La Abadía del Sacromonte es un complejo religioso también conocido como Colegiata de San Cecilio levantado a partir del siglo XVII con motivo de los hallazgos martiriales producidos a finales del s.XVI. Está formado por el Seminario decimonónico, el Colegio Nuevo, la Casa Abacial, la Colegiata de San Cecilio, la iglesia de la Asunción y las Santas Cuevas. Constituye un referente del Barroco no tanto por la relevancia de su arquitectura sino por su valor histórico y simbólico al representar el triunfo de la contrarreforma y ser el núcleo doctrinal de la ciudad.

La abadía fue erigida en el cerro de Valparaiso debido a la aparición diversos elementos. En primer lugar restos óseos adscribibles a mártires cristianos; en segundo lugar los libros plúmbeos en los que se señalaba que los restos óseos pertenecía, entre otros, a los siguientes mártires: San Cecilio, San Tesifón y San Hiscio. Con ello se planteaba un intento de sincretismo entre la cultura árabe y la cristiana y además se presentaba la ciudad como una de las primeras sedes de la Iglesia en España. El largo proceso de autenticación de los libros que duró cinco años y su posterior declaración como documentos heterodoxos en 1682 no fueron en detrimento de la peregrinación y visita del espacio que hace que la abadía se convierta en un centro ritual y pietista de primer orden.

Por orden del arzobispo don Pedro de Castro en 1598 empieza a configurarse un complejo abacial que se inicia con la creación de una casa de capellanes para custodiar las cuevas. A este edificio seguirá la construcción de una colegiata para veinte canónigos y un colegio mayor destinado al estudio eclesiástico y al derecho.

A principios del s. XVIII se desarrolla una nueva etapa reactivando las intervenciones en el complejo por iniciativa del arzobispo don Martín de Azcargorta que promueve nuevos programas ornamentales en las capillas-cuevas, junto a la creación de un nuevo colegio a la izquierda de la casa abacial y la portada de la explanada del recinto. De este modo el complejo queda formado por la Abadía, el Seminario y el Colegio Nuevo.

El siglo XIX y los cambios que se producen a nivel histórico, fundamentalmente las desamortizaciones y la supresión de las colegiatas por el Concordado de la Santa Sede en 1852, se caracteriza por la decadencia de la Abadía que, a partir de 1987, parece recuperarse gracias a un programa de restauración ejecutado no sin tener que hacer frente a importantes problemas como el incendio de la cubierta del seminario en el año 2000 tras ser restaurada.

Aunque en la actualidad el acceso se puede realizar por dos vías. Desde el siglo XVI el principal acceso se realiza desde la ciudad y constituye un Vía Crucis del que aún se conservan elementos -cuatro cruces- pues la vía se llena de multitud de cruces levantadas por gremios, particulares, instituciones o municipios. Fue realizado en 1633 y se inicia en la Cuesta del Chapiz, pasa por la ermita del Santo Sepulcro y finaliza en la Abadía creando un espacio de peregrinación que se denominó Sacromonte a imitación del Sacromonte de Varallo.

La abadía se asienta en un aterrazamiento al que se accede mediante un arco triunfal conocido como pórtico de la explanada levantado en ladrillo con tres arcos, siendo el central más alto y ancho que los laterales. Fue construido en el s. XVIII y presenta como característica ornamental la disposición del fundador en la parte superior del vano central.

Hacia el Este se dispone el núcleo principal compuesto por la casa abacial, la iglesia de la Asunción, la casa de capellanes y las Santas Cuevas. La primera obra que se inicia se realiza en las Santas Cuevas entre 1595 y 1598 bajo la dirección de Ambrosio de Vico. El objetivo era dar unidad y proteger las cuevas en las que se habían encontrado los restos óseos. Con este objetivo se levanta un muro de ladrillo y se crea un espacio finalizado con una cúpula con remate de linterna realizado a finales del s. XVII y principios del s. XVIII, todo ello cerrado con un muro de ladrillo almenado. En su interior destaca un retablo con obras de Raxis y una serie de objetos devocionales. A sus espaldas se sitúa el cementerio de la abadía presidido por una imagen de la Purísima obra de Pablo de Rojas.

Posteriormente se levanta la casa abacial, por mandato del arzobispado de nuevo a Ambrosio de Vico quien configura un espacio en el que integra el clasicismo formal con la técnica mudejar. Presenta una fachada sencilla resuelta mediante una composición rítmica que divide los tres cuerpo con una severa línea de impostas que también se utiliza para separar los vanos siendo semicirculares el resto de bóvedas. Entre ellos destacan los balcones con sobradillos.

La iglesia, también fue trazada por Ambrosio de Vico y está dedicada a la Virgen de la Asunción, se terminó en 1614 pero queda fagocitada por un proyecto mas ambicioso firmado por el arquitecto jesuita Pedro Sánchez. Muestra una planta rectangular con cúpula deprimida tanto en el crucero como como a los pies de la iglesia. Destaca en ella el retablo del altar mayor realizado en el s. XVIII por Blas Antonio Moreno y esculturas como el Crucificados del Consuelo de Risueño o los lienzos de Pedo de Raxis. El proyecto de ampliación preveía la realización de un edificio con una tipología que, a la manera de los hospitales reales presenta cuatro patios (de procesiones, de canónigos, de capellanes y de servicios) y una gran iglesia de planta basílica que formalmente deviene de la experiencia escurialense y de la arquitectura jesuita. Sin embargo, debido al traslado del arzobispo a Sevilla y su posterior muerte en 1623, sólo se construye el primer patio. Este se plantea como claustro cuadrado y peristilo con ocho columnas toscanas en cada lado sobre las que descansan arcos de medio punto que presentan en sus enjutas los escudos del arzobispo Castro y la estrella de Salomón como emblema de la Abadía.

Hacia el Norte y a la izquierda del triple arco de entrada se dispone el Colegio Nuevo, construido entre 1711 y mediados del s. XVIII. Es también una estructura de ladrillo en la que resalta el trabajo latericio en los vanos y balcones cubiertos por sobradillos. En la parte trasera se levantó en el s. XIX el Colegio Universitario y de Bachillerato en el que destaca la amplia escalera de comunicación con el Colegio Nuevo.

En definitiva la Abadía, situada a las afueras de la ciudad de Granada, en el cerro de Valparaiso, constituye un centro de gran interés para conocer la historia de Granada en la Edad Moderna y presenta un patrimonio mueble y documental tremendamente rico.

Autora: Julia García González

Bibliografía

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