El término “Catastro de Ensenada” es usado comúnmente entre los historiadores para definir la averiguación catastral llevada a cabo en las 22 provincias castellanas a mediados del XVIII. Este proceso respondía a una realidad de mayor envergadura, una ambiciosa reforma fiscal promovida en el marco del reformismo borbónico por el Ministro de Hacienda, Don Zenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada. Como ocurre en muchos casos, el llamado Proyecto de la Única Contribución, del que formaba parte el catastro, no pasó de ser eso, un mero proyecto. La idea de establecer una única realidad impositiva sobre todos los vasallos, sin distinción de estado, y acorde a sus posesiones finalmente no llegó a cuajar en la Castilla Moderna.

Aun así las averiguaciones catastrales se realizaron en su momento con sumo cuidado y detalle, generando una masa documental de extraordinario valor historiográfico. De esta manera esta documentación pasa por ser una casi perfecta fotografía de todos y cada uno de los lugares que formaban la Corona Castellana entre abril de 1750 y abril de 1756, entre abril de 1750 y abril de 1756. El Catastro de Ensenada se elaboró en la Corona de Castilla en tiempos de Fernando VI. Se trataba de una averiguación de gran magnitud, ya que se pretendía conocer a todas las personas que la habitaban, sus oficios, rentas, casas y ganado, es decir todos sus bienes, así como sus rentas y cargas. Es decir, conocer, registrar y evaluar todo de todos.

Andalucía no fue ajeno a esta reforma fiscal y el Catastro de Ensenada se realizó en el territorio andaluz entre 1750 y finales de 1754. Con el restablecimiento de las Intendencias de Provincia en octubre de 1749 la actual comunidad autónoma quedo dividida en cuatro Intendencias; Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén. Las tres primeras eran Intendencias de primera clase y la última de segunda. La Intendencia de Sevilla agrupaba las actuales provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva y la Intendencia de Granada agrupaba las actuales provincias de Granada, Málaga y Almeria. Hay que señalar que esta división no se corresponde a la perfección con la actual división provincial, muchas localidades y pueblos pertenecían en el Siglo XVIII a otra Intendencia andaluza e incluso a alguna fuera de Andalucía. Este es el caso de los pueblos de la zona de la Sierra del Segura, en la actualidad pertenecientes en su mayoría a la Provincia de Jaén y que a mediados del Siglo XVIII pertenencia a la Intendencia de Murcia. Así mismo encontramos pueblos hoy andaluces que pertenecían a la Intendencia de La Mancha como Chiclana del Segura, actual provincia de Jaén, o pueblos de la zona norte de Huelva y Sevilla como Cañaveral de León o Arroyomolinos de León o Hinojosa del Duque, provincia actual de Córdoba, que pertenecían a la Intendencia de Extremadura. Hay que señalar también que poblaciones importantes en la actualidad como La Carolina en Jaén, serán fundadas en el siguiente reinado.

Realizada la división territorial de Andalucía se nombra el 2 de diciembre de 1749 a los respectivos Intendentes que se harían cargo de los asuntos del Catastro, de la llamada Única Contribución. En el caso de la Intendencia de Sevilla Ginés Hermosa y Espejo ocupaba el cargo de Intendente de Ejército de Andalucía desde diciembre de 1737 y en 1749 fue confirmado como Intendente de Provincia de Sevilla, donde permanecería hasta marzo de 1752 siendo sustituido entonces por Fernando Valdés y Quirós. Este asturiano había sido nombrado Corregidor de Córdoba en 1747 y en 1749 fue nombrado Intendente de la misma provincia, que como hemos señalado abandonaría en 1752 para ocupar el cargo en Sevilla siendo sustituido al frente de la Intendencia y del catastro en Córdoba por Alberto Claramunt de Suelves y Oriola procedente de la Intendencia de Ávila. La Intendencia de Jaén recayó en Francisco Barona y Rozas, Marqués de Villaytre, en mayo de 1753 fue sustituido por José Joaquín Vereterra y Valdés, que provenía de la Intendencia de Salamanca a donde, por cierto, se dirigió entonces el Marqués. La Intendencia de Granada recayó en Luis Gonzalez Torres Navarra, Marqués de Campoverde, que como caso excepcional en Andalucía estuvo al frente de la Intendencia hasta 1763 y consecuentemente de todo el proceso catastral, no como ocurrirá en las otras donde los cambios de Intendente tendrán consecuencia en el desarrollo de las averiguaciones y en la elaboración de toda la documentación posterior.

Los Intendentes tomaron posesión de su cargo en Andalucía en los primeros dos meses de 1750 salvo el caso de Jaén que no se producirá hasta junio. Una vez incorporados debían, siguiendo las instrucciones de la Real Junta de Única Contribución, máximo organismo catastral, comenzar las averiguaciones en un pueblo, las llamadas operaciones-piloto, que serían enviadas a Madrid para su examen y corrección por parte de dicho organismo y en especial de su miembro el Marqués de Puertonuevo. Las demarcaciones escogidas por los Intendentes fueron: en Sevilla, La Rinconada operación que se realizó en marzo de 1750, en Córdoba, Fernán Núñez operación que se realizó en mayo de 1750, en Granada, Gavia la Grande operación que se realizó en marzo de 1750, siendo la primera operación piloto realizada en las 22 Intendencias castellanas y en Jaén, La Guardia operación que se realizó en diciembre de 1750.

En mayo de 1751 viendo el atraso de determinadas provincias la Real Junta de Única Contribución decide dividirlas en dos departamento quedando uno al frente del Intendente y se nombra para el otro a un Comisionado. En el caso de Andalucía dos provincias sufrieron esa división, Jaén y Córdoba, nombrándose así dos comisionados que debieron realizar, como habían hecho los Intendentes, una operación piloto en su departamento. En Córdoba se nombró como Comisionado a Juan Antonio Pacheco que realizo las primeras averiguaciones en Cabra y para Jaén se nombró a Manuel Velarde Ceballos que realizo las primeras averiguaciones en Carchelejo.

El Catastro se realizó en las Intendencias de Andalucía durante los años posteriores siguiendo la tónica general de las operaciones catastrales, nombramiento de subdelegados, problemáticas diversas, intercambio fluido de correspondencia entre las provincias y la Real Junta de Única Contribución, en algunas provincias como ya se ha señalado con la figura de nuevos Intendentes. Así mismo entrarán en escena en 1751 las Contadurías de Rentas Provinciales para almacenar, copiar y gestionar toda la documentación generada en el proceso. En Andalucía se crearán cuatro contadurías acorde a las cuatro intendencias con la salvedad de la Contaduría de Sevilla que tendrá además 9 delegaciones, una por cada cabeza de partido.

La primera Intendencia andaluza en finalizar las averiguaciones fue Jaén. En julio de 1753 se realizó la última operación en la villa de Escañuela, si bien la última en entrar en la contaduría fue la de Baeza a principios del año siguiente. A esta le siguió Córdoba, y en agosto de 1753 empezó la última operación, Luque, que entraría en la contaduría en febrero del año siguiente. La Intendencia de Granada finalizo con las averiguaciones de Ronda y de la propia capital en abril de 1754 y la Intendencia se Sevilla fue la más retrasada, a finales de 1754 aún no estaba en Contaduría todas las respuestas de las localidades catastradas.

La caída del Ministro Ensenada en julio de 1754, desterrado a Granada, no significó la paralización del proyecto de reforma fiscal. En 1757 se obtuvo incluso el Breve del Papa Benedicto XIV que autorizaba la aplicación de la Única Contribución a los bienes de los eclesiásticos. Pero la muerte en 1757 del Secretario de la Real Junta de Única contribución Bartolomé Sánchez de Valencia y la postración del Rey Fernando VI desde la muerte de la reina Bárbara de Braganza en 1758, hacen que se pase el momento de implantar algo tan transcendental como la Única Contribución. Se volverá a estudiar la reforma en 1760 y en 1770, ya en el reinado de Carlos III, y se abandona definitivamente en 1779, treinta años después del inicio de la averiguación.

Durante cientos de años los documentos catastrales se conservaron en los Archivos Históricos Provinciales. En el caso de Andalucía las desavenencias del paso del tiempo, las guerras, etcétera, han hecho que hayan desaparecido las respuestas que se custodiaban en los archivos de Sevilla, Huelva, Cádiz y Málaga; si bien el Archivo General de Simancas custodia la copia compulsada completa de las contestaciones desde principio del siglo XIX. Aunque no se llegó a implantar la reforma fiscal el catastro nos ofrece la más completa radiografía de la Corona de Castilla a finales del Antiguo Régimen y por ende de Andalucía. Durante los últimos años han sido muy numerosos los estudios que utilizando la fuente catastral han analizado la población, las ciudades, la economía o la agricultura entre otros.

Autora: Laura Borragán Fernández

Bibliografía

CAMARERO BULLÓN, Concepción; FERRER RODRIGUEZ, Amparo; GÁMEZ NAVARRO, Juan, “El proceso de elaboración del Catastro de Ensenada en el Reino de Jaén” En CT: Catastro, Nº 43, 2001, págs. 93-136

DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio, La Sevilla de las Luces: con las respuestas y estados generales del catastro de Ensenada, Sevilla, Comisaría de la ciudad de Sevilla para 1992, 1991.

VV.AA., El catastro de Ensenada: magna averiguación fiscal para alivio de los vasallos y mejor conocimiento de los reinos: 1749-1756, Madrid, Ministerio de Hacienda, Centro de Publicaciones y Documentación, 2006

Colección Alcabala Del Viento, transcripción de las Respuestas Generales y estudio introductorio por varios autores, Ministerio de Hacienda.