El laberinto del fauno. Guillermo del Toro – 2006.
Hoy me apetece invitaros al Bar de Lola, como diría Arturo PérezReverte, y compartir con vosotros algunas ideas que vienen rondándome la cabeza desde hace tiempo pero de una forma bastante menos estructurada y algo más espontánea. Pongamos que os acercáis a la barra y nos encontramos, intercambiamos unos «¿Qué?»-«Pues ná»-«¡Vaya tela!» y os invito a una cañita con una tapa de calamares. Empezamos con la charlita, la Alhambra Especial se me sube a la cabeza y os cuento la movida que tengo en la cabeza.
Y es que este post, compartido con otro gran proyecto digital, es producto del ir y venir que he experimentado en mis años dentro del mundillo de internet. Os pongo en contexto: el problema es que siempre he estado hecho un lío. Hace ya algo más de cinco años que comenzó mi andadura digital primero a través de las RR.SS. y luego con revista URBS, publicación que al ser semestral funciona en torno a dos «booms» de información al año. Posteriormente organizamos blogURBS, un proyecto semanal mucho más constante que está cerca de cumplir ya tres añitos. Por otro lado, hace un año Enrique Parra y yo creamos MetaSpace, un espacio muy personal dedicado exclusivamente a la relación entre arquitectura y videojuegos. Al mismo tiempo he sido colaborador o corresponsal en La Ciudad Viva, Stepienybarno, The AAAA Magazine, Urban Living Lab, Archdaily, el Blog de Fundación Arquia y otras tantas publicaciones a caballo entre el papel y lo digital. ¿Resumen? He acabado sufriendo de personalidad múltiple y dividida. Directo al loquero.
Por supuesto que no me quejo: me encanta poder hacer de camaleón y elaborar productos adaptados a distintos proyectos y objetivos editoriales pero a menudo he echado de menos tener un lugar propio donde solo sea necesario ser uno mismo. Un lugar donde quepa todo sin que se convierta en una recopilación de cosas pertenecientes a otros espacios. Esta inquietud se calmó en parte con la creación de MetaSpace, pero el tema de arq. y videojuegos es muy específico, necesitaba algo más. Tumblr mola, pero no deja de ser una red social. Esta es en el fondo es la razón de haber entrado recientemente a Pedacicos Arquitectónicos junto a la ya clásica formación de Enrique, Antonio y Juanfra; no se trata más que de la búsqueda de un espacio propio, un espacio digital cuya identidad sea la mia propia. «Saga, pesao, ¿qué te pasa? ¿Quieres darnos el pelmazo por más sitios todavía? ¿Acaso tú no eras Saga URBS?» Pues la verdad es que sí… pero no. URBS es una tertulia dirigida por anfitriones, Pedacicos es un parque de atracciones dirigido por invitados. De esto es de lo que quisiera hablar hoy.
La verdad es que no recuerdo muy bien en dónde ni de quién, pero hace tiempo escuché que una de las claves en la vida es saber ser buen invitado, saber ser buen anfitrión, y saber distinguir en qué momentos se debe ser uno u otro. Esta idea viene a significar que todo proceso social, todo protocolo, es comparable con una cena o un banquete, lo cual no es de extrañar si tenemos en cuenta que el banquete es la celebración ritual por antonomasia en la que el mejor bocado se reserva para el héroe mítico, para el cielo o para la tierra. Yo creo que en los blogs y la comunicación de la arquitectura no estamos tan alejados de esto. Como en cualquier otro espacio público, en internet nos vestimos de una determinada forma, conversamos de un modo especial y nos relacionamos según convenciones que quizás sean jóvenes pero que no por ello dejan de existir.
En blogURBS intentamos ser buenos anfitriones. Nuestro espacio digital es como una gran mesa en casa donde nuestro justo deber es hablar puntualmente y lo menos posible. En la actualidad tenemos registrados 86 autores, de los cuales tan sólo 6 somos administradores. Las 80 restantes son personas invitadas que han gustado de pasar por nuestra mesa, dejar su mensaje en una botella y regresar más tarde sólo si les ha apetecido y lo han considerado interesante, necesario o placentero. Esto no quiere decir ni mucho menos que no tengamos voz, pero el anfitrión es alguien que habla sin palabras. El lugar donde se ubica la mesa, su forma, su material, el tipo de asiento, la selección de los comensales, su ubicación, la comida que se degusta, el orden en el que llega, el olor que desprende, la música que suena y el tono general de la conversación son todos factores hilados minuciosamente por el anfitrión. Dejar un mensaje a partir de las palabras de los demás constituye un ejercicio de humildad enriquecedor, uno muy sabiamente practicado por mis mayores dentro y fuera de URBS, capitanes de proyectos con personalidad propia de los que se aprende y se disfruta. Desde luego, ser anfitrión es un arte que perfeccionar durante toda una vida.
Ser invitado es otra faceta interesante que merece la pena explorar. Hasta ahora la mayoría de las veces he sido invitado en otros proyectos, lo cual es súper interesante. Que mi voz propia, sin ser modificada, sea ubicada dentro de un ambiente y un discurso más grande es algo de lo que sentirse orgulloso. En un buen banquete ningún comensal falta ni sobra, por lo que siempre es un honor tener una silla a tu nombre. Sin embargo, no se puede ni se debe estar en todos los banquetes al mismo tiempo… Siempre es complicado decir que no y vergonzoso incumplir a causa de la loca vida moderna y sus compromisos, pero acaba siendo inevitable. Al mismo tiempo si te la pasas en casa de los demás y en la propia apenas hablas, se produce una sensación extraña, se echa de menos un lugar íntimo donde construir un carácter y una voz más personales. Quizás sea ese trocito de autor del siglo XX que aún vive en nosotros, o a lo mejor conservamos trazas de ego, cacahuete y soja; el caso es que aún en la era digital resulta extraño no poseer un lugar propio desde el que hablar, incluso en la pandilla arquitectónica. Anatxu está en El País, Loren y Agnieszka en StepienyBarno, Alberto en Veredes, Massad en el ABC, Echarte en N+1, José Ramón en Arquitectamos, Muriel en Pequeñeces, etc. ¿Dónde estoy yo? Sin en URBS queremos que hablen los demás, que nadie sea «fulanico-URBS» ¿quiere decir que el único sitio donde hablar yo debe ser en casa de los demás? Me urgía encontrar mi espacio íntimo, mi salita del té.
Y esa es la actitud con la que he llegado a Pedacicos Arquitectónicos. ¿Por qué ser Saga-Pedacicos? Pues porque el nos visita en Pedacicos no viene a llenar la conversación, aunque a veces lo haga, sino a echar un vistazo a nuestros cortocircuitos arquitectónicos para sentir como resuenan con los suyos propios. Podríamos decir que «ser Pedacico es una forma de vida» lo cual es más que cierto: es una actitud ante la arquitectura cuyo brazo armado es LA GARRA. Creo que es algo que desde URBS siempre hemos fomentado, (de hecho hasta hace dos días apenas si había arquitectos, éramos una tribu salvaje de poetas y artistas), pero éste no es lugar para dar un peso excesivo a las individualidades. En Pedacicos sin embargo se presenta la situación perfecta para ello. Aquí no somos anfitriones de nadie sino invitados, invitados por vosotros a vuestro día a día y vuestros ratos de ocio. Nos movemos al son de la marea, somos libres para cambiar y crecer, y nos basamos en el principio de que ninguna idea es tan grande como para ser impuesta. Quisiéramos ser siempre humildes, pequeños, hacerlo serio y divertido sin obligar a nadie a que se lo trague, empezando por nosotros mismos.
Por eso somos Pedacicos y no Pedazotes, porque nuestro mensaje no se lanza desde un atril o un podio sino desde el café de la sobremesa, desde una caña en el bar de Lola.