Los datos correspondientes a la emigración andaluza en el siglo XVIII, con 2.740 pasajeros andaluces registrados, señalan que continuó el descenso que había comenzado a mediados del siglo XVII. No se ha entrado todavía en un análisis detallado de las causas que puedan explicar esta pérdida progresiva de caudal humano en el tráfico andaluz con América, según los datos oficiales encontrados. Tal vez sea posible relacionarla con la existencia de un mayor bienestar en Andalucía que se tradujo en la disminución de los factores de estímulo a la emigración. En todo caso, lo que sabemos es que no salieron familias de Andalucía cuando la corona dispuso el poblamiento de zonas deprimidas en América en el siglo XVIII; al menos no salieron tantas como de canarios, asturianos y gallegos. También es necesario tener en cuenta que hemos de afrontar y resolver dificultades bien conocidas y relativas a la documentación: no hay libros de asientos para el siglo XVIII en la Sección de Contratación del Archivo de Indias; es cierto que se guardan en la Sección de Juzgado de Arribadas, pero en estos documentos, desgraciadamente para nosotros, no hay especificación de la naturaleza de los pasajeros. La investigación tendrá que ser más laboriosa y muchas noticias, a buen seguro, las proporcionarán los archivos locales.

El marco legal no cambió en las cuestiones esenciales y algunas de las tendencias señaladas para la emigración de los siglos XVI y XVII continuaron presentes durante el XVIII, como la constatación de menores aportes a medida que se interpone mayor distancia entre Cádiz, ciudad a la que se trasladó la Casa de la Contratación en 1717, y los lugares de origen de los emigrantes.

En cuanto a la emigración por sexo, como se puede comprobar en el gráfico, el desequilibrio entre hombres y mujeres que había comenzado a mediados del siglo XVII es muy marcado en el siglo XVIII y especialmente a partir de 1725. Probablemente, esto puede estar relacionado con la disminución de situaciones de emergencia económica, en el sentido de que las condiciones de vida en Andalucía durante el siglo XVIII no favorecieron la aventura americana para las familias. Los aportes más importantes fueron los de Cádiz, con 461 hombres y 160 mujeres, y Sevilla, con 395 hombres y 85 mujeres, después se sitúan el Puerto de Santa María (132 hombres y 24 mujeres), Málaga (91 hombres y 13 mujeres) y Jerez (70 hombres y 20 mujeres). Por otra parte, en cuanto al estado civil, durante el siglo XVIII la desproporción entre solteros y casados fue la mayor de todo el periodo colonial; si la emigración andaluza fue menos familiar en algún momento, eso sucedió en el siglo XVIII. En cuanto a la edad, el siglo XVIII muestra una emigración mucho más desequilibrada por edades; en particular, el número de menores de 15 años es mucho menor que en los siglos XVI y XVII. De nuevo este dato puede estar relacionado con la menor presencia de emigración familiar en el siglo XVIII.

Para los destinos, hay datos de 2.241 pasajeros, que en su mayor parte se registraron para Nueva España (1.043). Andalucía no fue una de las regiones elegidas por la Corona para extraer las familias destinadas a poblar las regiones deprimidas americanas. En España se destacó entonces la salida con esos fines de canarios, gallegos y asturianos, y los destinos preferidos fueron Florida, Luisiana, las Antillas y Río de la Plata.

Son escasísimos los datos de que disponemos sobre las profesiones de los emigrantes españoles a Indias. Lo mismo sucede con los andaluces. Fueron muy frecuentes las quejas de los virreyes y las demás autoridades coloniales pidiendo gente productiva, lo cual debía querer decir artesanos cualificados, cuestión difícil de resolver por mucho que hiciera la corona, porque ese tipo de profesionales estaba bien remunerado en España. Una reiterada petición de las autoridades de Filipinas demandaba carpinteros de ribera a fines del siglo XVI y en el siglo XVII para los astilleros de Cavite, con éxito absolutamente nulo.

Con ese panorama tan escuálido es necesario valorar la localización de 8.240 casos para la emigración andaluza de los tres siglos, que suponen un 27% del total.  Y requiere una atención detenida el hecho de que del 26% de los andaluces que pasaron a Indias entre los siglos XVI y XVIII se registraran como criados. En parte es cierto que debió haber muchos criados, debido a la cercanía al puerto de partida; pero el término ahora resulta equívoco. Hay señores notables que se registran como servidores de otros más notables todavía; hermanos de magistrados que pasan como sus criados; familiares de artesanos o de posibles campesinos pasan con ellos con esa calidad; servidores de virreyes y criados en el pleno sentido de la palabra. En último término, esta cuestión requiere el manejo de más fuentes (en España y en América) y probablemente mucho tiempo por delante para las investigaciones necesarias.

Se podría hacer un balance de la emigración andaluza a Indias de los siglos XVI, XVII y XVIII destacando seis cuestiones:

  1. La emigración andaluza fue eminentemente una emigración popular.
  2. La contribución de Andalucía Occidental a este movimiento emigratorio fue considerablemente mayor que la de Andalucía Oriental. Sevilla, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, Jerez y Puerto de Santa María proporcionaron el número más amplio de personas, destacando la aportación de Sevilla capital.
  3. La emigración andaluza es más urbana que rural. Las zonas más calificables como rurales eran menos pobladas y parece que en ello va, en mucha parte, la propia definición; es decir, que grandes poblaciones proporcionaron grandes caudales emigratorios. Es necesario conocer mejor la situación demográfica de las poblaciones andaluzas a lo largo del periodo entre el siglo XVI y el XVIII, para valorar estos aportes relativamente, teniendo en cuenta la sangría demográfica que implicaron. Sería conveniente que la investigación se centrara en el estudio de las distintas comarcas andaluzas, a fin de poder relacionar salidas a Indias con situaciones de depresión económica.
  4. Importancia manifiesta de la emigración familiar andaluza a Indias, de consecuencias que se deben presumir esenciales en lo que Julián Marías llama “la forma andaluza de instalación en la vida”. Es decir, la importancia de la difusión en América de la propia lengua, costumbres, cocina, fiestas, devociones, modelos económicos y sociales, etc.
  5. Manifiesta preponderancia de las cadenas migratorias, que se ven en la práctica muy nítidamente en fenómenos como:

-Atracción de elementos de la familia: papel importante de las comunicaciones y de su frecuencia (cartas, recados, …). En la emigración andaluza son importantes las relaciones de parentesco para decidir la partida a América y quedan reflejadas muy fielmente en las cartas publicadas. Puedo añadir en apoyo de esto los resultados de mis propias investigaciones en documentación de carácter privado.

-Paisanaje: manifiesto en ayudas en el ejercicio de actividades económicas, albaceazgos y testimonios e informes.

-Fuerte cohesión entre los andaluces en las regiones americanas y los familiares que quedaron en España.

  1. Escasa importancia de las salidas de andaluces (seguramente de españoles en general) en la evolución demográfica peninsular.

-Salvo las cuestiones cualitativas, como la mayor proyección que se puede presumir en el que es capaz de afrontar el riesgo

-Una mayoría de los andaluces que partieron a Indias tenía menos de 25 años, pero esto siempre dentro de unas cifras totales bajas.

-Preferencia a utilizar el término de pobladores, a fin de liberar la carga que tiene actualmente el de emigrante, que no lo hace adecuado para el caso de los pasajeros a las Indias Españolas en la Edad Moderna, que iban a reinos de la Corona española, con sus costumbres, sus leyes, sus autoridades e incluso sus fiestas.

Autor: Antonio García-Abásolo González

Bibliografía

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