Comerciante de origen irlandés, proveniente de Kilkenny (Irlanda), llegado a Cádiz en 1730 atraído por las oportunidades comerciales que ofrecía la ciudad en el siglo XVIII por la intensa actividad mercantil, derivada del comercio de ultramar.  Pertenecía a la familia Butler y tuvo una amplia descendencia, mucho de cuyos miembros siguen habitando en la actualidad en algunas poblaciones andaluzas y otras ciudades de España.

Esta familia de origen irlandés, está estrechamente vinculada a Andalucía, sobre todo a capitales que ejercían la actividad del comercio marítimo como fueron Cádiz, Málaga, Huelva y por supuesto Sevilla a través de la vía fluvial del Guadalquivir. En esas localidades andaluzas y en otras se fueron estableciendo desde fines del siglo XVI miembros de la familia tejiendo una tupida red mercantil, tanto en Andalucía como en otros puertos de España, Inglaterra, Irlanda y los territorios de América. Su mayor apogeo fue el siglo XVIII, que coincide lógicamente con la Carrera de Indias, dorada época para algunos puertos andaluces, sobre todo Cádiz, al ser cabecera del monopolio comercial con los territorios de ultramar.

El origen de la familia Butler se remonta al siglo XII cuando caballeros normandos se trasladaron desde Francia a Irlanda a apoyar a uno de los reyes celtas en sus luchas internas. Uno de esos caballeros fue Hervey. Su nieto Theobaldo Walter, fue el primero en ostentar el cargo de Bodeguero real, el buticularius del rey, palabra latina de la cual deriva el origen del apellido Butler, ya que adoptaron ese cargo oficial como apellido en las generaciones venideras. Con el transcurso de los siglos se convirtieron en una importante familia feudal, cuyo dominio principal era el condado de Kilkenny. Importantes miembros de la familia Butler fueron la esposa del rey de Inglaterra Ana Bolena, cuya padre Thomas Boleyn llevaba también ese apellido al ser nieto de Lady Margareth Butler, hija del  VII conde de Ormond, Thomas Butler; la futura reina IsabeI, hija del malogrado matrimonio de Enrique VIII y Ana Bolena; o James Butler, II duque de Ormond. Éste estuvo al mando de las fuerzas inglesas que asaltaron Cádiz junto con George Rooke, durante el famoso sitio de la bahía gaditana de 1702, en el marco de la Guerra de Sucesión por el trono español, que enfrentó a varios países europeos, entre ellos, Francia, que finalmente conseguiría la corona para su candidato Borbón, Felipe de Anjou, nieto del rey Luis XIV.

La pretensión de los monarcas ingleses, Enrique VIII y su nieta Isabel I de controlar a los nobles feudales irlandeses, tanto celtas como normandos, los llamados “old English” (viejos ingleses) y el paralelo avance de la religión protestante a la llegada a Irlanda de los nuevos ingleses, provocaron la confrontación de ambos bandos. Uno de esos choques lo protagonizó la Confederación Católica de Kilkenny que luchó contra las tropas de Oliver Cromwell en 1641. Su derrota supuso el derribo de uno de los lienzos de muralla del castillo de esta localidad, el bastión de los Butler, que se volvió a partir de entonces totalmente expugnable.

Esa fecha marcaría la diáspora familiar, ya que entre los ciudadanos de Kilkenny despojados de sus propiedades y expatriados de la ciudad a la pequeña población de Ballinakill, estaría James Butler Donovan, junto con otro importante habitante de la urbe, Michael Langton. La no renuncia de ambos a la religión católica supondría ese definitivo destierro, al igual que sucedió a otras personas que lucharon contra Cromwell. De ese lugar partieron algunos miembros de la familia para buscar un futuro mejor, ante la imposibilidad de progresar en Irlanda debido a las fuertes restricciones inglesas impuestas para las familias poderosas católicas de irlandeses no afines a la causa inglesa: imposibilidad de estudiar o de ejercer la carrera militar, entre otras.

James Butler Donovan, desterrado en Ballinakill, debió convertirse en panadero para mantener a su numerosa familia. Tuvo un solo hijo de su primer matrimonio con Anne Langton, William Butler Langton, nacido en 1715. En segundas nupcias con James Archer, prima de la fallecida, tuvo seis hijos más: cuatro varones y dos mujeres: Thomas, Nicholas, Mary, George, James y Anne.  De los cuatro hijos y tres hijas, sólo Thomas y las hijas, se quedarán en Ballinakill. Los demás, incluido William, emigrarían a Cádiz ya que, como dijimos, uno de los destinos preferidos por la afinidad religiosa era España y, especialmente esa ciudad como cabecera, a partir de 1717, del comercio con los territorios españoles en América. Sin duda, era un buen lugar para integrarse en la sociedad española, en este caso, a través de la carrera comercial.

El más pequeño de sus hermanastros, James Butler Archer, que castellanizó su nombre y apellidos como Diego Buteler, fue también enviado por la familia, al igual que sus hermanos, para aprender el oficio de mercader a Cádiz y en 1765 a Buenos Aires. Allí reemplazaría en el negocio a su hermano George (Jorge) que regresó a Europa. Se estableció en Córdoba, una ciudad argentina con una buena posición para el comercio de interior, que experimentó un importante crecimiento económico y demográfico y en la que James encontró el amor y su futuro, al esposarse en 1774 con María Vicenta, con la que tuvo seis hijos. Ese matrimonio generó, al igual que el de su hermanastro William, una más que amplia descendencia.

No sabemos exactamente cuál es el origen verdadero de esta rama de Ballinakill, lo cierto es que tenían antepasados ilustres. Ellos sabían que descendían de unos herederos desposeídos de sus derechos y así lo transmitieron verbalmente los Butler de Cádiz, generación tras generación. Al parecer, James era hijo de Theobaldo de Ballykeifey descendiente de Edmund Butler de Neigham, fallecido en 1491, hermano mayor del VIII Conde de Ormond, Piers Butler. Pero si está claro que la rama de los Butler de Cádiz, desterrados por los ingleses a Ballinakill provenían en realidad de Ballykeefe, población del condado de Kilkenny.

William Butler Langton emigró en 1730 a Cádiz, siendo un joven, para iniciarse en las técnicas comerciales, atraído por las oportunidades económicas que ofrecía la ciudad.

Los Butler, al igual que otros comerciantes de distintas nacionalidades, franceses genoveses, ingleses, etc. decidieron reciclarse y establecerse como negociantes, temporal o definitivamente, en las dos ciudades portuarias y crear una red comercial de correspondientes familiares. Para ello establecieron miembros de la familia en distintos puertos estratégicos tanto de Europa (Irlanda: Cork, Waterford, Galway; Inglaterra: Londres, Bristol, Gibraltar; España: Cádiz, Sevilla, Málaga, Gran Canaria y América (México: Xalapa; Cuba: La Habana; Argentina: Córdoba, Buenos Aires), etc. Y por supuesto, a nivel de la provincia de Cádiz también funcionaba la red al ser residente algunos  Butler en: Cádiz, El Puerto de Santa María, Puerto Real, San Fernando, Rota, Sanlúcar de Barrameda y Jerez.

El rastro de estos hombres de negocios de la familia Butler, o vinculados con ella, aparece en archivos como los de Xalapa en México, Chile, Perú, Argentina, Uruguay y por supuesto en Sevilla en el Archivo General de Indias y en Cádiz en el Archivo Histórico Provincial. Es el caso de Antonio Butler uno de los miembros establecidos más tempranos en Cádiz, que residió durante distintos períodos en Xalapa. Su figura se relaciona con el militar Ambrosio Bernardo O´Higgins, que llegó a ser virrey del Perú, ya que fue enviado como factor de la Compañía de Antonio Butler al virreinato de la Plata. Entró a trabajar en esa empresa cuando llegó a Cádiz en 1751. Su hijo Bernardo, sería uno de los héroes criollos libertadores de Chile y de joven se alojó en su casa en Cádiz.

William se incorporó a la importante empresa Carew, Langton & Cª, que su primo hermano Nicolas Langton, casado con Francisca Carew, tenía con su suegro Lorenzo Carew, notable comerciante irlandés afincado desde principios de siglo en la ciudad gaditana.

En ella también participaba como socio Demetrio O´Crowley, padre del importante anticuario y comerciante gaditano de origen irlandés Pedro Alonso O´Crowley que, al igual que William, tenía su casa en Cádiz en el antiguo Callejón de los Doblones, actual Calle Manuel Rancés. Fue asimismo tesorero de la Compañía Ley, Van Halen y Hore. William siguió manteniendo relaciones con su hermanastro y tres hermanastras que quedaron en Irlanda, tras el fallecimiento de su padre a los cuatro años de establecerse en Cádiz.

Pasó en Cádiz gran parte de su vida comercial siendo soltero debido, casi con seguridad, a la imposibilidad de formar una familia al tener que atender los negocios. Contrajo matrimonio a una edad madura con María Josefa O´Callaghan, jenízara natural de La Graña (El Ferrol), nieta de un “ganso salvaje” el teniente general Reynaldo MacDonnell, hija de los irlandeses Julian O´Callaghan y Clara Everard y sobrina de Diego Murphy. Se esposaron el 15 de noviembre de 1761, Ambos nombraron como albaceas a su cuñado y hermano respectivamente, el también comerciante de Indias Julián Ramón O´Callaghan y a Patricio Noble, otro miembro de la colonia irlandesa de Cádiz que también ejercía la actividad mercantil. Tuvieron un único hijo, Guillermo Butler O´Callaghan. Pero generarían una amplia descendencia a partir de, como es costumbre en la familia Butler, la capacidad procreadora de su descendencia.

Los Butler de Cádiz, igual que otros irlandeses, crearon empresas, participando en la actividad comercial a través del seguro o el préstamo a riesgo marítimo, o bien como navieros, capitanes de barcos, o dedicándose a la exportación e importación de productos de ambas orillas del Atlántico como el azúcar de caña, tabaco, lana, salmón, manteca, vino, etc., para lo cual crearon distintas compañías formalizadas ante notario en la ciudad de Cádiz, documentación que se conserva en el Archivo Histórico Provincial.

Guillermo perdió parte de su capital en un naufragio de una de las naves de la Carrera de Indias, como demuestra su testamento firmado el 6 de abril de 1771. Su esposa, María Josefa O´Callaghan, también participaría de esta modalidad de negocio al quedar tempranamente viuda y tener que gestionar los asuntos económicos de la familia,

Guillermo dedicó, al igual que los otros miembros de la colonia católica irlandesa, una parte de las riquezas ganadas en vida para las obras piadosas.

A pesar de la diáspora que provocó la pérdida del monopolio comercial con América en 1778 con el decreto del libre comercio y la llegada de las tropas francesas a la Bahía de Cádiz, algunos miembros del clan Butler decidieron permanecer en Cádiz

El testamento firmado en el año 1790 por su esposa María Josefa O´Callaghan, albacea y tutora de su hijo y heredero José María Butler O´Callaghan, informa que su marido había fallecido en la ciudad de Cádiz el 17 de enero de 1772, cuando éste contaba sólo con tres años de edad. José María se casó con otra irlandesa jenízara, Clementina Murphy y  tuvieron como descendencia a dos hijos, José María y William, que vivirían distintos acontecimientos políticos y económicos. Uno de los hijos de William Butler Murphy, casado con Isabel Anguita, sería el almirante Eduardo Butler Anguita. Mientras que José María Butler Murphy se casaría con Dolores Butler Carmona, siendo la hija de ambos, Sofía Butler Carmona, la que se vincularía con una familia burguesa gaditana de origen asturiano, los García de Arboleya, al esposarse con Francisco, hermano de Fernando, García de Arboleya y Duval. Éste fue un ilustre periodista, fundador del importante periódico gaditano decimonónico “El Comercio”.

Autora: Lourdes Márquez Carmona

Bibliografía

BUTELER, René Gabriel José y BUTELER, Alejandro, Familia Buteler: entre el ayer y el mañana, Córdoba (Argentina), 2016.

GARCÍA FERNÁNDEZ, María Nélida, Comunidad Extranjera y puerto privilegiado: los británicos en el Cádiz del S. XVIII, Cádiz, Universidad de Cádiz, 2004.

LARIO OÑATE, María del Carmen, La colonia mercantil británica e irlandesa en Cádiz a finales del s. XVIII, Cádiz,  Universidad de Cádiz, Servicio de Publicaciones, 2001. 

MÁRQUEZ CARMONA, Lourdes, La memoria de los irlandeses: Cádiz y la familia Butler, Almería, Círculo Rojo, 2015.