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Estrategias de reapropiación frente a procesos de gentrificación: activación de vacíos urbanos en Valencia

Mijo Miquel 3 marzo, 2015

En la actualidad, el urbanismo se plantea no tanto la expansión de las ciudades más bien sometidas a procesos de decrecimiento, como el reajuste de zonas ya urbanizadas, especialmente aquellas que forman parte del centro histórico, sometidas a fuertes procesos de gentrificación, aún parcialmente paralizados por la crisis. Los modelos de planificación urbana empleados durante todos los años de desarrollismo, de carácter formal y reactivo, basados en la idea de proyecto estable, están claramente obsoletos tanto por su dirección general orientada al crecimiento constante como por las prioridades establecidas, que suelen situar al tránsito como su primer bastión.

De la misma manera, la metodología de trabajo ha privilegiado la figura del experto frente al conocimiento del territorio aportado por el ciudadano, y a menudo ha excluido, aún en los últimos tiempos bajo las premisas de una teórica participación, a gran parte de las asociaciones de vecinos y plataformas que se oponen a una planificación basada en criterios económicos y especulativos.

Por todo ello, en el ámbito urbano se nos plantea abiertamente la necesidad de desarrollar un nuevo marco que pueda integrar protocolos de participación y gobernanza autogestionados, basados en el desarrollo de estrategias bottom-up de resolución de conflictos y transformaciones urbanas. El reto para abordar este nuevo marco reside en redefinir los criterios de “salud urbana” para establecer nuevas relaciones en el territorio sobre bases más colaborativas, transdisciplinares e inclusivas, que incluyan el punto de vista de disciplinas recientemente orientadas a procesos participativos como pueden ser la  arquitectura, la arqueología o la agricultura. Se propone pues abordar las prácticas críticas de construcción del territorio desde la novedad que supone replantearse bajo este punto de vista nociones como la salud ciudadana, la soberanía alimentaria o la noción de patrimonio.

 figura 2Esta deriva dentro del urbanismo sucede de forma paralela a la que experimentan numerosas disciplinas que son progresivamente conscientes de las necesidades de aplicar un enfoque transdisciplinar al análisis de situaciones así como a conceptos generales que se habían desarrollado de forma progresivamente sectorial, conceptos tan tradicionalmente acotados a una ciencia concreta como el de salud. No obstante, en la definición que hoy en día podemos hacer de esta noción, tal y como se muestra en el diagrama, resulta evidente que su complejidad exige un planteamiento multifactorial que redefina políticas públicas orientándolas a este fin.

La primera Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud reunida en Ottawa ya en 1986 emite una CARTA dirigida a la consecución del objetivo «Salud para Todos en el año 2.000» en respuesta a la creciente demanda de una nueva concepción de la salud pública en el mundo. La Carta de Otawa ha incidido especialmente en la importancia de la capacidad de las personas y de las comunidades para controlar los determinantes de su salud y poder mejorarla. Esto implica poder actuar no únicamente a nivel corporal sino también en el arco superior del esquema previo, en cuanto a las condiciones socioeconómicas, ambientales y culturales que tienen un impacto directo en el estilo de vida individual. La Carta `pone el énfasis en los factores protectores y preventivos, incide en considerar que la participación y la acción social son esenciales, así como en el valor de las políticas públicas referentes al entorno en sí. A nivel institucional, este cambio de enfoque está incluido en la mayoría de agendas, pero, a menudo, no hay un correlato coherente en metodologías y prácticas.

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Mapeado de solares de Valencia

Por todo ello, consideramos que poner en marcha proyectos de reactivación de solares en un barrio determinado constituye una acción que promueve la salud a diferentes niveles: social, ecológico, corporal e incluso económico. De manera escueta, se pueden resumir sus beneficios en la capacidad de generar red social, establecer vínculos entre vecinos, recuperar espacios indefinidos sobre los que proyectar necesidades comunes, esponjar tramas urbanas con espacios de reunión no planificados, empoderar la ciudadanía mediante la recuperación de espacios de autogestión, mejorar el medio ambiente mediante la reforestación urbana, etc.

De forma más detallada, podríamos decir que, frente a una lógica de gobierno de las ciudades basada en las restricciones y en las prohibiciones, como viene siendo la tónica habitual de  las normativas que rigen las ciudades españolas, se podría trabajar en el fomento de las buenas prácticas, adecuación de espacios para niños y mayores, incremento de los itinerarios seguros, fomento de la calidad medioambiental, mejora del paisaje, etc.

Vista la abundancia de solares en la ciudad de Valencia (espacios al aire libre que nuestro clima mediterráneo permite utilizar casi todo el año), fruto de la especulación continuada del centro histórico y del primer cinturón de Ensanche, podemos considerarlos como algo más que una cicatriz de esta década de maltrato urbano y celebrar su existencia en tanto espacios de oportunidad: lugares donde aislarse y descansar, donde realizar encuentros y celebraciones, practicar juegos y deportes, habilitarlos como aulas, talleres, auditorios o escenarios, diseñar jardines, cultivar para el autoconsumo, hacer compostaje, recogida de aguas pluviales, instalar fuentes de energía renovable, renaturalizar la ciudad con huertos urbanos, jardines, crear biodiversidad, reducir la contaminación y combatir las emisiones de CO2.

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Imágenes de portada y de cierre: Solar Corona, Valencia. Pablo Martínez Muñiz.

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About The Author

Mijo Miquel

Traductora y doctora en Arte Público, ejerce desde 2003 como profesora de Escultura en la UPV. Especializado en la organización de encuentros relacionados con la creación de esfera crítica. Como investigadora, su actividad se centra en la producción de espacios autogestionados vinculados a los movimientos sociales, así como en el desarrollo de protocolos de participación y gobernanza que impliquen la redefinición de los criterios de calidad urbana.

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