En Nicaragua, el proyecto ha logrado consolidar un aula-invernadero plenamente operativo, convirtiéndose en un modelo formativo que ya está siendo replicado en otros países debido a su eficacia y a los resultados alcanzados en capacitación y mejora productiva. Este espacio integra tecnología, prácticas reales de cultivo y un enfoque pedagógico que conecta directamente a estudiantes y agricultores con la agricultura protegida moderna.

El proceso comenzó con la instalación completa del invernadero, que incluyó el desaduanaje de materiales, el montaje estructural y la puesta en marcha de todos los sistemas técnicos necesarios para simular condiciones profesionales de producción. Una vez en funcionamiento, el aula-invernadero se convirtió en el centro de numerosas prácticas aplicadas que permitieron a los participantes formarse directamente en técnicas avanzadas.

Nicaragua y el aula-invernadero un referente en formación agrícola

Las sesiones de seguimiento de cultivos en invernadero permitieron a los participantes aprender a observar, medir y analizar el comportamiento de las plantas, aplicando metodologías profesionales de monitoreo. Además, se llevó a cabo la siembra de cultivos dentro del aula-invernadero, completando un ciclo productivo que culminó con la entrega de productos a centros educativos, fortaleciendo el vínculo entre formación, autosuficiencia alimentaria y beneficio social.

Este conjunto de acciones ha convertido al aula-invernadero de Nicaragua en un ejemplo dentro del proyecto: un espacio donde la teoría se transforma en práctica real, donde la tecnología es accesible y útil, y donde estudiantes, docentes y agricultores desarrollan competencias esenciales para una agricultura más sostenible, eficiente y preparada para los retos actuales. Su éxito ha impulsado que este mismo modelo se expanda a otros países, como Costa Rica y Guatemala, reforzando así una red de cooperación agrícola que sigue creciendo y fortaleciendo comunidades.