Cronista y dramaturga, reconocida en su época como “la musa sevillana” y hoy, junto a Mª Rosa Gálvez, como una de las dramaturgas mas notables de la época moderna. Frente al apelativo de “aficionada” que se daba a las mujeres que se dedicaban a las letras, la crítica la considera en la actualidad una escritora de oficio, destacándose su capacidad para introducirse y manejarse hábilmente por los circuitos de impresión y representación de la cultura barroca. Así lo subraya su principal estudiosa, Lola Luna, quien catalogó e hizo una labor crítica sobre su obra. Sin duda, Ana Caro fue una de las primeras escritoras de oficio andaluzas, puesto que hizo de la escritura su profesión y su medio de vida, y gozó de fama y reconocimiento en su época no sólo entre sus colegas escritores, hombres y mujeres, sino también de autoridades e instituciones que le hicieron encargos de obras con motivo de festejos y conmemoraciones. Su obra y condición de autora literaria fue reseñada, ya en el siglo XVII, en los Anales eclesiásticos y seculares de la ciudad de Sevilla (1671) del historiador sevillano Ortiz de Zúñiga y en la Bibliotheca Hispano sive Hispanorum (1677) de Nicolás Antonio. Como destacó su biógrafa, Ana Caro se situó en la encrucijada de dos de los géneros con más poder de convocatoria de la España Barroca: el teatro y la Relación. Como dramaturga sus obras se representaron en Sevilla, Madrid y otras ciudades con éxito de público, en una época en que el teatro proporcionaba fama y popularidad. Entre las que han llegado hasta nosotros están dos comedias, El conde Partinuplés, publicada en 1653 en el Laurel de comedias de diferentes autores de Diego de Balbuena y Valor, agravio y mujer, sin fecha concreta de publicación. Las dos, con una estructura en tres actos y verso polimétrico, siguen la forma de la comedia barroca y contienen sus habituales elementos escenográficos. También sus preferencias temáticas en las que las aventuras y desventuras del amor y del honor sitúan a las mujeres en el centro del desarrollo. Sus protagonistas femeninas, representan a mujeres fuertes, que toman decisiones por su cuenta dispuestas a recuperar su amor o su honor. En Valor, agravio y mujer, Leonor, no dudará en disfrazarse de hombre para defender su honor, aunque este, representado de acuerdo con la moral de su tiempo, sea el honor-honra que la sociedad patriarcal deposita en las mujeres, aunque adjudica a los hombres. Aparte de su condición de autora de teatro, la crítica destaca hoy especialmente su labor pionera como autora de relaciones y cronista de los acontecimientos de su tiempo, singulares, costumbristas, conmemorativos y celebrativos, actividad “periodística” para la que también recibió encargos. Como género, en estas relaciones, que constituyen parte esencial de la cultura barroca, una de las primeras culturas de masas, los poderes, seculares y eclesiásticos, buscan el efecto propagandístico del arte y la literatura, pudiendo reconocerse en ellas los primeros atisbos de formación de lo que conocemos como opinión pública. En las relaciones de sucesos de Ana Caro se celebraba la expansión territorial del Imperio español, el poder monárquico y sus fastos, participando también las mismas de la común exaltación de la fe católica, la lucha contra el hereje y el culto a los santos como parte de la misma política. De este tenor es la primera que se le adjudica, publicada en 1628 sobre las fiestas en honor a los mártires en Japón (Relación en que se da cuenta de las grandísimas fiestas que en el convento de N.P.S Francisco de la ciudad de Sevilla se han hecho a los santos mártires del Japón). De la década de los 30 son un romance (Grandiosa victoria del general de Ceuta sobre los moros de Tetuán), de 1633, la Relación de la fiesta y octava celebrada en la parroquia de San Miguel de Sevilla en desagravio por los sucesos de Flandes (ocupación de Tillemont de Flandes por tropas francesas) de 1635 y una obra Contexto de las reales fiestas que se hicieron en el Palacio del Buen Retiro (Madrid, 1637), celebradas con ocasión de la coronación de Fernando III, rey de Hungría.  Dos años después, con motivo de la celebración de las fiestas del Corpus Christi en Sevilla, compone y publica una Loa sacramental en cuatro lenguas, en la que cuatro personajes –un portugués, un francés, un morisco y un negro- elogian a la ciudad del Guadalquivir y a sus autoridades. Desde finales de la década de los 20 su actividad como cronista es constante hasta mediada la centuria. Aunque no se sepa a ciencia cierta si esta fue toda su producción, estas relaciones sitúan a Ana Caro entre los propagandistas de la monarquía de Felipe IV y en línea con la política del Conde-Duque a cuyo círculo de amistades estaba próxima. También estará presente en las Academias literarias de su tiempo –la madrileña y la sevillana- y en las redes de relación personal y profesional de otros escritores de la época como la novelista María de Zayas. Ana Caro se movió en los círculos políticos, cortesanos y literarios de su época, lo que le valió la participación en justas literarias y fiestas conmemorativas que reunían a escritores destacados y famosos, pero también tuvo una relación comercial constante con instituciones que pagaron su trabajo, así, por ejemplo, el cabildo sevillano le encargó autos sacramentales para las fiestas del Corpus sucesivamente entre 1641 y 1645.

Su actividad profesional nos muestra a una mujer que contradice con su actividad como profesional de la escritura los roles sociales impuestos a las mujeres, propios, por otra parte, de una sociedad y unos valores que ella misma parece defender. Las incógnitas que se extienden sobre su origen, familia, formación y trayectoria vital no ayudan a un acercamiento mayor a su pensamiento. No obstante, para Lola Luna, fue una feminista “avant la lettre” que puso en práctica el derecho a la cultura y a un oficio algo que entonces se consideraba masculino.

Autora: María José de la Pascua Sánchez

Bibliografía

HORMIGÓN, J. A. (dir.), Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-1994). Madrid, publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España, 1996.

LUNA RODRÍGUEZ, Lola, “Ana Caro, una escritora de oficio” en Leyendo como mujer la imagen de la Mujer. Barcelona-Sevilla, Anthropos-Instituto Andaluz de la Mujer, Junta de Andalucía, 1996, pp. 138-157.

LUNA RODRÍGUEZ, Lola, “Dos escritoras para la historia: Valentina Pinelo y Ana Caro”, Breve historia feminista de la literatura española, Barcelona, Anthropos, 1995, tomo IV, pp. 243-279.

MARMOLEJO, Mª I.; “Ana Caro Mallen de Soto”, en MARTÍNEZ, C.; PASTOR, R. DE LA PASCUA SÁNCHEZ, Mª J. (dirs.), Mujeres en la Historia de España. Enciclopedia biográfica. Barcelona, Planeta, 2000, pp. 228-231.