la Guerra Civil española (1936-1939). En la actualidad se ha restaurada por sus propietarios, la fundación Casa Ducal de Medinaceli.

Autora: María Francisca Moral Jimeno

Bibliografía

ALMANSA MORENO, José Manuel, Guía Completa de Úbeda y Baeza, Torredonjimeno, el Olivo de papel de Andalucía, 2008

MORAL JIMENO, María F. y MORENO MENDOZA, Arsenio, La imagen Neoclásica y Romántica de Úbeda y Baeza, Fundación Lázaro Galdiano y editorial Monema, 2011.

MORENO MENDOZA, Arsenio, Úbeda Renacentista, Madrid, Electa, 1993.

MORENO MENDOZA, Arsenio, Urbanismo en la Úbeda del siglo XVI: Entre la tradición medieval y la Reforma, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, Villatorres, 2005.

CHUECA GOITIA, Fernando, “Arquitectura del siglo XVI”, en Ars Hispaniae, Tomo XI, Madrid, 1953.