Además de la pesca de altura practicada en los caladeros norteafricanos, en las costas andaluzas se ejerció la pesca litoral, como una actividad económica tradicional, a lo largo de toda la Edad Moderna. No nos referimos aquí a modalidades específicas como las almadrabas atuneras o los corrales y caños de pesquería, que tienen un tratamiento separado, sino de la pesca desarrollada en pequeñas embarcaciones a escasa distancia de la costa, a la realizada con cañas “del país”, practicada desde el mismo litoral, o, incluso, a las actividades de marisqueo que se desarrollaron en algunas zonas propicias para ello, como los bajos y caños del litoral atlántico. Tales dedicaciones representaron el sostén económico de un cierto sector de la población de los lugares marítimos, una manera de ganarse la vida o de allegar complementos a las economías familiares modestas e incluso, a veces, una simple forma de ocio y distracción. En la pesca litoral se empleaba una serie de embarcaciones y artes tradicionales, como las lavadas y jábegas, utilizadas para la captura de sardinas, los chinchorros, tartanas, cazonales, palangres, cangilones, etcétera.

En el siglo XVIII se produjeron cambios de importancia en el sistema de pesca litoral. La expansión del sistema de bous, traído a las costas meridionales por armadores y pescadores levantinos, puso en crisis los métodos tradicionales, activando protestas y resistencias. Los bous faenaban por parejas, practicando un tipo de pesca de arrastre que amenazaba con esquilmar el litoral y que fue, por tanto, muy contestado, ya que provocó el desplazamiento de los pescadores locales de una actividad que venían practicando de manera secular. Sin embargo, su rentabilidad hizo que se impusiera con relativa facilidad y rapidez.

Los Estatutos de la Sociedad Económica de Amigos del País de El Puerto de Santa María son una muestra de las críticas suscitadas por la introducción de las parejas de bous:

Por una suerte desgraciada de los naturales se hallan en el día destituidos de todo fomento, expatriados en su mismo país del ejercicio de la pesca por la exclusiva posesión con que se han hecho dueños los armadores de los bous. Éstos han asolado ya muchas especies de que abundaba nuestra costa, excediéndose de todos los límites a que se redujeron para su tolerancia después de los daños que causaron en los mares de Levante y, sobre haber arruinado a los armadores naturales, ocasionan a los pueblos la esencial falta del abasto que se experimenta y un fundado temor, acreditado por la experiencia, de que llegará a ser muy corto este tan vasto ramo de industria”.

El esquilmo del litoral terminó por provocar una disminución sensible en el abasto de pescado, lo que derivó en tensiones entre los pescadores y las autoridades municipales de los puertos andaluces, que sujetaron a arancel la venta del pescado en beneficio de los consumidores y en perjuicio de los propios pescadores y de los regatones que se dedicaban a la reventa. Sirva como ejemplo el siguiente arancel, impuesto en 1790 por las autoridades de El Puerto, que también nos sirve para conocer las especies comúnmente consumidas en esta parte del litoral andaluz, así como las diferencias que se registraban entre los días ordinarios y los de abstinencia:

Precio, cuartos por libra de pescado

Especies Días de pescado Días de carne
Lenguados y langos 24 22
Brótolas y pepegallos 22 20
Sargos, lisas, bailas, robalos, doradas, pámpanos, anguilas y anchoas 20 18
Salmonetes, pescado en blanco de tres en libra, lenguadillas y sapos 18 16
Corvinas, urtas, bocinegros, meros, besugos de tres en libra, mojarras y garapellos 16 14
Dentones de tres en libra, pescado blanco de seis en libra, brecas, pargos, pescado grande del Condado, acedías y pescadas de dos o más libras 14 12
Besugos de seis en libra, borriquetes, pegerreyes, pescadillas y rubios grandes 12 10
Pescadillas y rubios pequeños, tapaculos, zafios, chuchos, chernas, chopos, obladas, bodiones, calamares, salemas, pintarrojas, chocos, atunes y sardinas de Poniente o Conil 10 8
Cazón y morralla 8 6
Ostiones grandes partidos (docena) y almejas (ciento) 8 6
Ostiones pequeños partidos (docena) 7 5
Ostiones enteros (docena) y lachas (libra) 6 4

Los grabados y pintura de la época nos han dejado algunos testimonios de la pesca con caña del país, que era practicada como entretenimiento no sólo por hombres, sino también por mujeres. Así puede verse, por ejemplo, en la vista de El Puerto de Santa María pintada por Mariano Sánchez, en la que se aprecia, junto a un varón que pesca con una pequeña red en el río Guadalete, a una mujer con una caña y una cesta para depositar el pescado. En un grabado inglés algo más tardío, ya del siglo XIX, puede observarse un grupo de pescadores con caña en las inmediaciones de la catedral de Cádiz.

Autor: Juan José Iglesias Rodríguez

Bibliografía

GONZÁLEZ DÍAZ, Antonio Manuel, La pesca en Ayamonte durante la Edad Moderna, Huelva, Universidad de Huelva, 2011.

IGLESIAS RODRÍGUEZ, Juan José, Una ciudad mercantil en el siglo XVIII: El Puerto de Santa María, Sevilla, 1991.

MARTÍNEZ SHAW, Carlos, “La renovación de la pesca española en el siglo XVIII”, en Economía marítima. Actas de los XIII Encuentros de Historia y Arqueología, San Fernando, 1998.

MARTÍNEZ SHAW, Carlos; FERNÁNDEZ, Roberto, “El despliegue de los bous catalanes en el siglo XVIII”, en Pierre VILAR y Carlos MARTÍNEZ SHAW (coords.): Historia Moderna, historia en construcción, vol 1. (Economía, mentalidades y cultura), Barcelona, 1999.