Alonso de Montúfar nació en Loja en 1489, procedente de una familia humilde onubense que llegó a tierras lojeñas en busca de un mejor futuro para su hijo. Ingresó en el Convento de Santa Cruz la Real de Granada, en el mes de mayo de 1512, cuando contaba con veinte y tres años de edad, donde recibió el hábito de la Orden de los Predicadores.

Pronto, fray Diego de Deza, lo seleccionó entre dieciocho becarios, para el recién fundado Colegio de Santo Tomás de Sevilla, obteniendo el grado de maestro en dicha facultad, donde estuvo dando clases de gramática hasta 1524, momento en el que regresó al Convento de Santa Cruz la Real, donde impartió lecciones de teología al ilustre fray Luis de Granada.

A partir de aquí, desarrolla su labor docente en Valladolid, regresando como prior de Santa Cruz la Real el 8 de septiembre de 1535 hasta del 24 de Abril de 1536. Al año siguiente, fue enviado a Lyon para asistir al capítulo general de la Orden de Predicadores, como definidor de la provincia de la Bética. Desde 1538 a 1541 ocupó la silla prioral de Almería, ejerciendo el mismo cargo en Murcia, además de calificador del Santo Oficio, teniendo idénticos cargos entre los años 1546 y 1547 de nuevo en el Convento de Santa Cruz la Real en Granada.

Excepcionalmente, Montúfar asumió el cargo de calificador del Santo Oficio de la Inquisición durante más de veinte años. Según su propio testimonio, era continuamente consultado tanto por los tribunales de Granada y Sevilla, como por los de Murcia y Toledo.

Tras cuarenta años de vida conventual, en junio de 1551, fray Alonso de Montúfar fue presentado para la sede mexicana, por las recomendaciones del Marques de Mondéjar. Sería Luis Hurtado de Mendoza, quien habiendo conocido al fraile dominico como confesor lo propusiese al rey como nuevo arzobispo de México. Como el consistorio de la Santa Sede se demoró mucho tiempo en la expedición de las bulas, Montúfar no fue consagrado obispo hasta 1553. Su viaje a Nueva España se demoró en espera de la salida de la flota, por lo que no llegó a su sede hasta el 23 de junio de 1554, es decir, seis años después de la muerte de su predecesor, fray Juan de Zumárraga.

Recién llegado a México, el 28 de agosto de 1554 se incorporó a la Universidad de México, y pontificó como Arzobispo de México hasta el 7 de marzo de 1572, fecha de su muerte, confirmada en su testamento. Aunque debemos puntualizar las erratas en la fecha de defunción que aparecen en los retratos que se conservan en Granada y México.

Con una trayectoria cuestionada y controvertida en muchos aspectos de su mandato, destacamos los más relevantes de su arzobispado:

  • Convoca los dos primeros concilios provinciales de México, con independencia de la archidiócesis de Sevilla, pero con notables reminiscencias.
  • Realiza diferentes visitas pastorales plasmándolas en varios informes del estado de la diócesis de México.
  • Impulsor del clero secular sobre las órdenes religiosas, especialmente en contra de franciscanos y agustinos.
  • Primer rector de la Universidad de México.
  • Promotor de las artes, favoreciendo la construcción de la catedral metropolitana así como su consolidación como el principal protector del culto de la Virgen de Guadalupe.

Prolífico en sus textos, como los del decoro de la catedral de México, en sus Ordenanzas, reglas y constituciones del Coro de la catedral mexicana, así como la edición del primer concilio provincial, distintos informes y cartas.

Autora: Ana Ruiz Gutiérrez

Bibliografía

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RUIZ GUTIÉRREZ, A. Fray Alonso de Montúfar: Loja y la formación de la iglesia indiana. Granada: Fundación Ibn al-Jatib de estudios y cooperación cultural, 2007.