Una de las ferias más largas de toda Andalucía es la de Baza, cuya celebración se remonta a la segunda mitad del siglo XVI. La feria en Baza se celebra en honor a la co-patrona de la ciudad, Nuestra Señora la Stma. Virgen de la Piedad, que a lo largo de la historia ha sido custodiada en la ciudad de Baza por dos órdenes religiosas: mercedarios y franciscanos.

La Orden de la Merced tuvo en Baza un indiscutible poder económico a partir de la segunda mitad del siglo XVI y, por supuesto, durante todo el siglo XVII que fue su siglo de esplendor. Los mercedarios bastetanos, guardianes del templo santuario de la virgen de la Piedad, tuvieron la concesión de una feria de ganado anual que se celebraba en las inmediaciones del convento −en el barrio de “Churra”− del 8 al 15 de septiembre, por concesión del rey Felipe II. Al poco tiempo de la toma de Baza por los Reyes Católicos, el Concejo de Baza solicita la celebración de una feria franca para el desarrollo de la ciudad. Sin embargo, los Reyes Católicos dan un aplazamiento hasta que no estudien con detenimiento el tema de las ferias en el Reino de Granada.

Unos años más tarde el Concejo se implica en la organización de la fiesta de “Nuestra Señora de septiembre”. Una vez establecidos los frailes mercedarios en Baza con el objetivo de impulsar el culto y la devoción popular a la Virgen de la Piedad ven conveniente la celebración de una feria en el mes de septiembre, máxime cuando por esas fechas los agricultores ya habían terminado las labores de  recolección y necesitan intercambios comerciales con animales y ganados para poder pasar el invierno. Los frailes proponen al Concejo, en 1578, conseguir de la Corona una auténtica feria con franquicia de impuestos. Para ello, en 1580 envían a su Comendador, fray Diego de los Ríos, a la Corte de Felipe II. Esta petición también está apoyada por el Concejo que hace todas las diligencias posibles para conseguir dicho objetivo. Finalmente, en 1593, la Corona concede la celebración de la feria y la fecha del 8 al 15 de septiembre. En ella se entrelazan el culto a la Virgen de la Piedad, la feria de ganado, la de mercaderías y los festejos taurinos. La feria de Baza en poco tiempo llegó a ser una de las más importantes dentro de la zona norte del Reino de Granada. Por Real Privilegio de 31 de julio de 1597 los frailes mercedarios obtienen la exclusividad de que la feria se celebre en la plaza de la Merced y la calle aledaña de la Zapatería con dos objetivos; uno el de promover mucho más el culto y devoción a la Virgen de la Piedad, otro el económico puesto que al celebrarse en esta zona podrían sacar muchos más beneficios económicos que si la feria se celebraba en el centro neurálgico de la ciudad que era la Plaza Mayor.

Otra de las referencias más importantes que tenemos sobre la celebración de la feria en Baza es la que encontramos en las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (1752), más concretamente en una parte de la respuesta a la pregunta número 29: “Y, así mismo, ai en esta Ciudad una feria, que da prinzipio el día ocho de septiembre de cada año y finaliza el diez y siete del mismo, la que perteneze a su Magestad, donde concurren varias personas, como tenderos de ropas, alguna sedería de ancho, y está libre de derechos y lo mismo lo angosto, algunas platerías, tiendas de quincalla y otros géneros; de todo lo qual que concurre a venderse a ella, recauda sus derechos el Administrador de rentas provinziales que ai en esta Ciudad por parte de Su Magestad, y les pareze que dichos derechos aszenderán a dos mil y quinientos reales; y con maior zerteza lo podrá hazer por zertificación de ello dé el Contador de rentas provinziales a que, en todo caso, se remiten, y responden.”

Una de las características antropológicas de la feria de Baza la encontramos en el tradicional “Cascamorras”. Hablar de la figura de cascamorras en Baza es hablar de toda una leyenda en donde se mezclan la religiosidad y lo profano. Con éste da comienzo la feria de Baza. Ese día seis de septiembre a las seis de la tarde cuando las campanas comienzan a repicar rompiendo, con su badajo tronando, el silencio que la ciudad experimenta mientras duerme la siesta. Un accitano, vecino de Guadix que encarna la figura de “cascamorras”, se dispone a dar cumplimiento a una de las más arraigadas tradiciones que hay establecidas entre las ciudades de Baza y Guadix, pretendiendo desafiar al pueblo de Baza a que si es capaz de realizar el tramo que dista desde el cerro de las Arrodeas y llegar limpio e impoluto hasta el convento de la Merced de Baza (una distancia de unos tres kilómetros aproximadamente) en donde se custodia la sagrada imagen de la Virgen de la Piedad, éste tendrá todo el derecho legítimo para llevarse esta sagrada imagen a la ciudad de Guadix.

Autores: Juan Antonio Díaz Sánchez y María Castaño Jiménez

Bibliografía

CASTAÑO JIMÉNEZ, M. y DÍAZ SÁNCHEZ, J. A., “Aproximación a la historia de la Virgen de la Piedad de fray Juan Barroso”, Boletín del Centro de Estudios “Pedro Suárez”. Estudios sobre las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, 25, Guadix, (2012), pp. 177-208.

CASTAÑO JIMÉNEZ, M. y DÍAZ SÁNCHEZ, J. A., “Los milagros realizados por la Virgen de la Piedad de Baza en la villa de Caniles durante la Edad Moderna. Un estudio antropológico e histórico”, Péndulo. Papeles de Bastitania, 15, Baza, (2014), pp. 401-414.

CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “El culto a la Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza (s. XVI-XVIII): Una visión histórica de su origen y evolución”, Péndulo, revista miscelánea de difusión cultural, Baza, (2004), pp. 9-32.

GALLEGO MORALES, Sebastián M., La Feria de Septiembre en Baza. Cien años de fiesta, Baza, 2006.

MAGAÑA VISBAL, Luis, Baza Histórica, Granada, Ed. Imprenta Provincial (Excma. Diputación Provincial de Granada), Colección: Biblioteca de Ensayo, 1996, pp. 241-349, edición de Javier CASTILLO FERNÁNDEZ.