En la historia de la comunidad andaluza son miles los individuos relevantes que merecen una biografía, por breve o apresurada que ésta sea. Y entre ellos, habría que priorizar a los grandes personajes que protagonizaron la evolución política y social de los siglos XVI, XVII y XVIII, muchos de ellos nobles de sangre de antigua estirpe; advenedizos de oscuro origen otros tantos. Hasta que no dispongamos de una completa nómina de estos corregidores, gobernadores, consejeros de la polisinodia, regidores, títulos nobiliarios, señores de vasallos…, no podremos empezar a comprender adecuadamente cómo fue nuestro pasado, ya que evidentemente fueron ellos los protagonistas más destacados de la evolución política, cultural, social y económica de la región.

Uno de estos individuos más relevantes de la historia andaluza del siglo XVII fue el primer marqués de los Trujillos, don Antonio Álvarez de Bohorques y Girón, elegido para representar a este sector por ser un personaje de primera fila pero casi olvidado, alguien que desarrolló en mil frentes una  intensa biografía. Y que progresó socialmente desde la mera hidalguía de ámbito comarcal a la condición de noble titulado, extendiendo sus redes de influencia por varias provincias andaluzas, llegando incluso a la Corte. De hecho, con el tiempo se convirtió nada menos que en el brazo derecho en el sur peninsular del poderosísimo Conde Duque de olivares, en opinión del hispanista británico James Casey.

Tal posición de poder le vino por su capacidad de acumulación de cargos, honores y dignidades, muestra evidente de las oportunidades que brindaba la España Imperial a todos aquellos hombres ambiciosos, ricos y dispuestos a todo por alcanzar la cúspide del estamento privilegiado.

El profesor Enrique Soria Mesa, el único autor que ha analizado seriamente la trayectoria vital de don Antonio Álvarez de Bohorques, nos mostró toda su trayectoria política, la cual inicia en 1593 con la posesión de un oficio de caballero veinticuatro de la ciudad de Córdoba, obtenido gracias a la dote de su esposa doña Juana Jiménez de Góngora. El ámbito municipal siempre será de su mayor interés, pues don Antonio acabó por acumular dos regimientos más en Granada y Salamanca.

Su condición de procurador en Cortes por Córdoba le permitió relacionarse directamente con el poder central, obteniendo de inmediato grandes beneficios a cambio de su intermediación en el pago de impuestos por parte de las ciudades andaluzas, sobre todo lo relativo al Servicio de Millones. Como nos desgrana Enrique Soria Mesa, sucesivamente fue gentilhombre de la Cámara de Su Majestad, caballero de Santiago en 1599, en 1603 obtuvo el corregimiento de Guadix, Baza y Almería, pasando el año 1612 a ocupar el de Chinchilla y Villena.

Como corregidor de Guadix hay que destacar la realización (1606) de la magnífica plaza de los Corregidores (hoy de las Palomas de la Paz) en dicha ciudad, obra adornada con una inscripción que rezaba:

“Mandó hacer esta obra siendo corregidor don Antonio Álvarez de Bohorques, caballero del hábito de Santiago, gentilhombre de la Casa Real de Su Majestad don Felipe III, alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad y reino de Granada, veinticuatro de la ciudad de Córdoba

Todos estos cargos se vieron superados al titular, máxima aspiración de todo mortal en la España de aquel tiempo. En 1627 obtuvo el vizcondado de Caparacena, convirtiéndose en 1632 en el primer marqués de los Trujillos por merced regia, título con el que se le conocería en adelante, y que llevarán sus descendientes hasta el día de hoy.

Don Antonio Álvarez de Bohorques fue a la vez un activo comprador de señoríos, haciéndose con el control de importantes localidades en los reinos de Granada y de Jaén. Pagando fuertes sumas al siempre exiguo erario regio, el marqués de los Trujillos se hizo con  las jurisdicciones de los lugares y villas de Bohorques, Caparacena y Cortes, además de Castillo de Locubín, Valdepeñas, los Villares, Cazalilla, Guadahortuna y Albolote.

El origen de todo este poder le venía al personaje por su entorno familiar. Los Bohorques procedían de Villamartín (Sevilla), y de su línea el más sobresaliente personaje, antes de él, fue su padre, el licenciado Alonso Núñez de Bohorques, colegial del Mayor de Cuenca en la Universidad de Salamanca, caballero de Santiago, oidor de la Real Chancillería de Granada y miembro de los Consejos de la Suprema Inquisición y de la Cámara de Castilla. Su esposa, madre del marqués, fue doña Francisca Deza Girón, hija de don Diego Girón, señor de la villa de Cardela y caballero de Santiago, y de doña Isabel Venegas, procedente de los señores de la villa cordobesa de Luque.

Autor: José María García Ríos

Bibliografía

CAMBIEL HERNÁNDEZ, M.E., y ARIAS ROMERO, S.M., “La reconstrucción del Ayuntamiento de Guadix y del Balcón de los Corregidores tras la Guerra Civil”, en Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 26, 2014, pp. 335-360.

SORIA MESA, Enrique, “Burocracia y conversos. La Real Chancillería de Granada en los siglos XVI y XVII” en ARANDA PÉREZ, F.J., (coord.), Letrados, juristas y burócratas en la España Moderna, Cuenca, 2005, pp. 107-144.