Hijo de una extensa familia nobiliaria al servicio de las armas Pedro Núñez de Villavicencio probablemente inició su aprendizaje en Sevilla junto a su maestro y amigo Murillo. Desde muy joven recibió una esmerada educación en el ámbito de las Artes y las Letras.

Su condición de aristócrata no fue impedimento para ejercitar el oficio de pintor. En 1660 figura entre los miembros fundadores de la Academia de Pintura de Sevilla y un año más tarde ingresa en la Orden de Jerusalén de Caballeros de Malta. Allí conoce al pintor napolitano Mattia Preti de quien el tratadista Palomino le hace su principal discípulo. Su particular estilo pictórico es el resultado de la fusión del murillismo y el naturalismo de corte caravaggista. De 1674 es la Judit con la cabeza de Holofernes del Museo de Bellas Artes de Sevilla, copia fiel del original de Preti conservado en el Museo Nazionale de La Valleta. La Piedad con la Magdalena del Museo de Prado, obra firmada y fechada hacia 1685 es copia del original que atesora la iglesia de los Franciscanos de Foro d’Ischia. El semblante de la Magdalena permitió atribuir a Núñez de Villavicencio una obra con el mismo asunto iconográfico que recientemente estuvo en el mercado del arte. En 1664 se establece definitivamente en Sevilla pero realiza viajes a Roma (1673) y a Madrid. En 1682 asiste al fallecimiento del maestro y en 1686 es nombrado veedor de la urna de San Fernando en la Capilla Real. En 1693 el rey Carlos II le ofrece un puesto diplomático que nunca llegó a ejercer. De este momento es el cuadro de Niños jugando a los dados del Museo de Prado regalo personal del artista a Carlos II. Más personal es el San Juan Bautista adolescente de colección particular madrileña.

Una de las facetas más conocidas en la producción artística de Núñez de Villavicencio es su afición por las pinturas de temática infantil, protagonizadas por pillos andrajosos que se hallan envueltos en juegos, comilonas y otros pasatiempos propios de su humilde condición. No cabe duda que nuestro pintor se inspiró directamente en las célebres obras de Murillo pero otorgándoles su particular estilo de ambiente claroscuro. Curiosamente las dos únicas obras firmadas con semejante asunto se encuentran en el Museums and Art Gallery de Leicester (Niños jugando a los dados y Niños jugando a las cartas). Un tercer cuadro, Niños con calabazas del Museo Ponce de Puerto Rico tiene la firma parcialmente perdida. No obstante gracias a los rasgos formales y estilísticos que definen su obra se han podido atribuir un importante número de cuadros de género. Entre las obras seguras se encuentran los Niños comiendo mejillones del Museo del Louvre, el Aguador niño del Museo de Bellas Artes de Sevilla, los Jugadores de argolla de colección particular belga, Muchacho atacado por un perro del Museo de Bellas Artes de Budapest, Niños robando a un mendigo de colección particular londinense, Niño embestido por un carnero de la Galería Estense de Módena, Niños jugando del Museé Antoine Vivenel en Compiègne.

El pintor y tratadista Antonio Palomino da noticia que Núñez de Villavicencio “hizo retratos con superior excelencia, así en lo parecido como en la gran fuerza de los pintado”. El único retrato firmado que nos ha llegado es el Retrato del arzobispo de Sevilla, Ambrosio de Spínola conservado en una colección particular irlandesa. El óvalo esculpido a modo de trampantojo es un recurso compositivo visto en varios autorretratos de Murillo.

Autor: José Luis Requena Bravo de Laguna

Bibliografía

GONZÁLEZ RAMOS, Roberto, Pedro Núñez de Villavicencio. Caballero pintor, Sevilla, Diputación Provincial de Sevilla, 1999.

CHERRY, Peter, «Genre Painting in Seville after Murillo (Pedro Núñez de Villavicencio)», ­en Scenes of Childhood, cat. exp., Londres, Merrell-Holberton, 2001, pp. 43-49.

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GONZÁLEZ RAMOS, Roberto. El caballero pintor Pedro Núñez de Villavicencio: Hidalgo, aficionado al arte y pintor del entorno de Murillo, en Andalucía en la historia, 2010, 30, pp. 82-85.

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