Fernando Niño de Guevara (1541-1609), fue el tercero de los cinco hijos de Rodrigo Niño Zapata, señor de Añover, y de Teresa de Guevara, estudió en la universidad de Salamanca y figura entre 1567-1571 vinculado al colegio mayor de Cuenca, en la que conseguiría el doctorado en ambos derechos, tras lo cual fue arcediano de Moya y oidor en Valladolid. En 1580 ingresó en el Consejo de Castilla y en 1584 fue elegido presidente de la Chancillería de Granada cuyo edificio hermoseó notablemente. Fue obispo de Macedonia, consagrándolo Clemente VIII que lo había honrado notablemente durante su estancia en Roma y quien se dirigió a él diciéndole: “Cardenal, con ser nuestro poder tanto, no podemos hacer de un cardenal Guevara dos: uno que quede en nuestra corte y otro que pase a España”. Así, en diciembre de 1599, fue nombrado por el propio papa inquisidor general de España. En 1600 se integró al Consejo de Estado, a cuyas sesiones asistió con asiduidad. Durante este tiempo escribió un docto tratado titulado De modo sacrae Inquisitionis relativo al tratado impreso por Agustín Salucio referente a los estatutos de la Inquisición y que dirigió a Felipe III. Fue preconizado arzobispo de Sevilla y patriarca de las Indias en 1601, justo en un momento en el que la ciudad se hallaba asolada de peste, de ahí que concediera dos mil ducados de limosna mensuales para el hospital en el que se atendían a los apestados, además de veinticuatro mil ducados anuales para repartirlos en limosnas; la renta del arzobispado ascendía en esos años a ochenta mil ducados anuales. Realizó su entrada en Sevilla el 5 de noviembre de 1601 y abandonó el cargo de inquisidor general en 1602. Niño ostentó la sede sevillana hasta el domingo 11 de enero de1609, fecha de su muerte.

Durante los ocho años de gobierno del arzobispado hispalense Niño de Guevara, tal como afirma en su visita ad limina de 1605, recorrió personalmente todo el arzobispado. Su interés por el control de la diócesis se demuestra porque mantuvo en el arzobispado de forma permanente cuatro visitadores generales. Sus Instrucciones de visitadores son, tal como afirma María Luisa Candau, las más importantes de todo el  siglo XVII, aunque en parte se remitían a unas instrucciones anteriores de su antecesor el cardenal Rodrigo de Castro (1581-1600). Según José Goñi el acontecimiento cumbre de su pontificado fue el Sínodo provincial convocado en 1604, del que derivó las citadas Instrucciones y unas famosas Constituciones del Arçobispado de Sevilla. Se celebraron cuatro sesiones a primeros de diciembre a la que asistieron delegados en representación del cabildo catedralicio, iglesias colegiales y resto de instituciones diocesanas. Aunque las disposiciones que salieron del Sínodo se tomaron de algunas anteriores, sobre todo del cardenal Rodrigo de Castro, la mayoría fueron de Niño de Guevara; finalmente, según afirma Palau, las Constituciones fueron arregladas y corregidas por el famoso jesuita sevillano Juan de Pineda (1558-1637). Las Constituciones Sinodales salieron de la imprenta en 1609, tras la muerte del arzobispo que no consiguió verlas impresas, siendo editadas por el cabildo sede vacante. En el Sínodo de Niño de Guevara de 1604 se recogió un hecho que tendría una gran trascendencia en la vida religiosa y cultual de la ciudad de Sevilla, pues se ordenaba que las cofradías de Semana Santa hicieran su estación de penitencia a la catedral así como las de Triana a la parroquia de Santa Ana, con lo cual se reglamentaba  las procesiones y se institucionalizaba la fiesta al tiempo que se fomentaba la devoción popular, y así ha permanecido hasta la actualidad. Tal como había hecho en Granada con el palacio de la Chancillería, Niño de Guevara promovió la construcción, a partir de 1606, del excelente palacio arzobispal hispalense. Fue un devoto de la Compañía de Jesús, así se concertó con esta sobre el patronato de la casa profesa y en su testamento, formalizado el 5 de enero de 1609, dejó por herederos a  los padres de la Compañía de Jesús, sus testamentarios ajustaron unas capitulaciones con la Compañía sobre el patronato de la casa profesa el 21 de julio de 1609. Aunque se enterró en la casa profesa, posteriormente sus restos se trasladaron al monasterio de jerónimas de San Pablo de Toledo.

Autor: Antonio González Polvillo

Bibliografía

CANDAU, María Luisa, El clero rural de Sevilla en el siglo XVIII. Sevilla, 1994, p. 29.

GOÑI GAZTAMBIDE José, “Niño de Guevara, Fernando”, en Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, CSIC, 1972-1987, 5 vols., suplemento, 1987, pp. 520-522.

SÁNCHEZ HERRERO, José, “La diócesis de Sevilla entre finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. Las visitas ad limina de los arzobispos de Sevilla D. Rodrigo de Castro y D. Fernando Niño de Guevara, 1602-1605”, Isidorianum, 1, 1992, pp. 233-261.