El descubrimiento de América sin duda alguna constituyó un hito en la historia de Andalucía en general y de Sevilla en particular. Convertida desde el primer momento en puerto y puerta del Atlántico, la ciudad albergó a numerosos personajes y de lo más variopinto atraído por las noticias sobre la prosperidad de del Nuevo Mundo. Artesanos, misioneros, gente del mar, emigrantes y sobre todo mercaderes se establecieron en Sevilla como punto de acceso a la aventura americana.

Muchos de estos grupos de individuos han sido estudiados en profundidad pero sin duda alguna por su impacto en el terreno político-económico han sido los mercaderes los que han suscitado un mayor interés. Y es que durante el primer cuarto del siglo XVI las principales firmas comerciales europeas trasladaron a sus agentes al sur de la península ibérica para desde allí controlar los negocios atlánticos. La capital hispalense se convirtió en una metrópolis internacional donde en palabras de Diego Cuelbis “tienen su trato todas las naciones alemanes, flamencos, franceses e italianos”.

Multitud de historiadores relevantes han dedicado su carrera académica al estudio de algunas de estas naciones de mercaderes. En concreto podemos citar los análisis clásicos de la nación genovesa de Ruth Pike o Enrique Otte junto con otros más actuales de Manuel Herrero o Carlos Álvarez Nogal. Igualmente destacable son los estudios de mercaderes flamencos por Ana Crespo o John Everaert. Otras comunidades como la burgalesa, la valenciana, la francesa han recibido menor atención pero aún así son varios los títulos con los que contamos para tener una foto fidedigna del grupo mercantil.

Contrasta con lo anteriormente expuesto el escaso número de estudios dedicados a otras comunidades mercantiles que, si bien en número no eran tan relevantes si lo eran en cuanto al monto de sus negocios. Los ingleses y sobre todo los alemanes han pasado bastante más desapercibidos por parte de la historiografía en lengua castellana. Existen estudios detallados sobre la red mercantil germánica pero casi todos ellos publicados en alemán. Con excepción del análisis y recopilación de datos de Juan Friede para la compañía Welser y los estudios de Hermann Kellenbenz sobre los Fugger no es posible encontrar monográficos dedicados a la descripción de las actividades económicas de la red de agentes alemanes en la Península Ibérica durante la Edad Moderna.

Y es que las casas alemanas de los Fugger y los Welser contaron con un apoyo incomparable por parte de la Corona española. La alianza de ambas con Carlos I data de sus tiempos de juventud cuando con sólo diecinueve años fue coronado emperador gracias al apoyo logístico y financiero de los banqueros alemanes. Cuando el joven Carlos regresó a Castilla convertido en emperador los agentes de los Fugger y los Welser que ya se encontraban asentados en la península ibérica negociaron condiciones privilegiadas para sus respectivas compañías. Los Fugger mostraron interés por la minería y consiguieron la concesión real para la explotación en exclusiva de las minas de mercurio en Almadén de la Plata. Mientras que los Welser se enrolaron en una aventura ultramarina cuando en 1528 sus agentes Enrique Ehinger y Jerónimo Sayler firmaron con el emperador la capitulación para el descubrimiento y conquista de la provincia de Venezuela (véase los límites de dicho territorio en el mapa adjunto).

Los mismos Ehinger y Sayler juntos con muchos de sus factores más destacados como Jorge de Espira, Nicolao de Federman, Ambrosio Dalfinger o Jorge de Ehinger (hermano de Enrique) pasaron por Sevilla ocasiones y firmaron multitud de contratos para el apresto de la armada que llevarían hasta Venezuela. La mayoría de estos contratos pueden consultarse en el Archivo de Protocolos Notariales de la ciudad. Sin embargo, el documento de capitulación firmado por los agentes de los Welser es de un valor histórico inestimable puesto que por primera vez es una compañía la que recibe el privilegio de poblar una región en el Nuevo Mundo. Además entre sus cláusulas se incluye la capacidad de la compañía para nombrar a los gobernadores, capitanes generales y alcaides de fortaleza circunstancia que aprovecharía para designar a sus agentes. Por primera vez en la historia un cargo político servía de forma directa a los intereses de una compañía mercantil extranjera. Este hecho es patente cuando los agentes de los Welser emprenden multitud de expediciones para la búsqueda de recursos susceptibles de explotación económica en Europa.

Estamos pues ante grupos mercantiles con orígenes e influencias similares pero que desarrollaron estrategias muy diversas. Mientras que los Fugger se centraron en el sector financiero y consolidaron sus intereses en la minería del mercurio los Welser se implicaron en negocios más arriesgados. Los resultados también fueron desiguales puesto que los Fugger se mantuvieron al frente de las minas de Almadén desde 1525 hasta 1645 consiguiendo gestionarlas de manera eficiente. A los Welser, sin embargo, la aventura venezolana no les fue rentable. De hecho tras una serie de expediciones infructuosas abandonaron la gobernación en 1546 tan sólo diez y ocho años después de la firma de la capitulación. La compañía Welser no obstante continuó manteniendo sus intereses comerciales en la Península Ibérica pero su relación con la Corona entró en declive.

La llegada al trono de Felipe II y concretamente la declaración de bancarrota afectó muy negativamente los negocios alemanes. Ambas casas registraron resultados muy negativos y fueron sustituidas por genoveses como banqueros de la Corona.

Autor: Montserrat Cachero Vinuesa

Bibliografía

KELLENBENZ, Hermann, Los Fugger en España y Portugal hasta 1560, Salamanca, Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 2002.

FRIEDE, Juan,  Los Welser en la conquista de Venezuela, Ediciones EDIME, Caracas, 1961.

FRIEDE, Juan, Vida y viajes de Nicolás Federman, Ediciones Librería Buchholz, Bogotá, 1960.

PIKE, Ruth, Enterprise and adventure. The Genoese in Seville and the opening of the New World, Cornell University Press, Ithaca, New York, 1966.