La creación de esta cátedra es una muestra de las interacciones educativas y culturales que se generaron entre Andalucía y América en la Edad Moderna; asimismo, responde al modelo de comportamiento de algunos clérigos castellanos que se trasladaban al “Nuevo Mundo” con la finalidad de evangelizar e instruir a los habitantes de aquellas tierras, pero que al mismo tiempo mantenían una cierta preocupación por la enseñanza de los vecinos de las poblaciones de donde eran naturales. En concreto, la cátedra de gramática de San Juan del Puerto se fundó en 1681 como resultado de la voluntad expresada por el licenciado Diego Rodríguez de Estrada -fallecido en la ciudad de México-, a pesar de que los bienes de este clérigo llegaron a la Casa de la Contratación de Sevilla en julio de 1654 en la flota procedente de Nueva España al mando de Juan de Urbina. Previamente al envío a la Península Ibérica, el capital que iba a servir de sustento había estado en poder de Bartolomé González Soltero -obispo de Guatemala-, a quien le dejó el encargo de que lo repartiese en diferentes legados y obras pías.

En esencia, el establecimiento de entidades educativas como la mencionada respondía a un interés compartido mostrado por determinados miembros de las élites locales de la zona occidental del antiguo Reino de Sevilla de promover la cultura y la formación en sus respectivos lugares de residencia. De esta inquietud se dispone de varios ejemplos coetáneos en la geografía provincial onubense; en efecto, entre ellos, se encontraba la cátedra de Ciencias y Artes creada en la villa de Huelva a fines del siglo XVII por Diego de Guzmán y Quesada -alcaide del castillo de esta localidad-, y dedicada al aprendizaje del latín, la lógica, la filosofía y la física aristotélica. De igual modo, con anterioridad, Benito Arias Montano había instituido en Aracena en 1597 otra cátedra con el objetivo de que sus “compatricios” pudieran aprender la lengua latina.

Por su parte, la cátedra de San Juan del Puerto comenzó a funcionar, según consta en el libro de protocolo conservado en el Archivo de la Parroquia de San Juan Bautista, con un importe económico de 2.951 pesos y cinco reales de plata que quedaron líquidos respecto a los 3.285 pesos y tres reales de plata que llegaron desde América a Sevilla; no obstante, el montante total se redujo en 333 pesos y seis reales de plata que originó la cobranza de los bienes. Una vez que se pronunció la Real Audiencia a favor de la entrega de la financiación al patrono y cura de San Juan del Puerto se superaron los impedimentos puestos por la Casa de la Contratación y, por tanto, a partir de 1681 los vecinos de la villa natal del fundador gozaron de la posibilidad de aprender la gramática de manera gratuita, sin la contraprestación de “estipendio alguno”. De lo contrario, ningún miembro de los grupos sociales con menor capacidad adquisitiva, habría tenido la opción de  formarse en la enseñanza secundaria y, por tanto, disponer de la preparación necesaria para iniciar los estudios universitarios de derecho o, en su caso, ingresar en el sacerdocio; precisamente, los habitantes de otros lugares circunvecinos que quisieron acceder a la docencia impartida por su preceptor no tuvieron las mismas condiciones de acceso, ya que debían pagarle una cantidad económica por sus servicios.

En cuanto a la estructura de la cátedra, la documentación consultada indica que existían diferentes niveles: “mínimos y menores, medianos y mayores”. Esta forma de organizarse es demostrativa de que cumplía un doble objetivo; por un lado, atendía las exigencias habituales de un centro de latinidad -en su condición de institución de enseñanza secundaria- y, por otro, se ocupaba de la labor de una escuela de “primeras letras”. Esta extensión de sus tareas hacia los estudios primarios resulta significativa y podría explicarse, tal como sucedía en otros lugares del antiguo reino de Sevilla, por no haberse encontrado atendida suficientemente por el cabildo municipal. Por su parte, las materias que se impartían en el nivel educativo de secundaria consistían en el aprendizaje de la lengua latina, la sintaxis y conocimientos propios de la física aristotélica, dialéctica y la lógica.

En lo que respecta al cargo de patrono correspondía al cura más antiguo de San Juan del Puerto, recayendo esta responsabilidad por primera vez en el licenciado Jerónimo de Contreras Gallardo, quien tenía la misión de visitar el centro diariamente dos veces, de observar la labor desarrollada por el preceptor y vigilar la administración de las cuentas. Como es evidente la vinculación de esta fundación con el máximo representante del escalafón eclesiástico de la villa, así como el hecho de que las clases tuvieran lugar en la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, no dejaba ninguna duda sobre el incuestionable control de la Iglesia sobre el sistema educativo de la localidad.

La cátedra de gramática de San Juan del Puerto continuó cumpliendo con su objetivo de ofrecer enseñanza gratuita a sus vecinos en las décadas siguientes a su creación y durante el siglo XVIII, tal como se desprende de la información proporcionada por el Catastro de Ensenada; no obstante, a mediados del Setecientos se habían reducido los ingresos que se destinaban a su mantenimiento y, como consecuencia, su capacidad para llevar a cabo con plenitud todas sus tareas, pues sólo poseía entonces -según el Libro de fincas eclesiásticas- 34 fanegas de tierra de secano y 295 reales procedentes de arrendamientos de casas, propiedades rústicas y dos lonjas existentes en el río Tinto.

Con posterioridad, en las últimas décadas del siglo XX, el gesto que tuvo Diego Rodríguez de Estrada con sus paisanos ha motivado un reconocimiento de la sociedad de San Juan del Puerto mediante la creación de una asociación cultural que adoptó el nombre del fundador de la cátedra por tener el mismo objetivo de difundir la cultura sin coste económico para los destinatarios y, además, un instituto de enseñanza secundaria que lo lleva como denominación, prolongando de esta forma hasta la actualidad el recuerdo de su voluntad de promover la formación educativa de las nuevas generaciones.

Autor: David González Cruz

Bibliografía

GONZÁLEZ CRUZ, David, “América y San Juan: raíces de una historia en común (1492-1681)”, en GONZÁLEZ, David (dir.), en Cinco siglos de historia de la villa de San Juan del Puerto (1468-1992). De la tradición marítima al proceso de industrialización, Huelva, Ayuntamiento de San Juan del Puerto, 1992, pp. 45-70.

GONZÁLEZ CRUZ, David, “El Puerto de San Juan en tiempos del Descubrimiento de América y la expansión atlántica”, en GONZÁLEZ CRUZ, D. (Coord.), Descubridores de América. Colón, los marinos y los puertos, Madrid, Sílex, 2012, pp. 201-243.

PULIDO BUENO, Ildefonso, “Dos modelos de fundaciones con capital americano en San Juan del Puerto en el siglo XVII: capellanía y cátedra de gramática”, en TORRES RAMÍREZ, Bibiano y HERNÁNDEZ PALOMO, José J. (coords.), Andalucía y América en el siglo XVII. Actas de las III Jornadas de Andalucía y América, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos-CSIC y Universidad Hispanoamericana de La Rábida, 1985, pp. 205-215.