Carlos Bazzoni fue vice-cónsul imperial y comerciante al por mayor en Cádiz. La llegada a Cádiz de Bazzoni, natural de Galliate, en la provincia y obispado de Novara, dependiente del Reino de Cerdeña desde 1735, no puede fecharse con certeza. La primera huella que deja Bazzoni en los protocolos notariales gaditanos es del 11 de febrero del año 1784, cuando el ciudadano de la República de Ragusa, Miguel Taliarani, capitán del paquebot raguseo nombrado La Verdad, otorga poder a Bazzoni con el fin de cobrar y percibir cualquier cantidad de dinero que le corresponda de la resolución de un pleito que Taliarani tiene abierto con la Real Hacienda. No está claro cuando se produjo el nombramiento de Bazzoni como vice-cónsul imperial, toscano y raguseo, cargos que compartió con el comerciante veneciano-milanés Pablo Greppi, que fue nombrado cónsul de dichos países en Cádiz en 1775, 1781 y 1782 respectivamente. La primera conexión entre Greppi y Bazzoni aparece reflejada en los protocolos notariales de Cádiz en 1786, cuando Bazzoni asistió como testigo al otorgamiento de un poder por parte de Greppi a su intermediario en Viena, Giuseppe Antonio Segalla, autorizándole a la firma del contrato con la Corte Imperial en el que se hacía cargo del suministro de azogue de la mina de Idria en Carniola (Eslovenia) a la Corte española, suministro que debía canalizarse a través de los puertos de Trieste y de Cádiz. Lo cierto es que Bazzoni era ya vice-cónsul imperial en marzo del año siguiente, cuando firmó una hipoteca por valor de 3.500 pesos fuertes a 170 cuartos contra el capitán escocés-imperial, Jacome Campbell, quien llegando a Cádiz procedente de la isla de Mauricio estaba a punto de partir hacia Liorna. La relación entre Bazzoni y Pablo Greppi era estrecha y no se limitaba al ámbito institucional. Así, Bazzoni pidió en su primer testamento, otorgado el 18 de junio de 1795, “con todo encarecimiento” a su “favorecedor” Greppi que éste dedicara tanta protección a su familia como a él mismo en caso de su fallecimiento. Bazzoni expresó los mismos sentimientos con Giuseppe Marliani, socio comercial de Greppi, cuando Greppi ya llevaba ausente del puerto gaditano algunos años. En 1803, Bazzoni fue nombrado cónsul de la República de Ragusa en sustitución del fallecido Pablo Greppi, quien había mantenido formalmente los puestos consulares tras su salida de Cádiz en 1791. Dos años más tarde obtuvo la confirmación del nombramiento como cónsul imperial en Barcelona, aunque siguió viviendo y comerciando desde Cádiz. Actuando como cónsul ragusano, Bazzoni nombró a un vicecónsul de dicha nación en Gibraltar. Como comerciante Bazzoni manejó importantes negocios. En 1812, otorgó poder a Juan Antonio Uriarte, del Comercio de Lima, para que cobrara la suma de dos riesgos marítimos que Juan Vivas debía a Bazzoni. Aunque el éxito de los negocios de Bazzoni parece obvio, un año antes había dirigido una petición al Consejo de Regencia con el fin de verse eximido del pago de la cuota de un empréstito forzoso. En dicha petición, que fue rechazada por parte del Consejo, Bazzoni exhibió de que no tenía casa abierta desde hacía algunos años y que su única actividad era consignar dos o tres buques procedentes de Malta para unos amigos.

A principios de 1789, Bazzoni se casó con Isabel Simó, disponiendo de un capital de entre 13.000 y 14.000 pesos aproximadamente, de los que 8.000 eran en plata. Bazzoni y Simó tuvieron a varias hijas, de las que solamente María Teresa Bazzoni Simó llegaría a la edad adulta, casándose con el general de brigada Juan Antonio Bazzute. Según el primer testamento, Isabel Simó pasaría a ser albacea y heredera junto con sus dos hijas, lo que no se cumplió a causa de la muerte de Isabel Simó en 1815, antes que el propio Bazzoni. Ya dos años antes Carlos Bazzoni había cambiado los términos del testamento al otorgar un poder testamentario en el que volvió a nombrar a Isabel Simó junto a su hija María Teresa, la única superviviente de sus hijos, como albacea y heredera universal en el caso de fallecimiento de Isabel Simó. Carlo Bazzoni murió en Cádiz en 1819.

Autor: Klemens Kaps

Bibliografía