Llama la atención la preocupación por las derivas ahora cuando el mundo y el espacio -sea arquitectónico, urbano o territorial-, marcha de manera decidida a la deriva: Un «perverso piloto automático burla constantemente (los) intentos de aprehender la ciudad, agota todas las ambiciones de definirla, ridiculiza las más apasionadas aseveraciones sobre su presente fracaso y su imposibilidad futura, y la empuja implacablemente en su huida hacia adelante. Cada desastre anunciado queda absorbido de algún modo por la extensión infinita de lo urbano» [1].
Las grandes máquinas de crecimiento urbano y arquitectónico desbocadas -celebradas especialmente por arquitectos y urbanistas-, producen crisis inmobiliarias que provocan, tarde o temprano, grandes crisis económicas [2] . La gran crisis de 1929 fue provocada por la crisis inmobiliaria de 1927. La gran crisis que explota en 2008 ha sido provocada por la gran crisis inmobiliaria que se desató en EEUU en 2007. De hecho, se produce una triste ironía. La inauguración y celebración de los grandes hitos y emblemas empresariales arquitectónicos suelen coincidir en pleno arranque de la crisis, pues los proyectos arquitectónicos y urbanos habitualmente necesitan para ser edificados más tiempo de lo que dura un boom inmobiliario: el Empire State de Nueva York se inauguró en 1931, y las Torres Gemelas (WTC) se inauguraron a finales de 1973, una vez desatada la crisis del petróleo a principios de ese año. El nuevo proyecto de sustitución de las antiguas Torres Gemelas, proyectado antes de la emergencia de la actual crisis, se inaugurará ahora, en plena crisis. Las Cuatro Torres «Business Area«, del Paseo de la Castellana de Madrid, se inauguraron durante el periodo 2007 y 2009. El nuevo poder político y sobre todo económico junto con los arquitectos y sus egos forman una mezcla demasiado explosiva.
Se hace necesario ya imaginar cómo se podría contraderivar en unos centros históricos parques temáticos de sí mismos, en unos espacios urbanos contemporáneos imposibles de ser vividos si no se es consumidor, en un medio ambiente empobrecido y en retroceso… todo ello cada vez más ocupado y devorado por el capital.
[1] KOOLHAAS, Rem. ¿Qué fue del urbanismo? Revista de Occidente, 1996, 185, p. 6.
[2] HARVEY, David. Las raíces urbanas de las crisis financieras: reclamar la ciudad para la lucha anticapitalista. En BEIL, M.; BORJA, J. y CORTI, M. (eds.): Ciudades, una ecuación imposible. Barcelona: Icaria, 2012.
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