Durante la primera mitad del siglo XVIII y tras el advenimiento de los Borbones, el estamento privilegiado creció considerablemente debido a los numerosos títulos concedidos -que fueron 318 entre los territorios de Castilla, Aragón y Navarra- de los cuales sólo ocho fueron otorgados a mujeres, todos ellos como merced por los servicios cortesanos en puestos intermedios en la corte, servicios familiares, pecuniarios o por concesiones de la corona. Por otro lado, las mujeres nobles ligadas a los círculos de poder o a la corte, también participaron en los procesos de obtención de títulos u otros honores en favor de los varones de la familia abogando ante las autoridades en las diferentes instancias actuando, por tanto, como mediadoras. Finalmente, las féminas titularon cuando eran hijas únicas o en ausencia de varón y en algunos casos el titulación se producía tras un largo período de tiempo, fruto de sucesivas estrategias familiares basadas, principalmente, en el establecimiento de alianzas matrimoniales con miembros cercanos a la alta nobleza aunque, en general, los datos indican que el porcentaje de mujeres tituladas fue bastante inferior al de los varones.

La baja nobleza rural establecida en tierras de Cádiz y Sevilla compartía un pasado común cuyos orígenes se remontaban a tiempos de la conquista y repoblación. Numerosos linajes castellanos y extremeños, se asentaron en esta zona y expandieron sus apellidos por la geografía andaluza a partir de una política matrimonial endogámica, acordando uniones entre miembros del grupo y entre parientes. Esta práctica permitió proteger, consolidar y aumentar los capitales materiales e inmateriales que transmitieron generacionalmente durante siglos.

En el marco de las estrategias de reproducción social, no fue cuestión baladí para los padres diseñar un plan que contemplara la colocación de los hijos garantizando un estatus adecuado a su rango. En este sentido y, a pesar de ser los varones los preferidos  para heredar títulos y mayorazgos, las mujeres jugaron un papel fundamental a la hora de acordar futuros matrimonios pues, en unos casos aportaron el honor de su ilustre apellido, en otros inyectaron importantes cuantías en bienes dotales y siempre contribuyeron a la perpetuación biológica de la estirpe. El caso de los Fernández Valdespino, linaje asentado en Arcos de la Frontera, Jerez, Sanlúcar de Barrameda y Sevilla, puede servir de referente para comprobar, a partir de la observación de la trayectoria familiar conjunta, el ascenso de dos líneas desde la baja nobleza rural hasta la alta nobleza titulada consecuencia de sucesivas estrategias matrimoniales, un ascenso que protagonizarán tres mujeres de dicha familia.

Una de las ramas descendía de don Alonso Fernández Valdespino, natural de Arcos de la Frontera, línea que practicó una política matrimonial de consanguinidad muy severa, observándose la mayoría de uniones entre primos, primos hermanos y tíos con sobrinas durante varias generaciones consecutivas a lo largo de la segunda mitad del XVII, abriendo el mercado matrimonial hacia Jerez, Cádiz y Sanlúcar a principios del XVIII. Siguiendo la tradición familiar, uno o varios hijos ingresaron en el ejército, concretamente en la Marina, para realizar la carrera militar, lo que facilitó la concertación de uniones con miembros pertenecientes a relevantes familias del ámbito castrense. La estancia temporal en Madrid durante el desarrollo del cursus honorum en dicha institución, les permitió relacionarse con familias bien posicionadas y conectarse a importantes redes sociales interesantes para el futuro. No obstante, no será hasta principios del XIX cuando se produzca el ascenso más notable, hecho que llegó de la mano de dos hijas de don Alonso Fernández Valdespino Peaguda, Alférez de Navío y de doña Isabel Gutiérrez de Armijo, natural de Sanlúcar, donde desposaron el 1770. Sus hijas Mª del Carmen casó en 1809 con don Vicente Pomar, VI Marqués de Ariño y Mª Regla hizo lo propio en 1801, con don Pedro Manjón y Miconi, a la sazón Comisario de Marina en la ciudad de Cádiz, nieto del Marqués de Mérito, de cuyo matrimonio nació un único hijo cuya descendencia consolidará el proceso de ascenso e inserción en la alta nobleza titulada andaluza, pues de los seis hijos habidos, dos hijas ostentaron título: Eduarda Manjón Mergelina Fernández Valdespino, V Marquesa del Valle de la Reina y su hermana Mª Regla, VI Condesa de Lebrija, título que reclamó a la corona.

El ascenso de la segunda línea del linaje Fernández Valdespino, se produjo a más corto plazo pues, don Álvaro, también natural de Arcos y hermano de don Alonso, al que anteriormente nos hemos referido, desposó con doña Ana Josefa Dávila Tello de Guzmán, nacida en Sevilla, hija de don Lorenzo Dávila de Medina, II Conde del Valhermoso. Los esposos mantuvieron propiedades en la localidad gaditana aunque poseyeron casas principales en la capital, ciudad en la que se relacionaron familias de la más rancia nobleza de la sociedad hispalense. De dicho matrimonio nacieron dos hijas, Mª de las Nieves, que casará en Arcos con don Juan Antonio López Toñanejos, Marqués de Torresoto y Ana Gertrudis, que desposará en Sevilla en 1754 con don Luis José Ortiz de Zúñiga, III Marqués de Montefuerte y IV Conde de Lebrija, futuros padres de doña Rafaela Ortiz de Zúñiga Fernández Valdespino, IV Marquesa de Montefuerte y V Condesa de Lebrija. Doña Rafaela, que falleció en 1811 en la capital andaluza ab intestato y sin descendencia, dejará este último título desierto. Un siglo después, en 1912, sería reclamado al rey don Alfonso XIII por doña Mª Regla Manjón Mergelina Fernández Valdespino, a quién correspondía como descendiente de la línea anteriormente señalada.

Autora: María de la Paz del Cerro Bohórquez

Bibliografía

DEL CERRO BOHÓRQUEZ, M. P.: Familia y reproducción social. Los Espinosa Núñez de Prado: una élite de poder en tierras de Cádiz y Sevilla (Siglos XVII-XVIII), Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 2015.

FELICES DE LA FUENTE, María del Mar, “Mujeres y nobleza titulada en la primera mitad del siglo XVIII. Consideraciones sobre su protagonismo en la creación de títulos nobiliarios” en PÉREZ ÁLVAREZ, Mª José  y MARTÍN GARCÍA, Alfredo (Eds), Campo y campesinos en la España Moderna. Culturas políticas en el Mundo Hispano, Publicación en digital, CSIC. 2,12, pp. 1653-1663.

RAMÍREZ GÓMEZ, Carmen, “Compras, legados, donaciones…: Regla Manjón, Condesa de Lebrija», Inventario de la procedencia de los fondos de la biblioteca de la Universidad de Sevilla.