El edificio del Consulado no responde a una construcción de nueva planta, pues tiene sus raíces en el Antiguo Colegio-Seminario jesuita de San Sebastián. Ha sufrido diversas modificaciones y usos a lo largo de su historia que han derivado en un edificio de estructura bastante compleja en la actualidad.

Tras la expulsión de la orden en 1767, la iglesia del Santo Cristo de la Salud se mantuvo como oratorio, y las dependencias del colegio se reformaron y se destinaron a albergar diferentes instituciones de la ciudad. Inicialmente se estableció el Montepío de Socorro a los Cosecheros del Obispado de Málaga (por Real Cédula de 1781), comenzando inmediatamente las primeras obras de adaptación de casas en el interior de la parcela por el maestro Antonio Valderrama. Se diferencian dos estructuras básicas. Ocupando la primera crujía aparece un primer ejemplo típico de casa-balcón, construido de manera independiente y en función a la plaza, donde da su fachada principal. Aunque no se corresponde estructuralmente con el resto del edificio -ubicado en las antiguas dependencias del colegio jesuita- esta parte se define por balconadas continuas y superpuestas, que recorren rítmicamente toda la fachada. El resto del edificio responde tipológicamente a un ejemplo de arquitectura pública, cuya fachada lateral da al pasaje de Rodríguez Rubí.

Más tarde, otra parte del inmueble jesuita se cedió al Consulado del Mar (concedido en 1785), que también instaló el Colegio de Náutica dedicado a San Telmo. Continuó el culto en el templo jesuita, pero esta vez como capilla castrense de la Escuela de Náutica. En 1789 se creó la Sociedad Económica de Amigos del País, que  convivió con el Montepío y el Consulado. Y en el siglo XIX también ocupó el edificio la Academia y la Escuela de Bellas Artes (1850-1961), pasando desde 1999 a ser sede del Ateneo de Málaga. El Consulado fue declarado Monumento Arquitectónico Artístico en 1923, y en la actualidad forma parte del conjunto Antiguo Colegio Jesuita de San Sebastián, que aparece inscrito como BIC en la categoría de monumento con fecha 08/11/2016 (publicado en BOJA nº 217, con fecha 11/11/16). El conjunto atesora una serie de valores patrimoniales, que además de los inherentes a la propia construcción, se refieren a valores urbanos derivados de su ubicación, pues ocupa un espacio urbano privilegiado, centro político, administrativo y cultural de la ciudad de Málaga.

La construcción de la casa-balcón se corresponde con la fachada principal y configura la imagen volumétrica y distintiva del edificio. Se estructura en tres calles con planta baja más otras tres, y otra calle lateral que da acceso al pasaje Rodríguez Rubí. Los vanos adintelados se encuentran unidos a través de un balcón corrido, que se prolonga incluso al vano lateral, en el caso de las plantas primera y segunda. Esta estructura responde al carácter funcional de aprovechar el máximo espacio posible, especialmente para alquilar sus balcones para la asistencia a los espectáculos de la plaza. El eje vertical de la fachada principal lo determina una magnífica portada barroca de piedra que rompe la configuración de la misma. José Martín de Aldehuela participó en las obras de adaptación del interior junto al maestro Antonio Díaz y además, edificó dicha portada de mármol gris con arco escarzano y sobrias columnas jónicas, con capiteles de paños colgantes. Sobre el entablamento, el ático se remata con cestillos de frutas que enmarcan un gran medallón conmemorando la fundación del Montepío y su emblema.

El primitivo inmueble del antiguo colegio contaba con diversos patios, de los cuales dos de ellos, de planta longitudinal y situados paralelos a la iglesia, han conservado bastante integridad. Con respecto a la distribución espacial del actual Consulado, se articula a través de la crujía delantera de la casa-balcón y cuatro crujías posteriores que envuelven un patio cuadrangular. Éste presenta forma irregular, por lo que tal vez se trate de un espacio anterior a la instalación del Montepío, reordenado y reutilizado a tal función. En la planta baja es adintelado, apoyándose la galería del piso superior en vigas y tirantes de madera vista. En su planta primera,  la cubierta adintelada de la galería apoya en vigas sobre zapatas y soportes de madera. La reja barroca que da acceso al patio es un magnífico ejemplo de hierro forjado y cincelado, rematado por leones que enmarcan el escudo de España, y que fue realizada probablemente por Luis Gómez, quien también trabajó en la Catedral de Málaga entre los años 1764 y 1789. Es destacable también el banco barroco de piedra que recorre los paramentos en la planta baja, bajo la galería, y guarda similitudes con otro existente en la fachada de la Catedral malagueña. En 1782 se instaló una fuente de piedra, empotrada en una hornacina del testero frontal del patio (posiblemente durante las obras de adaptación a sede del Montepío). Por otra parte, la composición forzada de la escalera indica que, probablemente, sea siglo XVIII y no un elemento original del antiguo Colegio Jesuita. Se trata de un espacio rectangular con bóveda esquifada con lunetos, decorada con tondos, molduras y yeserías.

Internamente se distribuyen las distintas dependencias alrededor de las galerías del patio y la configuración actual del edificio responde a las obras realizadas por el Consulado en 1786. El Consulado ocupó la crujía lateral de la planta primera (la más cercana a la iglesia) donde instalaron las aulas de la Escuela Náutica y su salón de sesiones (actualmente destinado a Sala de Conferencias de la Económica). Se trata una estancia rectangular con un estrado elevado  y diferenciado en cubierta del resto de la sala. En las salas anexas se dispone la biblioteca de la Económica, que a su vez, da acceso una pequeña habitación correspondiente la tribuna de la iglesia del Santo Cristo. La crujía existente entre la casa del Consulado y la iglesia del Santo Cristo de la Salud, la ocupa actualmente el Ateneo (Antiguo Colegio-Noviciado de San Sebastián), considerado edificio independiente.

El edificio se ordena mediante estancias laterales, que son actualmente locales comerciales, y  una central, que forma parte del zaguán de entrada al patio interior desde la portada principal. El zaguán se completa con un segundo tramo que forma parte de la crujía existente entre la casa-balcón y el patio, separándose del anterior mediante un arco rebajado cubierto con armadura de madera. La estancia de la izquierda  (actual conserjería), se corresponde con las dependencias del cuerpo de guardia del Consulado en el siglo XVIII. La estancia de la derecha (actual espacio expositivo) se corresponde con la que fue en origen la sede del Tribunal del Consulado. Existe por otra parte, otro acceso secundario a las plantas segunda y tercera de la casa-balcón desde el local más cercano a la iglesia, pero son propiedad privada y no tienen comunicación con el resto del edificio.

Los emblemas del Montepío que aparecen el ático de la portada principal de la Plaza, representan un paisaje con olivos, higueras y vides, así como una nave anclada a las orillas del mar, donde aparece también una ninfa. Estos elementos simbolizan la riqueza obtenida del mar y de la agricultura mediante el comercio, donde la divinidad femenina se erige como insignia de la ciudad. Ante ellos, un labrador se arrodilla junto a una cornucopia con frutos donde reza la inscripción: SOCORRE AL DILIGENTE. A su izquierda, otro campesino de actitud holgazana se sitúa junto a la inscripción: NIEGA AL PEREZOSO. DILIGENTE.  Bajo las imágenes se disponen el nombre y fecha de la institución. La representación fue copiada literalmente de una moneda acuñada en oro y plata para conmemorar la creación de la Institución.

Existen además, pinturas murales en las fachadas principal y lateral recientemente recuperadas, pudiendo contemplarse frescos en grisalla (tonos negro, gris y blanco), realizados mediante decoración esgrafiada con motivos arquitectónicos. Por una parte se plasman arquitecturas fingidas alrededor de huecos, que imitan sillares de refuerzo en esquinas y límites del edificio. Por otra parte, existe una decoración más fina, sin incisión y de mayor valor plástico de elementos vegetales, que acompañan el carácter agricultor de la portada.

Tras una intervención realizada en 1927, la restauración más significativa llevada a cabo en el inmueble tuvo lugar en 2004 y finalizaron en 2006, pues permitió además recuperar las pinturas murales de sus fachadas.

Autora: Belén Calderón Roca

Bibliografía

BEJARANO ROBLES, Francisco, Historia del Consulado y de la Junta de Comercio de Málaga, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1947.

CAMACHO MARTÍNEZ, Rosario, José Martín de Aldehuela (1724- 1802). Del ornato rococó a la arquitectura hidráulica, Málaga, Fundación Málaga, 2014.

CAMACHO MARTÍNEZ, Rosario (Dir.), Guía Histórico-Artística de Málaga, Málaga, Arguval, 2006.

LÓPEZ MARTÍNEZ, Asunción, La Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga, Málaga, Servicio de Publicaciones, Diputación Provincial de Málaga, 1987.

VILLAS TINOCO, Siro Luis, “Málaga el mundo del trabajo y la Sociedad Económica de Amigos del País en el siglo XVIII”,  Jábega, nº 43, 1983, pp. 34-42.